El cónclave más universal para elegir al sucesor de Francisco arranca sin un claro favorito

Los futuribles papas se cierran este miércoles en la Capilla Sixtina, sin ningún nombre con carisma suficiente para alcanzar la mayoría necesaria

Vista del interior de la Capilla Sixtina antes del cónclave para escoger al nuevo papa, en el Vaticano.
Soraya Melguizo
06/05/2025
6 min

RomaEn Italia hay un dicho, quizá demasiado gastado estos días, que asegura que "quien entra papa, sale cardenal". Es un proverbio tan popular que los italianos le aplican a cuestiones más profanas, pero literalmente significa que el purpurado que entra en la Capilla Sixtina como favorito, a menudo sale tal y como ha entrado, es decir, como cardenal. En realidad, no siempre se cumple. En 2005, después de la muerte de Juan Pablo II uno de los papables era Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe de Wojtyla. Tras su renuncia ocho años más tarde, la elección de Jorge Mario Bergoglio –que precisamente había dado un paso atrás en ese cónclave que eligió al papa alemán– fue, en cambio, una sorpresa.

El arzobispo de Buenos Aires convenció a los purpurados con un discurso de cinco minutos en el que pedía poner en el centro de la Iglesia "las periferias geográficas y existenciales" del mundo, y avanzaba, así, lo que sería su papado. Sin embargo, esta vez entre los 133 cardenales electores que este miércoles se cerrarán para escoger al nuevo papa no parece haber ningún nombre con el mismo carisma capaz de alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria (89 votos) en las primeras votaciones.

La cuestión que divide a los purpurados, según se filtra de las reuniones, es si el sucesor de Francisco debería continuar con las reformas impulsadas por el papa argentino o si es necesario un giro que devuelva a la Iglesia la ortodoxia doctrinal que anhelan los conservadores. Pocas horas antes de la primera fumata, la lista de papables es incierta y las quinielas que publican los medios especializados (con sus cotizaciones: algunos suben, otros bajan) no resuelven las dudas.

Hay nombres que se repiten a pesar de no tener, a priori, posibilidades reales de ser elegidos. Son los llamados "fabricantes de reyes", cardenales influyentes capaces de mediar y agrupar consensos en torno a un candidato, como el alemán Gerhard Müller o el africano Robert Sarah, jefes de la corriente tradicionalista que se enfrentó a Francisco. Y en el campo progresista, el arzobispo de Washington, Blase Joseph Cupich, azote de Donald Trump, o el jesuita Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo.

Francesc diseñó un colegio cardenalicio alejado de los centros de poder y con un perfil muy similar al suyo: ocho de cada diez cardenales electores han sido elegidos por él. El resultado es una asamblea más numerosa e internacional que nunca, con purpurados de 71 países, en los que se ha reducido la presencia de europeos (53) a favor de Asia (23) y África (18). Sin embargo, los occidentales monopolizan las listas de papables. "Será el cónclave más universal porque el Papa nombró a personas diversas para dar voz a las minorías dentro de la Iglesia. Esto hará más difícil llegar a una mayoría", reconocía al ARA el cardenal José Cobo, uno de los cuatro electores españoles.

Algunos de los cardenales que participan en las congregaciones generales y atravesaban ayer la entrada del Aula Nova del Sínodo intentando esquivar a los periodistas confesaban que todavía están lejos de encontrar un nombre. "No hay prisa por la fumata blanca, todavía nos estamos conociendo", aseguraba el cardenal de Tokio, Tarcisio Isao Kikuchi. Pero el tiempo termina.

Cuando este miércoles a las 16.30 h el maestro de ceremonias litúrgicas pontificias pronuncie las palabras en latín Extra Omnas ("todo el mundo fuera"), los que no participen en el próximo cónclave saldrán de la Capilla Sixtina y se cerrarán las puertas. Dentro, los purpurados quedarán aislados del mundo, orando y votando hasta que elijan al sucesor de Francisco.

Pietro Parolin (Italia)

El cardenal Pietro Parolin asiste a la misa en memoria del papa Francisco en la basílica de San Pedro del Vaticano.

Es el candidato favorito de las casas de apuestas, aunque en los últimos días sus opciones parecen haberse desinflado tras su gestión torpe del caso Becciu —el cardenal condenado por malversación y defenestrado por Francisco— y un supuesto distanciamiento con el Papa durante el último período. Tampoco ayuda su casi nula experiencia pastoral... Pietro Parolin (Vicenza, 70 años) es un hombre de la curia romana. En el 2013 el Papa le nombró secretario de estado, un cargo equivalente al de primer ministro, y le confió la influyente diplomacia vaticana. Fue el artífice del acuerdo polémico entre la Santa Sede y China en el 2018, muy mal recibido por los conservadores. Antes de convertirse en el número dos del Papa, participó en las relaciones con Israel, Corea del Norte, México... y fue embajador en la Venezuela de Hugo Chávez. En un mundo tan convulso —y un cónclave tan dividido—, su experiencia diplomática y talante moderado podría poner de acuerdo a conservadores y progresistas.

Matteo Zuppi (Italia)

El cardenal Matteo Zuppi asiste a la quinta misa 'novendiale' en memoria del papa Francisco en la basílica de San Pedro del Vaticano.

Don Matteo, como le llaman los curas jubilados con los que convive en una residencia en Bolonia —rememorando el famoso cura de la televisión italiana—, es conocido por ser un cura callejero volcado con los más vulnerables. Como miembro de la Comunidad de Sant'Egidio, Matteo Zuppi (Roma, 69 años) desarrolló una amplia experiencia como mediador, participando en acuerdos de paz en Mozambique, Guatemala y Burundi. En 2015 Francisco le nombró arzobispo de Bolonia y, cuatro años después, cardenal. Considerado progresista, Zuppi defiende la bendición a las parejas homosexuales y no descarta que el celibato sea opcional. Como presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, en 2024 medió con Rusia por la devolución de niños ucranianos secuestrados. Sin embargo, su cuestionada gestión de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes –y un informe poco ambicioso– podrían frenar sus opciones.

Luis Antonio Tagle (Filipinas)

El cardenal Luis Antonio Tagle participa en la quinta misa 'novendiale' en recuerdo del papa Francisco en la basílica de San Pedro del Vaticano.

El cardenal filipino Luis Antonio Tagle (Manila, 67 años) llegó al Vaticano en el 2019 como prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, la antigua Propaganda Fide. Considerado entonces el delfín de Francisco, su estrella se apagó tras el escándalo por su gestión discutible de Cáritas Internacional, que presidía hasta que el Papa en el 2022 destituyó a toda su cúpula a raíz de una auditoría interna con denuncias por acoso laboral. Pese a este tropiezo, sigue siendo uno de los papables con más posibilidades. Su origen también ayuda: Filipinas es el tercer país con más católicos bautizados (más de 80 millones). Conocido como el Bergoglio asiático, tiene carisma y comparte la visión progresista del Papa. Con la madre de origen chino, se le considera el mejor puente con la comunidad católica china, el gran reto del próximo Papa.

Jean-Marc Aveline (Francia)

El cardenal Jean-Marc Aveline asiste a la quinta misa 'novendiale' en recuerdo del papa Francisco en la basílica de San Pedro del Vaticano.

Del arzobispo de Marsella, Jean-Marc Aveline (Argelia, 66 años), lo peor que han podido decir estos días los "curvos" del Vaticano es que no domina bien la lengua de Dante, algo impensable desde la óptica italiana para un futuro papa y obispo de Roma. Una leyenda urbana que desmintió el pasado domingo celebrando misa en su parroquia romana de referencia. El cardenal francés es considerado el más "bergogliano" de los prelados galos. En parte por sus orígenes humildes y por la preocupación por las "periferias" de su diócesis. Comparte con Francisco la visión sobre la acogida de los inmigrantes y el diálogo interreligioso. Pero Aveline es más conservador en lo que respecta a las reformas doctrinales. Fue uno de los firmantes del comunicado de la Conferencia Episcopal Francesa -que preside desde abril- que remarcaba que sólo las personas homosexuales, y no las parejas de homosexuales, podían ser bendecidas. En un cónclave tan dividido, su candidatura podría ser una vía intermedia aceptable.

Robert Francis Prevost (EE.UU.)

El cardenal Robert Prevost asiste a la quinta misa 'novendiale' en recuerdo del papa Francisco en la basílica de San Pedro del Vaticano.

Hay una regla no escrita que dice que un cardenal de EE.UU. no puede ser elegido papa porque el Vaticano debe poder actuar como contrapoder de la primera potencia mundial. Pero Robert Francis Prevost (Chicago, 69 años) podría ser el primero en romper ese tabú. El prelado estadounidense pasó muchos años como misionero en Perú antes de entrar en la curia como prefecto de la influyente Congregación para los Obispos. Su nombre ha aparecido recientemente entre los papables gracias a su discreción -no ha concedido ninguna entrevista- y un historial impecable, aunque estos últimos días se han levantado dudas sobre su responsabilidad en el escándalo del grupo ultracatólico peruano Sodalicio, que el Papa disolvió una semana antes de su muerte. Como miembro de una conferencia episcopal estadounidense dividida, su elección podría espolear las donaciones y, sobre todo, erigirse en muro de contención ante el imprevisible Donald Trump.

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