Julian Assange evita, de momento, la extradición a Estados Unidos
El TSJ de Inglaterra da tres semanas a Washington para asegurar que protegerá las garantías procesales favorables al fundador de WikiLeaks
LondresNueva jugada de dados de Julian Assange, que de momento evita la extradición a Estados Unidos. Pero la victoria es muy pequeña. El fundador de WikiLeaks, de 52 años, podría tener la oportunidad de apelar contra su extradición a Estados Unidos si la administración Biden rechaza dar las garantías de que este martes ha pedido el Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales para justificar la posibilidad de revisar el caso. En resumen, los jueces le dan una patada a la pelota y condenan a Assange a seguir esperando, en prisión, pero aún con muchas menos posibilidades de salirse.
La complejidad de la decisión es enorme, de acuerdo con lo que se puede leer en el veredicto final. E implica que, de los nueve cimientos en los que la defensa basaba la solicitud de la nueva apelación, sólo tres se le han concedido. Y, sin embargo, de forma muy condicionada.
En la práctica, los dos magistrados dan ahora tres semanas al gobierno estadounidense para asegurar que Julian Assange no sería condenado a muerte en caso de ser considerado culpable; que podría beneficiarse de la Primera Enmienda de la Constitución del país, que protege la libertad de expresión, y que garantice también que Assange no se vería perjudicado en el hipotético juicio y el veredicto a causa de su nacionalidad australiana. "Si no se dan estas garantías, se dará permiso para apelar y después habrá una nueva vista de apelación", dice el resumen de la sentencia. En cambio, si se ofrecen estas garantías, las partes podrán exponer de nuevo otras consideraciones y el 20 de mayo tendría lugar una sesión para que el tribunal evaluara si son satisfactorias o no. Estados Unidos tiene hasta el 16 de abril para cumplir la petición de los jueces.
Ante lo que supone un nuevo retraso en la decisión definitiva, y en la práctica una negativa a sostener la mayoría de los argumentos de la defensa, la esposa de Julian Assange, Stella Assange, aseguró a las puertas del tribunal que está "sorprendida" por la decisión. Y recordó que su marido "está expuesto a la pena de muerte". "Lo que han hecho los tribunales es invitar a una intervención política de Estados Unidos. Lo encuentro sorprendente", remachó.
El calvario de Assange, pues, continúa. Y si bien sus partidarios, que se han reunido desde primera hora ante la audiencia, saben que de momento no subirá a bordo de un avión con destino a Estados Unidos, el pesimismo invade tanto a la familia como al equipo legal . Porque si Washington quiere llevarse finalmente a Assange, es muy improbable que no provea al tribunal de las garantías que ha exigido, a cuya negativa está condicionada la nueva apelación.
A la salida del tribunal, Rebecca Vincent, una de las abogadas de Reporteros Sin Fronteras que representa al activista, ha dicho: "La decisión de hoy de permitir que Assange apele por tres motivos representa una esperanza final para a la justicia en Reino Unido". Pero también admitió: "Sin embargo, la posibilidad de apelar podría cerrarse si el gobierno estadounidense ofrece [las ya mencionadas] garantías satisfactorias" solicitadas por ambos jueces.
La Fiscalía norteamericana reclama al activista para juzgarle por dieciocho cargos de espionaje y revelación de documentación clasificada a través de su web. En total, Assange se jugaba una condena de 175 años de cárcel.
Uno de los puntos más destacados que argumentó la defensa en la vista del 20 y 21 de febrero es que Assange no gozaría de un juicio justo en Estados Unidos, porque considera que se le juzgaría por sus opiniones políticas, algo que Estados Unidos siempre ha negado. El tribunal británico no considera esta base legal como motivo razonado para que pueda apelar contra la extradición.
El activista y periodista australiano permanecerá encarcelado en el centro penitenciario de Belmarsh, en el sur de Londres, donde permanece desde que fue expulsado el 11 de abril de 2019 de la embajada de Ecuador, en la que se había refugiado en junio del 2012 huyendo ya entonces de la administración estadounidense. Tanto su defensa como su esposa habían asegurado, recientemente, que su salud no aguantaría continuar el calvario y la persecución judicial que sufre, prácticamente, desde 2010."Si lo extraden, morirá en prisión", dijo en una conferencia de prensa a mediados de febrero.
Reino Unido ya autorizó la extradición de Assange en 2022 y desde entonces la estrategia de la defensa ha sido intentar poner bastones en las ruedas de la decisión. El Supremo dio la luz verde cuando revocó la decisión de una magistrada de Westminster que se opuso por el riesgo de que correría su vida debido a una muy delicada salud mental, que se ha agravado aún más desde de entonces. Nada de esto ha tenido en cuenta al Tribunal Superior para garantizar una nueva apelación.
Catorce años perseguido
Las batallas legales de Julian Assange empezaron en el 2010, cuando fue reclamado por Suecia para hacer frente a dos cargos de presunta violación y abusos deshonestos, que finalmente fueron desestimados. Para huir de una extradición que él consideraba un paso previo al envío a Estados Unidos, se refugió en la embajada de Ecuador en Londres, de la que finalmente fue expulsado en el 2019.
Durante la vista del pasado febrero, la defensa de Assange argumentó que la Fiscalía tenía "motivaciones políticas" y dijo ser perseguido por la revelación que WikiLeaks había hecho de los crímenes de guerra que EEUU había cometido en Irak y 'Afganistán. La defensa también expuso pruebas de los planes que Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, habían considerado para poner fin a su vida. Por su parte, Estados Unidos indicó que no era procesado por la revelación de materiales filtrados, sino por ayudar y conspirar con la antigua analista de inteligencia del ejército estadounidense Chelsea Manning para obtenerlos ·legalmente. Washington consideraba que las revelaciones de WikiLeaks pusieron en grave riesgo a un gran número de agentes de Estados Unidos.
La razón última de todo el caso está en la difusión, a través de WikiLeaks, del vídeo en el que se veía como un helicóptero militar estadounidense asesinaba a un grupo de civiles desarmados en Bagdad en el 2007, cuatro años después de la invasión. Entre las víctimas se encontraban dos periodistas de la agencia Reuters. Aquel fue el momento de máxima gloria de Assange, que contaba entonces con el apoyo de algunos de los diarios más importantes del mundo.
Con anterioridad a la difusión del vídeo, WikiLeaks ya había publicado información clasificada. Y posteriormente publicó mucha más, incluidoscorreos confidenciales del departamento de Estado de EEUU. WikiLeaks logró la información sobre Irak, que le puso en el punto de mira de la Casa Blanca, gracias a Chelsea Manning.