Europa se rearma a marchas forzadas

La guerra de Ucrania ha cambiado el paradigma militar del Viejo Continente, que quiere recuperar su autonomía militar

BruselasLa guerra de Ucrania ha hecho girar como un calcetín la política militar de la Unión Europea. El blog nació con la voluntad de conseguir la paz dentro y fuera del Viejo Continente sólo ejerciendo el poder blando, con interdependencias comerciales y políticas entre estados miembros y potencias extranjeras. Y dejó su protección a merced de Estados Unidos, que también controla la OTAN. Sin embargo, el imperialismo de Vladimir Putin y una potencial victoria de Donald Trump han hecho cambiar el paradigma en materia de defensa de la UE: quiere alcanzar la autonomía militar y se está rearmando a marchas forzadas.

Gasto militar a niveles de la Guerra Fría

En 2022, los países de Europa Central y Occidental incrementaron un 13% la compra de armas y se gastaron unos 345.000 millones de euros, una cifra que supera por primera vez la de 1989, al final de la Guerra Fría, según el último informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri). Además, tal y como indica el último estudio de la OTAN, en 2023 los aliados atlánticos europeos la aumentaron al menos en un 8,3% respecto al año anterior, especialmente los países de Europa del Este , que son los que se ven más inmediatamente amenazados por Rusia.

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En esta línea, cada vez son más los socios atlánticos que superan el 2% del PIB en gasto militar, que es el límite que se ha marcado la propia Alianza Atlántica. De hecho, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, la semana pasada previó que este año hasta 18 países de la entidad militar llegarían a ese porcentaje, mientras que en el 2022 sólo siete de los treinta aliados llegaban. Uno de los grandes países que han superado el 2% del PIB ha sido Alemania, que tiene un gran valor simbólico porque por motivos históricos ha evitado jugar un papel destacado en materia militar desde la Segunda Guerra Mundial hasta ahora. La tendencia es clara. El mundo ha cambiado.

Apoyo militar en Ucrania

El apoyo militar a Ucrania por parte de los aliados occidentales, aunque últimamente están mostrando síntomas de cansancio, ha sido ingente desde el inicio de la invasión. Sólo la UE ha entregado hasta ahora a las tropas ucranianas 28.000 millones de euros, así como 31.000 millones en ayuda humanitaria y financiera, y 9.500 millones en subvenciones y préstamos. Estados Unidos, pese a la oposición de una parte de los republicanos a mantener el apoyo en Ucrania, sigue siendo el aliado que más dinero en defensa ha entregado a Kiiv: 44.000 millones de euros, según el Instituto Kiel para la Economía Mundial.

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En cuanto a Europa, sin embargo, hay que sumar, por ejemplo, los 14.000 millones de euros destinados al Reino Unido y el compromiso de la Unión Europea para entregarle otros 50.000 millones durante los próximos cinco años. Por el contrario, los 60.000 millones de dólares extras que la administración Joe Biden pretendía enviar a las tropas ucranianas se han visto paralizados por el rechazo de los republicanos al Senado.

Ahora bien, en cuanto al envío de armas, los Veintisiete están flaqueando más. Más allá del armamento pesado, como los famosos tanques Leopard o los cazas F-16, la Unión Europa se comprometió a enviar sobre todo munición, que es lo que Volodímir Zelenski siempre les pide con más vehemencia. El objetivo que el bloque europeo se puso era enviar un millón de proyectiles durante un año –entre marzo del año pasado y el de este año–, pero esta promesa se ha incumplido y la propia UE prevé sólo haber realizado el próximo mes poco más de la mitad del envío.

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Este incumplimiento ha hecho aumentar la tensión entre los diferentes estados miembros. Alemania, que tradicionalmente había sido uno de los socios más pacifistas, y en general los países del este, los nórdicos y los bálticos han criticado al resto de Estados miembros por no contribuir lo suficiente en las entregas de apoyo militar.

Industria armamentista y economía de guerra

Uno de los principales retos a los que debe hacer frente la Unión Europea para seguir apoyando militar en Ucrania a largo plazo es el incremento de su capacidad industrial para la fabricación de armas. Hasta ahora, la UE ha estirado sus reservas militares, pero se están acabando y deben rellenarse. En este sentido, la Comisión Europea ha sacado adelante distintas iniciativas y ha redirigido fondos europeos para financiar industria armamentista y crear una "economía de guerra".

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Incluso, la presidenta del ejecutivo comunitario, la alemana Ursula von der Leyen, avanzó que si revalida mandato creará una comisaría de Defensa, una cartera que actualmente no existe. Aunque las competencias en el campo militar son de los Estados miembros, que son muy reacios a cederlas a la UE, esta promesa sí constata el cambio de política de Bruselas respecto a su protección.

Ahora bien, como es habitual, Francia y Alemania se pelean a menudo sobre dónde deben comprarse las industrias. Mientras París, siempre más proteccionista, quiere a toda costa que las armas que la UE envía a Ucrania se fabriquen en el bloque europeo, Berlín prioriza la velocidad en la que se entrega el apoyo militar a Kiiv por encima de potenciar el músculo de la propia industria.

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En este sentido, existen diferentes grandes empresas europeas que están sacando rédito económico de la guerra y del rearme del Viejo Continente. El sector es muy opaco, lo que dificulta poner cifras exactas a esta nueva realidad, pero el incremento de la facturación de algunas compañías que se dedican en parte a la fabricación de material militar no engaña y la subida de su valor en bolsa tampoco . Algunas de las grandes marcas que se están beneficiando son Airbus, Rheinmetall, Thales, Leonardo o la británica BAE Systems.

La UE no satisface las necesidades de Ucrania

El ritmo de fabricación de armas y, especialmente, de munición de los Veintisiete es demasiado lento si se tienen en cuenta las necesidades de Ucrania, que debe hacer frente a una guerra de desgaste contra el gigante ruso. Las cifras sobre la capacidad de fabricación de munición van bailando con el tiempo y según quien las dice. Por ejemplo, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha señalado en más de una ocasión que las tropas ucranianas necesitan alrededor de 1.000 proyectiles al día, pero distintas informaciones periodísticas y el propio Zelenski o Putin aseguran que esta cifra es mucho más elevada.

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El gobierno ucraniano aseguró el pasado mayo en el Parlamento Europeo que para frenar a las tropas rusas necesita 400.000 obuses al mes, si bien no gasta tantos porque le faltan. Según fuentes militares informan la agencia de noticias AFP, el ejército ucraniano dispara cada día unas 7.000 balas, mientras que el ruso gasta unas 20.000. Y el año pasado el The New York Times sacó un informe que apuntaba a que Ucrania cada mes disparaba 90.000 obuses, prácticamente el doble que lo que pueden producir Estados Unidos y la UE juntos.

Sea como fuere, Ucrania gasta menos munición que Rusia y, de hecho, con el objetivo de desanimar al enemigo, Putin se congratula a menudo de la capacidad de industria militar de su país y lo contrasta con la de Occidente. "El ejército ucraniano gasta 5.000 o 6.000 proyectiles al día, mientras que Estados Unidos puede fabricar 14.000 al mes", afirmó el presidente ruso el pasado mes.

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No sólo Europa: el mundo también se rearma

Más allá de la UE, el mundo también se está rearmando a un ritmo frenético. China, por ejemplo, incrementó su presupuesto en defensa un 7% el pasado año, hasta alcanzar los casi 300.000 millones de dólares. Y, por supuesto, Rusia también registró un fuerte aumento: del 9,2% y alcanzó los 86.000 millones de dólares. Ahora bien, aunque el gasto militar de EEUU apenas ha incrementado, sigue triplicando el de Pekín y multiplica por diez el de Moscú. Es de casi 900.000 millones de dólares, según su último informe Sipri.

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En cuanto a la Unión Europea, se mantiene mucho por detrás del resto de potencias mundiales. El conjunto de los Veintisiete no dejaron de aumentar su gasto militar y el año pasado lo hicieron, según calcula la OTAN, en un 8,3%. En total, el pasado año se gastaron 280.000 millones de euros y en el 2024 está previsto que la suma llegue a 350.000 millones.

Quien más ha disparado su gasto militar, claro, ha sido Ucrania, que intenta potenciar una industria armamentística propia para hacer frente a la guerra y la posguerra: hasta los 44.000 millones de dólares, un 640% más. Esta cifra equivale al 34% de su PIB, mientras que en 2021 la factura militar de Kiiv sólo suponía el 3,2% del total de la riqueza del país.

Estados Unidos y Rusia también siguen dominando el poder de disuasión: conjuntamente casi tienen el 90% de todas las armas nucleares, si bien no han aumentado su capacidad. El pasado año Washington tenía 3.708 ojivas destinadas a sus fuerzas armadas y Moscú 4.489. Muy por debajo, se encuentra la gran potencia nuclear de la Unión Europea, Francia, que tiene 290.