Europa

Cambio histórico de gobierno en Polonia: el europeísta Tusk desbanca al ultraconservador PiS

Con el 95% escrutado, el bloque de la oposición del expresidente del Consejo Europeo suma mayoría absoluta

Núria Garrido
4 min
Donald Tusk celebra los resultados de las encuestas a pie de urna de las elecciones polacas.

VarsoviaLas elecciones de Polonia han confirmado un cambio histórico con implicaciones relevantes en la UE. Tal y como auguraban los sondeos a pie de urna, el partido ultraconservador PiS (Ley y Justicia) dejará de gobernar en este país después de ocho años encadenando mayorías absolutas y no podrá sellar un tercer mandato consecutivo. Lo hará, en su lugar, el bloque de la oposición liderado por el candidato de Plataforma Cívica, el expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk. De los 231 escaños que se necesitan para formar gobierno, el partido de Tusk sumaría 246 gracias al apoyo de dos formaciones minoritarias, Tercera Vía y La Izquierda.

Estos cálculos, pues, dejan sin efecto el hecho de que el PiS, liderado por Jaroslaw Kaczynski –aunque el candidato era el actual primer ministro, Mateusz Morawiecki–, haya sido la fuerza más votada con un 36,1% de los votos –nueve puntos menos que en las anteriores elecciones–. Sus 200 escaños son insuficientes para buscar una alianza con Confederación, el otro partido escorado a su derecha, que tan sólo obtuvo 12 escaños y quedó en última posición.

Es una victoria amarga para el PiS, que supone el fin de una etapa y el inicio de otra que liderará Tusk, candidato de la otra gran formación, Plataforma Cívica, que ha logrado el 30% de los apoyos. El recuento de votos, que terminará este martes –aunque este lunes por la noche ya está el 95% escrutado– ha sido de infarto, en algunos momentos muy reñido, pero finalmente ha confirmado lo que ya dejaban entrever los sondeos a pie de urna.

Los resultados son un durísimo golpe para el PiS después de dos mandatos ocupando con mucho poder la mayoría de las instituciones polacas. “Independientemente de si estamos en el gobierno o en la oposición, no dejaremos que Polonia sea traicionada”, advertía anoche el presidente del partido, Kaczynski, que ha sido el rostro de esta formación durante toda la campaña electoral. Nada que ver con la alegría expresada por Tusk, también el domingo por la noche: “Nunca he estado tan feliz en mi vida. Ha ganado Polonia, ha ganado la democracia. Los hemos echado del poder”.

Ésta es una nueva oportunidad para Tusk, que ya fue primer ministro en dos legislaturas consecutivas (del 2007 al 2014), la última marcada por la crisis económica. La situación de ahora no es comparable a la de ese momento, pero la elevada inflación en Polonia ha generado mucho malestar entre los polacos. Carismático y respetado en su formación, Tusk es un veterano de la política que ha ignorado los constantes insultos de varios miembros del PiS durante toda la campaña electoral. "Es la encarnación del mal", dijo Kaczynski este verano en una rueda de prensa.

Para poner en marcha un nuevo gobierno, el líder de Plataforma Cívica necesitará hacer coalición con sus dos socios potenciales: Tercera Via y L'Esquerra. Pero gobernar juntos no será tarea fácil, tal y como advierte Aleks Szczerbiak, profesor de política en la Universidad de Sussex. “Los tres tienen en común querer acabar con el PiS. Pero será muy difícil que puedan presentar un programa político coherente por sus diferencias ideológicas”. Las discrepancias podrían surgir especialmente con L'Esquerra, con una ideología mucho más progresista que el partido de Tusk.

La llegada del también expresidente del Consejo Europeo se lee también como una nueva oportunidad para recuperar las relaciones con Bruselas. La Unión Europea estaba muy dispuesta a los comicios de este fin de semana. Si Tusk sale a la hora de formar gobierno, en Bruselas respirarán tranquilos, y más si se tiene en cuenta que, en los últimos años, Varsovia había sido una de las habituales piedras en el zapato de los Veintiún -siete, junto con Hungría de Orbán. “Bajo un gobierno de Tusk estoy convencido de que Polonia será un actor mucho más constructivo con la UE. Su principal objetivo es recuperar los fondos congelados por la Comisión Europea”, afirma Piotr Buras, analista del think tank European Council on Foreign Relations.

Varsovia ha sido sancionada por la UE por no respetar la independencia del sistema judicial y porque considera que con ciertas medidas estaba deteriorando su democracia. Éstos son otros de los grandes retos a los que deberá enfrentarse el nuevo ejecutivo. Por eso habrá que renovar, por ejemplo, la televisión pública polaca, considerada el canal propagandístico del PiS por numerosos organismos periodísticos.

El obstáculo del presidente

Burau señala otro obstáculo con el que tendrá que lidiar Tusk: Andrzej Duda, del PiS. Es el actual presidente de la República Polaca y lo será hasta 2024. Tiene capacidad de veto, lo que podría jugar en contra de este nuevo gobierno. "Duda puede aplicar su veto en proyectos de ley, y como este nuevo gobierno no dispondrá de la mayoría necesaria para anularlo, será difícil poder poner en marcha algunos de los cambios más demandados por la sociedad polaca", añade. Y advierte que el PiS y Confederación, formación de extrema derecha con líderes abiertamente pro-rusos, intentarán dificultar el envío de ayuda militar a Ucrania.

Según los dos analistas, es probable que el PiS siga gobernando en funciones hasta principios de diciembre. Será seguramente a partir del próximo año cuando esta nueva etapa política comience en Polonia, fruto de unas elecciones en las que se ha batido el récord de participación electoral al alcanzar un 70,3%, por encima del 62 ,7% de 1989, el primer año en que se celebraron elecciones después de la época comunista.

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