Elecciones en Alemania

La extrema derecha, favorita en las elecciones de Sajonia y Turingia

Pese a que Alternativa para Alemania no entre en el gobierno, podrá impedir la aprobación de leyes y presupuestos

Laura Ruiz Trullols
4 min
La líder de Alternativa por Alemania, Alice Weidel, en un mitin de campaña por las elecciones de Sajonia, en Dresde.

BerlínEl discurso sobre refugiados y migrantes en Alemania dio un giro hace una semana después de que un joven sirio al que se le había denegado el asilo causara tres muertos en una fiesta pública. A las puertas de unas elecciones clave en el este del país, donde la extrema derecha prevé muy buenos resultados, el atentado de Solingen ha endurecido el tono del resto de partidos en la recta final de campaña. El gobierno de Olaf Scholz ya ha anunciado una batería de medidas y ha reanudado las deportaciones de refugiados en Afganistán de los talibanes.

Este domingo hay elecciones en dos estados federados de la antigua Alemania del Este, Turingia (donde ahora gobierna la izquierda) y Sajonia (donde el gobierno es de los conservadores de la CDU). Las calles están llenas de carteles electorales de Alternativa para Alemania (AfD) con mensajes radicales contra la inmigración. El partido de extrema derecha encabeza las encuestas en Turingia, con el 29,5 de intención de voto y está codo con codo con el partido conservador CDU para ganar en Sajonia (30%).

Si se confirman las encuestas, sería la primera vez desde el nazismo que un partido de extrema derecha gana unas elecciones regionales. Un dolor de cabeza más para el canciller socialdemócrata Olaf Scholz, que en el 2021 obtuvo un buen resultado en los estados de antigua Alemania del este. Apenas un año antes de las elecciones federales, el SPD lucha por superar la barrera del 5% para entrar en ambos parlamentos regionales. Peor aún lo tienen sus socios de coalición, los verdes de Die Grüne y los liberales del FDP. Quien sí podría salir reforzado de estas elecciones es Sahra Wagenknecht, una histórica diputada del partido poscomunista Die Linke que se presenta por primera vez con su nueva formación y un fuerte discurso antiinmigración.

Scholz apenas se inmutó después de que en las europeas su partido obtuviera los peores resultados de la historia en unas elecciones a nivel nacional. Habrá que ver si ahora sigue haciendo como si sintiera llover y aguanta la presión de su principal rival, el jefe de los conservadores de la CDU, Friedrich Merz, que esta semana ya le ha tomado protagonismo reaccionando públicamente al ataque de Solingen antes que él.

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Embate contra la extrema derecha

Todos los partidos se han comprometido a respetar el brandmauer (cortafuegos) contra la extrema derecha y no pactar con la AfD, aunque sean necesarias coaliciones complejas para formar gobierno. Ahora bien, si el partido xenófobo acumula un 30% de votos, se convertirá en una piedra en el zapato con capacidad para bloquear leyes y presupuestos y exigir la retirada de subvenciones a organizaciones que le desagraden, como las que trabajan con la inmigración o por la mejora de la democracia.

La oficina de Protección de la Constitución Alemania ha clasificado las ramas de la AfD en Turingia y Sajonia como organizaciones extremistas de extrema derecha. El líder en Turingia, el profesor de historia Björn Höcke, ha sido condenado dos veces por utilizar proclamas nazis en público. El director del memorial del campo de concentración de Buchenwald es una de las voces que le plantó cara e incluso envió una carta a todos los votantes de más de 65 años para pedirles que no voten la AfD, "uno partido que banaliza el nazismo".

Entre los más preocupados también está el colectivo LGTBI+. En la ciudad sajona de Leipzig este agosto celebraron el Día del Orgullo con un despliegue policial sin precedentes, mientras unos 300 neonazis que querían reventar el día eran retenidos en la estación central de trenes. "Si ganan, continuaremos haciendo actos como éste en la ciudad y en los pueblos pequeños. No nos detendrán", asegura al ARA Jasmin, portavoz de la organización del Orgullo en Leipzig.

El agravio entre este y oeste

En Alemania también son muchos quienes quieren dejar atrás los episodios más oscuros de su historia. Hace meses que miles de ciudadanos se han manifestado para mostrar su rechazo a la AfD y los planes para incrementar deportaciones y acabar con la política de acogida de refugiados. La historia, y en particular la de esos estados, que formaban parte de la República Democrática de Alemania, puede ayudar a entender por qué son tantos los que ahora votan la AfD. "La unificación con la Alemania del Oeste y los años posteriores fueron un choque para muchos ciudadanos", asegura Kai Arzheimer, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Mainz especializado en extrema derecha. "Durante los años 90 el paro hizo estragos y el descalabro económico hizo que muchos tuvieran que emigrar". Desde entonces, la suma de este trauma colectivo y otros factores han creado un caldo de cultivo para las ideas de extrema derecha, y la AfD ha sabido aprovecharlo. Arzheimer destaca algunos, como muchas posiciones de poder han sido durante años ocupadas por ciudadanos del Oeste, y la poca experiencia en la convivencia con inmigrantes de otras bandas del mundo. "Es la idea del chivo expiatorio: a menudo se han oído ciudadanos de segunda, pero al menos se sentían alemanes, lo que les ha llevado a ser más nacionalistas".

En el este del país también hay un sentimiento de rechazo a la Unión Europea bastante extendido, y más simpatías hacia Rusia que hacia el resto de Alemania. Quien ha sabido aprovechar bien esta realidad es Sahra Wagenknecht, la histórica diputada comunista ortodoxa del partido de izquierdas Die Linke conocida por sus intervenciones televisivas. Las encuestas prevén que Wagenknecht recoja un 18% del voto en Turingia y un 12% en Sajonia. Partidaria de cortar la ayuda militar a Ucrania y volver a importar combustibles rusos, y con una mezcla de ideas de izquierdas en temas sociales y económicos y tics autoritarios en lo que se refiere a la inmigración, el excomunista ha recogido las frustraciones de votantes tradicionalmente de izquierdas y puede tener la clave en la formación de gobierno en alguno de esos estados.

El 22 de septiembre habrá elecciones regionales en Brandeburgo, y el ciclo electoral culminará el 28 de septiembre del 2025, cuando se celebren las elecciones al parlamento federal. El éxito de partidos con discursos populistas, que se alejan del discurso político que ha imperado en Alemania desde la unificación, ha avanzado sobre todo a nivel local. Si pasan a ocupar posiciones clave en los lands, será un punto de inflexión histórico también para el conjunto de Alemania.

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