Bayrou pierde la cuestión de confianza y deja a Francia sin gobierno

ParísNo ha habido milagro alguno. La Asamblea Nacional francesa ha votado mayoritariamente en contra de la cuestión de confianza que el primer ministro, François Bayrou, había planteado voluntariamente, con el objetivo de que los partidos se comprometieran a aprobar los presupuestos del 2026. La apuesta era muy arriesgada y le ha salido –como era previsible– mal. Solo era necesaria una mayoría simple para echar a Bayrou, pero el resultado de la votación ha sido contundente: 364 diputados han votado en contra y sólo 194 a favor.

El resultado de la votación implica que el gobierno debe dimitir. El primer ministro irá este martes a primera hora al Elíseo para hacer efectiva su renuncia ante el presidente de la República, Emmanuel Macron, quien en un comunicado ha anunciado que nombró a un nuevo primer ministro "en los próximos días".

Bayrou sólo ha conservado nueve meses el cargo y su salida pone en evidencia los problemas de gobernabilidad que tiene Francia. En poco más de un año, el país tuvo tres primeros ministros. Y serán cuatro cuando el presidente nombre a un nuevo jefe de gobierno.

La alternativa es disolver la Asamblea y convocar elecciones legislativas anticipadas, tal y como le han pedido algunos partidos de la oposición, especialmente la extrema derecha. "Es una obligación" teniendo en cuenta la situación, aseguró la líder de Reagrupament Nacional (RN), Marine Le Pen. "Un gran país como Francia no puede vivir con un gobierno de papel", ha insistido la líder de extrema derecha. Si se disolviera la Asamblea, Le Pen no podría presentarse a los comicios legislativos porque está inhabilitada desde marzo para cargo público para un período de cinco años.

La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon va aún más allá y ha pedido la dimisión del presidente: "El caos del bloqueo es Macron. Debe marcharse. Si se queda después de haber perdido tres veces las elecciones, provocará una situación aún más explosiva que la actual", ha declarado MélenLe Parisien.

"Estamos en peligro de muerte"

En su discurso ante la Asamblea antes de la votación, François Bayrou apeló a la "conciencia personal" de los diputados y reprochó a los grupos que antepongan los intereses partidistas al interés del país, en alusión a su intento de aprobar unos presupuestos austeros, pensados ​​para reducir el déficit y el enorme. "Estamos en peligro de muerte. La cuestión central es el control de nuestros gastos, de la deuda", ha advertido Bayrou.

El aún primer ministro ha recordado que Francia no ha conocido el equilibrio presupuestario desde hace cincuenta años y ha advertido del peligro que supone para la economía. "La deuda se acumula. Cada año gastamos más de lo que ingresamos [...]. Se ha convertido en una adicción", ha destacado. "Tiene el poder de derribar al gobierno, pero no de borrar la verdad", ha dejado claro a los diputados.

"¿Quiere la verdad? Pues aquí la tiene: Emmanuel Macron nunca ha dejado de debilitar al país, de empobrecer a los pobres, de enriquecer a los ricos, de dar la espalda al futuro, que ya no es más que la suma de sus pequeñas cobardías y de sus grandes renuncias soberanía", le respondió el jefe de filas de los socialistas en la Asamblea, Boris Vallaud. "Y usted no ha estado a la altura", ha añadido el socialista.

El proyecto de presupuestos que elaboró ​​Bayrou proponía medidas muy polémicas, especialmente la de suprimir dos festivos sin que los trabajadores cobren más. En su discurso, ha lamentado que los grupos políticos no miren la realidad de cara y no sean capaces de aprobar un presupuesto que incluya recortes.

En el debate, los partidos de izquierda han sido contundentes. "Vuestra marcha es un alivio. Incluso sería casi una satisfacción, si no fuera acompañada por la inquietud de lo que vendrá después", ha afirmado la líder parlamentaria de los ecologistas, Cyrielle Chatelain. Los Republicanos (derecha), en cambio, socios de gobierno de Bayrou, sólo reprocharon algunos "errores" al primer ministro, pero su jefe de filas en la Asamblea, Laurent Wauquiez, defendió votar a favor de la cuestión de confianza para dar "estabilidad" al país. Pese al discurso, Wauquiez ha dado libertad de voto a los diputados.

Crisis de inestabilidad inédita

Con la dimisión forzada del gobierno, Francia profundiza la crisis política que se abrió cuando Macron perdió la mayoría parlamentaria en el 2022 y se agravó tras las elecciones legislativas del 2024, que dejaron una Asamblea Nacional en la que, por primera vez, ningún bloque tenía una mayoría clara. Esta situación se ha traducido en un período de inestabilidad que nunca hasta ahora se había conocido en la V República. La fragmentación sin precedentes no sólo hace que para aprobar cualquier ley sea necesario un gran consenso entre partidos sino que también hace que tumbar al gobierno sea relativamente fácil. La dinámica de la censura se ha instalado en la política francesa y abre el debate sobre el agotamiento del sistema político.

Ahora lo más probable es que Macron nombre a un nuevo primer ministro lo antes posible. La verdadera dificultad es buscar una figura que genere consenso para evitar que sea censurada de inmediato. Según filtraciones a la prensa francesa, el presidente estaría ahora dispuesto a nombrar a un primer ministro socialista –hasta ahora se había negado a dar una oportunidad a la izquierda pese a que la coalición de los partidos de izquierdas, el Nuevo Frente Popular, fue el bloque que logró más diputados en las elecciones legislativas del 2024– pero para que un socialista sobreviviera a la izquierda sobreviviera a la izquierda macronistas y centristas.

En cualquier caso, la formación está dispuesta a tomar las riendas del gobierno. "Al votar hoy contra la confianza, los socialistas asumen la responsabilidad de afirmar que están preparados, con la izquierda y los ecologistas, para gobernar", aseveró el portavoz parlamentario. El líder del partido socialista, Olivier Faure, será el candidato que propondrá la formación.