Trump, 100 días sin control de daños dentro de la Casa Blanca
El presidente de EEUU constata la falta de frenos en su poder mientras ya sueña con repetir un tercer mandato, aunque la Constitución lo prohíbe
WashingtonLos primeros cien días del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca son la constatación de la falta de frenos y contrapoderes ante el nuevo presidente de Estados Unidos. Al republicano le han bastado cien días para tambalear los cimientos de una democracia con más de 200 años de historia, los mercados globales y el sistema internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Trump ha dejado clara su voluntad de transformar radicalmente Estados Unidos mientras empuja al país a una dimensión desconocida con la detención de una jueza, la persecución ideológica en las universidades, la deportación de personas sin respetar las garantías judiciales y la guerra abierta en el poder judicial. Todo esto ha sido posible ahora gracias a los lealistas de los que se ha rodeado el presidente.
A diferencia de los primeros cien días del primer mandato, en el que Trump no pudo desplegar todo su potencial como agente del caos, esta vez se sienta en el Despacho Oval sin ningún "control de daños", afirma el profesor de historia contemporánea de la Universidad de Carolina del Norte Benjamin Waterhouse. Argumenta que, durante los primeros cuatro años de presidente, "todavía había un círculo interno que intentaba pararle los pies y que era crítico". "También era un círculo interno de gente con experiencia dentro de la administración. Lo que tiene ahora son personas que no son miembros tradicionales del Partido Republicano. Son gente de Trump", dice el experto. Y añade: "La relación entre experiencia y lealtad ha ido en dirección opuesta a la que normalmente se da en otras administraciones presidenciales".
En la comparativa entre los dos inicios de mandato, Waterhouse destaca que el elemento crucial ha sido esta falta de oposición interna que ha permitido que Trump tomara acciones tan radicales como dinamitar el libre comercio sobre el que Estados Unidos ha fundamentado su riqueza. Que cien días después de llegar a la Casa Blanca el único tope que ha hecho retroceder a Trump hayan sido los mercados es un síntoma de la "fragilidad" del sistema democrático estadounidense.
No han sido las manifestaciones, ni las críticas, ni los recursos legales los que han ralentizado la agenda del presidente, sino los rendimientos de los bonos del Tesoro y los ejecutivos de grandes superficies. La semana pasada Trump rebajaba el tono con China y anunciaba una futura reducción de los impuestos tras una reunión con altos ejecutivos de Target y Walmart, en la que le advirtieron de las consecuencias de los aranceles del 145% a los productos importados de Pekín.
"Trump ha puesto en evidencia lo que hemos aprendido en los últimos diez años: la integridad del sistema político norteamericano depende de la voluntad de la gente por defenderlo, no tiene una fuerza interna propia", señala Waterhouse ante esta falta de contrapoderes desde dentro del ejecutivo y el Congreso, donde los republicanos tienen la mayoría. que estamos viendo con Trump no tiene precedentes", insiste el analista. Estados Unidos asiste a los cien días de Trump sin ser aún capaces de discernir si su presidente ya ha cruzado todas las líneas rojas del sistema democrático. "No sabemos aún cómo se ve la caída del sistema constitucional americano. estamos viendo que Trump ya ha atravesado muchas líneas que suponen una señal de alarma, pero se hace difícil decir cuál será el punto de inflexión", razona el profesor.
El traslado de una corte a la Casa Blanca que apenas se atreve a contradecir al nuevo líder se ha traducido también en un Trump. la sentencia de la inmunidad presidencial que emitió el Tribunal Supremo el pasado verano. Al igual que hizo en su discurso ante el Congreso, donde celebró el implacable avance de su agenda, ahora Trump ve el hito de los cien días como una muestra más del poder absoluto al que aspira. "Yo dirijo el país y el mundo", dijo el presidente a la revista The Atlantic en una reciente entrevista.
Bajada de popularidad
Sobre sus primeros cien días, comentó en Time: "Creo que lo que estoy haciendo es exactamente lo que he defendido durante mi campaña". La sensación de no tener límites ha permitido que Trump ya fantasee abiertamente sobre la posibilidad de presentarse a un tercer mandato pese a que la Constitución lo prohíbe. La semana pasada su tienda oficial ya puso a la venta un nuevo gorro bajo el lema "Trump 2028".
La falta de guardarraíles no sólo se ha traducido en acciones ejecutivas que ya están provocando una crisis constitucional, sino también en medidas que están hundiendo la popularidad del presidente. Trump tiene previsto este martes celebrar sus cien días de mandato en un acto en Michigan, en el norte de Detroit. Al igual que el discurso que ofreció ante las dos cámaras del Congreso, se espera que la comparecencia de hoy se parezca más a un acto de campaña que a una aparición presidencial.
Los primeros cien días de Trump también han sido suficientes para provocar el desengaño de muchos de los que votaron por él el 5 de noviembre. Muchos votantes que decidieron apostar de nuevo por el republicano pensando que mejoraría la economía se encuentran ahora con la posibilidad de una recesión y la sensación de que su situación económica ha empeorado. Una nueva encuesta de la CNN mostraba este lunes cómo el 59% de los estadounidenses considera que Trump ha empeorado la economía desde que llegó a la presidencia. En total, 6 de cada 10 encuestados ya aseguran que su vida se ha encarecido y sólo un 12% cree que las políticas del republicano ayudarán a bajar los precios. Asimismo, un 69% de los ciudadanos ya ven posible que se produzca una recesión económica en este primer año.