La letra pequeña (y peligrosa) de la ofensiva de Ucrania contra territorio ruso
Pese a Kursk, Rusia sigue avanzando posiciones en el frente de Donetsk, donde el ejército de Kiiv vive una situación límite
BarcelonaLa euforia ucraniana por la invasión de Rusia a través de la región de Kursk se ha notado incluso en Google Maps.
“Me ha gustado todo. Comida deliciosa, buen servicio… sólo he tenido un problema: el parking era demasiado pequeño para aparcar mi tanque”. Ésta es una reseña sobre el restaurante Kafe Ray Mak publicada en internet hace seis días. El Kafe Ray Mak, cafetería donde sirven raciones “generosas y caseras”, se encuentra en la ciudad rusa de Sudja, en la región de Kursk. Hace una semana que la localidad ha estado ocupada por las tropas de Volodímir Zelenski. Usuarios ucranianos se mofan de Rusia publicando en Google Maps comentarios como éste sobre restaurantes y otros establecimientos de la zona.
La incursión en Rusia ha sido un movimiento asombroso. Ni los propios soldados ucranianos le esperaban: la operación se gestó en un secretismo absoluto y no se informó a la totalidad de las tropas hasta instantes antes de que empezara. Las imágenes que llegan desde Kursk tienen una poderosa carga simbólica: tropas de Kiiv patrullando pueblos rusos, en la primera invasión que sufre Rusia desde la Segunda Guerra Mundial. Los datos que difunde el aparato propagandístico de Kiiv también son poderosos: aseguran tener bajo control a 80 localidades, que suponen un territorio de más de 1.000 kilómetros cuadrados. Moscú ya ha empezado a cavar trincheras para frenar el avance ucraniano, que hasta ahora ha sido rápido y continuo. Kiiv ha creado una administración militar en Kursk para "garantizar el orden" de los territorios rusos ocupados. Los recursos militares que Ucrania ha invertido en esta operación son también excepcionales: miles de tropas -no menos de 6.000-, compañías de, al menos, doce brigadas mecanizadas y de asalto, docenas de vehículos blindados de la OTAN, armamento de todo tipo, e incluso el uso -ahora ya confirmado- de los famosos cazas F-16. Ha trascendido que la operación fue ideada por el propio Zelenski, consciente de que Ucrania necesitaba volver a tener la iniciativa en algún frente después de casi un año limitándose a defenderse de los embates de Moscú. Todo indica que la invasión está afianzada y que las tropas de Kiiv no tienen previsto retirarse de las zonas ocupadas.
Los soldados ucranianos que siguen luchando en el frente del Donbás, unos 300 kilómetros al sur de Kursk, no entienden tanta euforia.
“Mientras todo el mundo está contento por Kursk, aquí estamos perdiendo un pueblo tras otro. Estamos perdiendo el Donbás y muchas vidas humanas. Me sabe mal decirlo, pero esa es la realidad”, escribe por el chat de Instagram la soldada Kristina desde la ciudad de Pokrovsk, en la provincia de Donetsk.
El ARA habla con ella minutos después de que el gobierno ucraniano haya pedido la evacuación de toda la población civil de Pokrovsk. Y Pokrovsk no es una ciudad cualquiera: desde el inicio de la invasión rusa ha sido la base desde donde el ejército ucraniano ha nutrido de armamento y uniformados los frentes de esta parte del Donbás. Su peso estratégico es trascendental. Su peso emocional, también: es en esta ciudad donde los militares ucranianos que luchan en Donetsk van a descansar -ya comer bien, ya emborracharse ya reencontrarse con sus queridas- después de pasar semanas duras en la frente. Antes de la guerra vivían 60.000 personas. Ahora es sólo una ciudad gris llena de uniformados, castigada casi a diario por las bombas de Vladimir Putin. Las tropas rusas se encuentran a 10 kilómetros y se teme que el asedio sea inminente.
“El enemigo se acerca rápidamente a las afueras de Pokrovsk. La evacuación está en marcha. ¡No tarde!”, avisaba el jefe de la administración militar de la región, Serhi Dobriak. Y añadía: “La evacuación es la única forma de salvarse a uno mismo ya sus seres queridos”.
La soldada Kristina no se irá. "Nos quedamos aquí luchando". Habla en plural porque habla también por su marido: el soldado Shurik. Hace dos semanas que se casaron. Se despide: “Abrazos desde Pokrovsk”. Adorna el texto con un icono de la bandera ucraniana. Imágenes de satélite muestran que el ejército de Kiiv ya tiene preparadas varias líneas defensivas y trincheras alrededor de la ciudad.
El gran riesgo de Zelenski
Varios analistas han intentado interpretar cuál es el principal objetivo de la ofensiva ucraniana en Kursk.
Zelenski puede haber encontrado varios motivos por haberla ordenado: desde poner en cuestión la fortaleza militar del país de Putin, hasta conseguir ganancias territoriales en Rusia por tener moneda de cambio en una futura -y ahora poco probable- negociación para detener la guerra. Objetivos que ya se pueden dar prácticamente por logros. Pero una de las lecturas más compartidas es que Kiiv intenta, sobre todo, que el Kremlin se vea forzado a transferir refuerzos hacia Kursk procedentes de los frentes que ya existían en Ucrania, los del este y los del sur, donde la situación de las tropas ucranianas es límite.
No parece, de momento, que esto haya ocurrido. En primer lugar, porque vídeos verificados de los soldados ucranianos publicados en las redes sociales muestran que los militares rusos capturados en Kursk siguen siendo reclutas con poca experiencia. En segundo, porque en los doce días de incursión la fuerza del Kremlin no ha mermado en el campo de batalla ucraniano e, incluso, se ha intensificado en zonas como Donetsk. "El ejército ruso mantiene un ritmo de ofensiva alto", escribía este jueves el Institute for the Study of War. Una estampa que liga con una información publicada por el New York Times, citando fuentes de la inteligencia de Estados Unidos: “Rusia ha retirado sólo un número limitado de unidades de los frentes ya existentes”.
“Zelenski está desesperado por revertir la narrativa de que Ucrania está perdiendo la guerra”, escribía la semana pasada en The Times Michael Clarke, profesor de estudios de defensa del King's College de Londres. Desde el fracaso de la contraofensiva de verano de 2023, el pesimismo se había instalado en las tropas de Ucrania y, de paso, entre la sociedad. En el último año, Rusia ha llevado la iniciativa a los frentes y, aunque lentamente, ha ido avanzando posiciones y, sobre todo, desgastando los recursos y la moral de los soldados ucranianos. La fatiga de las tropas, la alta mortalidad en el campo de batalla, la escasez de armamento y la carencia de hombres que quieran ir al frente dibujaban un panorama poco esperanzador para los intereses de Kiiv. Los aliados occidentales eran peligrosamente conscientes de ello. Era evidente que Ucrania necesitaba un golpe de efecto para revertir esta narrativa.
La invasión de Kursk es el golpe de efecto de Zelenski. La operación está en marcha y funciona mejor de lo que muchos podían imaginar. Paradójicamente, su total éxito dependerá, sobre todo, de las noticias que lleguen de los frentes del Donbás, punto neurálgico, vital y culminante de esta guerra.
- Qué es una DANA, el imprevisible fenómeno que ha devastado la Comunidad Valenciana
- ¿Cómo ayudar en la catástrofe de la DANA desde Cataluña?
- Pedro Sánchez avisa de que "habrá tiempo de depurar responsabilidades" por la gestión de la DANA
- Sigue en directo toda la información de la DANA en Valencia | CONTENIDO EN CATALÁN