Migración

Dos años del 'modelo Meloni': ¿Por qué cada vez se fijan más gobiernos?

El gobierno italiano presume de haber reducido la llegada de migrantes y se erige como ejemplo para una Europa cada vez más restrictiva

RomaEl presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se ha reunido esta semana en Roma con Giorgia Meloni para conocer de primera mano la política migratoria impulsada por la primera ministra italiana, que ha logrado reducir la llegada de migrantes a las costas del país transalpino desde que llegó al poder en octubre del 2022. “En Italia ha disminuido el número de inmigrantes irregulares un 60% y en mi país ha aumentado un 60%; por tanto, la política migratoria en Italia funciona y en España no”, resumió Feijóo, elogiando la gestión de la líder ultraderechista.

Italia asegura que ha reducido significativamente la llegada de inmigrantes irregulares a través del Mediterráneo entre enero y agosto de 2024 respecto al mismo período del año anterior, cuando las costas italianas vivieron un repunte de las llegadas después de varios años de descenso a causa de la pandemia. Según datos oficiales, 35.725 personas llegaron al país transalpino en el 2024, frente a las más de 94.000 que lo hicieron en el mismo período del año anterior; una cifra en línea con las registradas en 2021 y 2022 cuando al frente del gobierno estaba Mario Draghi.

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Sin embargo, Italia sigue siendo, en el 2024, el país de la Europa mediterránea que recibe a más inmigrantes, por delante de España –con 37.419 llegadas–, y Grecia –con 33.051–, según la Organización Internacional por en las Migraciones.

Reducción por los acuerdos con Túnez y Libia

Los datos del ministerio del Interior italiano del que presume el gobierno de Meloni se enmarcan en una reducción generalizada de las llegadas irregulares a las costas del Mediterráneo en el último año, como recoge el ACNUR, principalmente por el aumento de la represión contra los migrantes tanto en Túnez como en Libia, dos países de origen y tráfico con los que Italia y la Unión Europea han firmado acuerdos para acelerar las devoluciones y financiar la guardia costera que impide la salida de barcazas. Una estrategia que junto con el decreto que dificulta las operaciones de rescate de las ONG en el Mediterráneo y el acuerdo firmado con Albania constituye el ADN de la política migratoria implementada por el gobierno italiano.

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El protocolo entre Roma y Tirana firmado el año pasado es la propuesta estrella de Meloni. Inspirado en la propuesta fallida del ex primer ministro británico Rishi Sunak de deportar a Ruanda a los migrantes sin papeles del Reino Unido, permitirá a Italia utilizar dos zonas de territorio albanés, una en el puerto de Shengjin y otra en el de Gjader, a 20 kilómetros de distancia. En esta última, una antigua base militar utilizada por la CIA en los años 90, Italia está construyendo diversas estructuras en las que procesará las solicitudes de asilo o expulsión de los migrantes rescatados en aguas internacionales por barcos italianos.

La primera estructura tendrá 880 plazas para acoger a los solicitantes de asilo, que sólo podrán estar 28 días. En la segunda, con 144 plazas, esperarán para su repatriación. Y la tercera será una pequeña cárcel con 20 plazas. Los tres centros serán administrados por las autoridades italianas y gestionados por una cooperativa que adjudicó el contrato con una oferta de 133,8 millones de euros. La policía albanesa, por su parte, realizará actividades de vigilancia en el exterior.

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A los inmigrantes se unirán 500 unidades de personal italiano, entre policía, militares, y funcionarios de los ministerios de Justicia y Sanidad. En total, el mantenimiento del Guantánamo italiano, como lo bautizó la oposición, costará a las arcas públicas más de 650 millones de euros durante los cinco años previstos en el acuerdo, según calculó la fundación Openpolis.

Núñez Feijóo no es el único líder político que, últimamente, ha mostrado interés por la gestión del fenómeno migratorio en Italia. También el primer ministro británico, el progresista Keir Starmer, ha sido recibido esta semana por Meloni en un encuentro bilateral en el que han acordado reforzar la cooperación en la lucha contra el tráfico de personas.

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El premier laborista, que asumió el poder el pasado 5 de julio, reconoció estar “muy interesado” en conocer cómo Italia había logrado reducir “drásticamente” la llegada de inmigrantes irregulares a través del Mediterráneo en los últimos dos años. Starmer aludió al “pragmatismo británico” para justificar su visita, muy criticada en Londres. "Cuando asistimos a un desafío con nuestros aliados, hablamos y observamos si sus medidas funcionan", concluyó.