En un acto organizado por donantes de Donald Trump, el multimillonario Elon Musk prometió el sábado que daría un millón de dólares todos los días hasta las elecciones del 5 de noviembre; todos los días a una persona de las que hayan firmado su petición online en apoyo de la Constitución de Estados Unidos. Allí mismo entregó un cheque de 1 millón de dólares a uno de los asistentes durante un acto en Pensilvania, estado clave de estas elecciones, organizado por America PAC, una organización que recauda dinero para la campaña de Trump. El ganador fue un hombre llamado John Dreher que se asombró de su buena suerte. Sin embargo, desde el primer momento surgieron voces críticas que consideran el movimiento como un último intento de Musk de influir en el voto. El propio gobernador de Pensilvania, el demócrata Josh Shapiro, ha pedido a las fuerzas del orden que echen "un vistazo" a la legalidad de estos pagos.
Trump sigue subiendo a las encuestas y supera a Harris en algunos estados clave
Los candidatos apuran las opciones en los condados considerados decisivos en unos comicios que pueden ser los más ajustados en dos décadas
BarcelonaLa distancia a las encuestas entre Kamala Harris y Donald Trump se ha reducido en los últimos días, si se hace caso de las estimaciones de voto difundidas este viernes por la CNN, el New York Times, The Economist y ABC News. A 20 de octubre, la media de los principales termómetros electorales daba a la vicepresidenta Harris el 49,2% de los sufragios y al expresidente Trump un 48,3%.
En su última prospectiva, el New York Times muestra un empate al 48% en lo que se refiere al voto popular. A principios de mes, el mismo rotativo indicaba tres puntos de diferencia a favor de Harris. El diario sólo identificaba una buena noticia para el aspirante demócrata. Harris cuenta con una ventaja de 10 puntos entre quienes aún no han decidido el sentido de su voto.
Hasta este viernes, han ejercido su voto el 20% de los ciudadanos registrados (161,4 millones), de acuerdo con datos del Electoral Lab de la Universidad de Florida. En total, se han pronunciado 32 millones de electores: 15 millones presencialmente y 17 por correo.
La encuesta difundida por la CNN también indica un empate en voto popular al 47%. Pero se trata de un sondeo telefónico, llevado a cabo entre el 20 y el 23 de octubre en 1.704 de los votantes registrados (sólo un 0,001% de los 161,4 millones) y con un margen de error de entre 3,1 y 3,2 puntos.
Los datos de ABC News ofrecen una visión más detallada, en tanto que desglosan los datos para cada uno de los siete estados claves. En dos –Wisconsin y Michigan– mantiene una ligera ventaja a la vicepresidenta Harris, con un 0,2% y un 0,7%, respectivamente; mientras que en cuatro es el expresidente quien se sitúa por delante: en Arizona, con un 2%; en Georgia, con un 1,5%; en Carolina del Norte, con un 1,2%, y en Pensilvania, con un 0,3%. En el estado de Nevada existe un empate al 43,7%. En cuanto al voto popular, los datos de la cadena se alejaban tanto de los de la CNN como de los del New York Times y otorgaban dos puntos de diferencia para Harris: 48% a 46%.
Por su parte, el semanario The Economist muestra el paisaje más oscuro para la vicepresidenta: desde el 19 de octubre hasta este viernes, las posibilidades de victoria de uno u otro candidato se han dado la vuelta. Trump tiene ahora un 53 sobre 100 de posibilidades mientras que Kamala Harris se queda en 47 de cada 100.
Techo de voto
La conclusión es que a falta de nueve días, Donald Trump sigue ganando terreno. La distancia se ha acortado después de un verano en el que la vicepresidenta –que empezó por detrás en las encuestas– había logrado superar al republicano, aunque nunca por encima de ambos puntos, lo que supone un empate técnico. La candidata no retrocede, pero Trump ha subido en varios estados clave y, de acuerdo con los datos de ABC News, incluso la supera en cuatro.
"Por algún motivo Kamala Harris tiene un techo de voto que no está consiguiendo sobrepasar, y lo que ocurre con Trump es justo lo contrario, que tiene un suelo muy sólido, con un votante que no se cuestiona nada, diga lo que diga el candidato", explicaba hace unos días José Antonio Gurpegui, analista del Instituto Franklin de estudios estadounidenses de la Universidad de Alcalá de Henares. Y partiendo de su base sólida, Trump está logrando sumar más votos con un discurso mucho más negativo que Harris, "basado en el miedo", como recuerda Gurpegui, y convertir a los inmigrantes en la cabeza de turco de todos los males de la sociedad norteamericana, desde la economía hasta la delincuencia y la crisis de los opiáceos. Y le está funcionando.
En cambio, algunas de las bases del voto demócrata no son tan fieles, como demostraba una encuesta anterior a la de este viernes del New York Times y el Siena College, que otorgaba a Harris un apoyo de los votantes latinos bastante inferior a lo que han tenido los últimos tres candidatos de su partido en la Casa Blanca. Pese a que Donald Trump ya demostró que la tesis de que no se puede llegar a la Casa Blanca sin la mayor parte del voto latino era falsa, éste es un grupo creciente que todavía se considera decisivo. En la encuesta citada, sólo un 58% de los hispánicos decía que votaría a Harris y un nada despreciable 35% dice que lo haría por Trump. "Los latinos pro-Trump temen que vengan otros inmigrantes que les tomen el trabajo", explicaba Gurpegui. Harris también tiene menos apoyo de lo que se esperaría entre los hombres negros, un segundo grupo de población que también se considera tradicionalmente demócrata. No por casualidad, este jueves el expresidente Barack Obama se unió por primera vez a Harris en un mitin en el estado clave de Georgia.
El voto indeciso es sólo un 4%
Sin embargo, el experto no creía que la debilidad de Kamala Harris en las encuestas se explique por algún grupo étnico o social concreto. De hecho, para evitar repetir los errores de Hillary Clinton en el 2016, Kamala Harris está evitando hacer campaña en base a su condición de mujer o mujer multiétnica. "Harris está haciendo una campaña muy buena; las cosas obvias, como es mujer o pertenece a una minoría, no las está diciendo", y pone el foco en las propuestas, apunta el analista. Pero, aun así, lo que dejan claro las encuestas es que el entusiasmo que despertó su nominación entre los votantes demócratas no ha logrado traspasar al resto de la sociedad. Y éste es el problema, porque para ganar necesita el voto de los indecisos, especialmente de los votantes independientes pero también de los republicanos indecisos.
Se calcula que un 27% de los votantes estadounidenses son independientes –no se declaran ni republicanos ni demócratas–, y en los últimos 44 años sólo dos candidatos han logrado llegar a la Casa Blanca sin tener la mayoría en este grupo de votantes: George Bush hijo, en el 2004, y Barack Obama, en el 2012.
Las encuestas esta vez están codo con codo también en este grupo de independientes, que será más decisivo que nunca, según RCP. Pero Gurpegui añade otro grupo clave: "Habrá que ver cuánto apoyo consigue Harris entre el 35% de republicanos que votaron a Nikki Haley en las primarias del partido en contra de Trump", apunta.
Aún así, el porcentaje de votantes totalmente indecisos, que dicen que irán a votar pero aún no saben a quién, se calcula que es sólo un 4%.
El problema vuelve a ser, como siempre, el sistema electoral de Estados Unidos, que hace que todo el resultado se acabe decidiendo en unos pocos estados, los estados clave o swing states. Esta vez son siete, que muestran un empate aún más ajustado entre ambos candidatos y que darán los votos decisivos para la victoria. Una encuesta de hace diez días en la NPR mostraba que Trump había ganado terreno en los últimos días en los estados clave de Pensilvania, Michigan y Wisconsin, que han pasado de decantarse por Harris a un empate, mientras que Arizona, que parecía atascada , ahora se decanta más por Trump.
En la recta final hasta el 5 de noviembre, ambos candidatos se esforzarán por hacer campaña en estos estados, porque está claro que, sobre todo allí, cada voto que puedan arrebatar puede ser decisivo. Tal como apuntaba hace unos días el profesor David Smith, del United States Studies Centre en ABC, estas pueden ser "las elecciones más ajustadas en dos décadas", tras las que ganó George Bush en el 2000 gracias a 537 votos de diferencia en el estado clave de Florida.