Crisi política en Italia

Por qué la caída de Draghi da oxígeno a Putin

El líder ruso intentará beneficiarse de las grietas que se abren en la cohesión de la UE

El primer ministro italiano, Mario Draghi, antes de dimitir.
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BarcelonaDurante el fin de semana, el teléfono del primer ministro italiano, Mario Draghi, sacó humo. Además de los numerosos llamamientos desde varios sectores internos para que reconsiderara su anunciada dimisión, el mandatario también recibió las llamadas de los principales líderes europeos, que intentaban evitar una enésima crisis política en Italia. La lluvia de elogios ayudó a Draghi a dar marcha atrás, pero no fue suficiente y se ha visto empujado a dimitir. A pesar de que la situación no es nada inusual en el país transalpino, acostumbrado a cambios de gobierno más a menudo que la mayoría de estados europeos, este terremoto político llega en un momento extraordinariamente delicado a escala geopolítica y puede tener un impacto importante en la tan preciada cohesión europea.

En un momento de cambios en los dos principales pilares de la UE –una Alemania post-Merkel y una Francia con el presidente Emmanuel Macron claramente debilitado–, Draghi se había erigido en uno de los fundamentos del club comunitario y una de las voces más firmes contra la invasión rusa de Ucrania y a favor de las sanciones a Moscú y al entorno de Vladímir Putin, a pesar de que Italia es el país europeo donde hay más simpatía por Rusia entre la población. "Draghi ha ignorado esta opinión pública y se ha posicionado claramente a favor de Ucrania, por ejemplo con el envío de armas", subraya Héctor Sánchez Margalef, analista del CIDOB, que avisa que el Kremlin "intentará explotar la situación, en función de cómo se gestione el periodo de transición y de qué gobierno salga de las elecciones".

A estas alturas, las encuestas auguran una victoria del bloque conservador, con los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni al frente. Este sería el escenario más favorable a Putin, teniendo en cuenta el perfil euroescéptico de este partido de extrema derecha. Además, tanto Meloni como el líder de La Liga, Matteo Salvini, se han mostrado, al menos hasta hace poco, mucho más cercanos al presidente ruso, a pesar de que han modulado su discurso en los últimos meses. "Si Meloni llega al poder, el principal riesgo será que se rompa la unidad europea ante el Kremlin y que Putin lo tenga más fácil para influir en las decisiones que se toman en el Consejo Europeo", avisa Sánchez Margalef.

Inestabilidad económica

Más allá de la cohesión europea contra la guerra sucia de Moscú en Ucrania, la crisis política en Italia puede tener también consecuencias económicas. A menudo considerado el salvador del euro en su peor momento de la crisis financiera desde su silla de presidente del Banco Central Europeo, la caída de Draghi supone dejar Italia sin un líder reputado internacionalmente en medio de una crisis energética galopante y una inflación que hacía décadas que no se veía. Italia es, junto con Alemania, uno de los países más dependientes del gas ruso, una circunstancia que también puede hacer peligrar la unidad europea en el intento de reducir las importaciones de energía desde Moscú. Además, el próximo gobierno tendrá que aprobar una complicada ley de presupuestos e implementar las reformas previstas para acceder a un nuevo tramo de los Fondos de Recuperación de la UE, de los cuales Italia es mayor beneficiario.

Draghi, que se ganó el apodo de Super Mario, es visto como un bastión de la estabilidad económica y la disciplina fiscal. "Draghi era la garantía de que, por muchos vaivenes que hubiera en el BCE, la prima de riesgo italiana podía mantenerse más o menos controlada, porque la leyenda de Draghi, su presencia en sí misma, ya mantenía la estabilidad", explica Sánchez Margalef. "Los países del sur de Europa pierden un aliado importante", asegura el analista del CIDOB, que subraya que el primer ministro italiano "era escuchado en Francia y en Alemania". "En plena negociación de la reforma de las reglas fiscales y en plena escalada de la inflación, perder a Draghi es peligroso tanto para Italia como para Europa, y crece el riesgo de fragmentación en la eurozona", avisa.

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