Cae el jefe de la Cosa Nostra, Messina Denaro, huido desde hacía 30 años
Era el criminal más buscado de Italia y ha sido arrestado por los carabinieris en una clínica de Palermo
RomaMatteo Messina Denaro, el último padrino de la Mafia, el criminal más buscado de Italia y Europa, ha sido detenido este lunes en un hospital privado de Palermo, donde acudía desde hacía un año con una identidad falsa para tratarse de un tumor. Condenado a varias cadenas perpetuas por decenas de asesinatos, era fugitivo de la justicia desde hacía tres décadas. Su detención, exactamente un día después del 30º aniversario de la caída de su predecesor, Totò Riina, el capo dei cape de la Cosa Nostra, pone punto final a una de las páginas más negras de la historia italiana.
Messina Denaro era un fantasma para las autoridades italianas. Desde la sombra ordenaba asesinatos y movía los hilos de la política y la economía sicilianas. Así lo demuestran los numerosos procesos judiciales abiertos en su contra en estas tres décadas en las que ha huido de la justicia. Su ascenso a la cúpula de la Cosa Nostra empezó poco antes de la caída de Totò Riina, fugitivo durante 23 años, y Bernardo Provenzano, que estuvo escondido 38 más, los históricos capos de la mafia siciliana, muertos entre rejas, sepultados por varias cadenas perpetuas después de poner de rodillas al estado italiano con atentados terroristas y asesinatos a sangre fría. Aún así, su bautismo como sanguinario criminal había llegado mucho antes.
Herencia en el liderazgo
El detenido era hijo de Francesco, el jefe mafioso de Castelvetrano, un pequeño pueblo de la provincia siciliana de Trapani. Fue él precisamente quien enseñó a su heredero los secretos de la Mafia antes de que un infarto pusiera fin a su vida en 1998. Pasar de controlar la criminalidad local a llegar a la cúpula de la Cosa Nostra solo fue una cuestión de tiempo. Lo hizo primero bajo las órdenes de Riina y, después, de Provenzano. Con este último se comunicaba a través de pizzini, pequeños trozos de papel donde el jefe mafioso dictaba sus órdenes, a menudo sustituyendo las letras por números, hasta que fue descubierto en su escondite en una granja en los alrededores de Corleone, su pueblo natal, protegido por la llamada omertà, el mismo pacto de silencio que ha permitido sobrevivir a Messina Denaro en clandestinidad durante 30 años.
El hombre más buscado de Italia llegó a ser uno de los principales picciotti –soldados– del ejército de Provenzano, y después de la caída de este en 2006, consiguió el control total de la organización. Las autoridades italianas consideran a Messina Denaro uno de los más firmes defensores dentro de la Cosa Nostra de la estrategia del terror emprendida por Riina en 1990 con secuestros, homicidios y atentados, como los que asesinaron a los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en 1992.
Secuestro de un niño de 12 años
Un año después, el sanguinario criminal organizó el secuestro de un niño de 12 años, Giuseppe Di Matteo, hijo de un exmafioso arrepentido que había empezado a colaborar con la justicia. Como vendetta por la traición de su padre, la Cosa Nostra mantuvo al niño en cautividad durante dos años antes de estrangularlo y disolver su cadáver en un bidón con ácido. Aquel mismo verano, poco después del cruel asesinato, se perdió a Messina Denaro definitivamente de vista.
En clandestinidad tuvo una hija, que asegura no haber visto nunca a su padre, y se comunicaba con sus soldados a través del viejo sistema de los pizzini. Pero cuando necesitaba que sus mensajes llegaran con rapidez lo hacía a través de su hermana Patrizia, que fue detenida en 2013. Quizás así, volviéndose invisible incluso para su propia familia, consiguió que su rostro fuera un misterio hasta hoy para las autoridades italianas.
Igual que Provenzano, que fue detenido en su pueblo, y Riina, mientras conducía por las calles de Palermo, las autoridades italianas siempre sospecharon que el actual jefe de la Cosa Nostra no estaba escondido muy lejos de su Sicilia natal, aunque a diferencia de sus predecesores, a Mesina Denaro se le suponía una vida rodeada de lujo, ropa de marca, coches de alta gama y mujeres, su punto débil.
A sus 60 años, el último capo dei cape de la Cosa Nostra no es ni la sombra de lo que fue. Con una gorra de lana y unas gafas de sol que escondían su estrabismo, el vídeo de su detención a primera hora de la mañana en una clínica privada de Palermo muestra a un hombre cansado y enfermo. El criminal llegó al centro médico donde ha recibido quimioterapia durante un año para una revisión y se registró con el falso nombre de Andrea Bonafede. Cuando un carabinieri se le acercó y le preguntó cómo se llamaba, no opuso resistencia: “Mi nombre es Matteo Messina Denaro”.
"Hemos capturado al último asesino responsable de las masacres de 1992 y 1993", ha celebrado el fiscal de Palermo, Maurizio De Lucia. "Es una deuda que el país tenía con las víctimas y que hemos pagado en parte", pero ha advertido de que "la mafia todavía no ha sido derrotada". Esto mismo piensa Salvatore Borsellino, hermano del juez asesinado. "Por un lado, hay satisfacción porque un criminal ha sido finalmente entregado a la justicia, pero por otro hay amargura porque han hecho falta, como con Riina, 30 años".