La italianización de Francia deja a Macron aún más aislado
La inestabilidad política tensa el futuro económico y convierte al país galo en la nueva Italia
ParísFrancia siempre ha mirado a Italia con cierta arrogancia y aires de superioridad. El siglo pasado, el presidente Charles de Gaulle ya dijo en una ocasión, con condescendencia, "ay, los italianos...". Lo recuerda el editorialista del diario centrista romano Il Messaggero Mario Ajello en un artículo dedicado a la convulsa situación política y económica de Francia. "Ahora nosotros deberíamos gritar, en francés: ¡Viva Italia!", concluye Ajello.
La república italiana ha vivido largos períodos de inestabilidad política. Desde su creación, en 1946, ha tenido 68 gobiernos distintos. Francia, en cambio, ha sido un país con gobiernos más estables desde el inicio de la V República, en 1958. Todo cambia en 2022, cuando se inició un período sin precedentes de inestabilidad que recuerda el talante de la política italiana. En los últimos tres años y medio, el país ha tenido a cinco primeros ministros. "Francia se parece cada vez más a Italia", apunta en un titular el diario digital italiano Il Post. "Y no es un elogio", puntualiza.
El presidente Emmanuel Macron empezó en el 2022 su segundo mandato perdiendo su mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Dos años después, la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas hizo que la coalición macronista dejara de ser la primera fuerza parlamentaria y que la Asamblea estuviera más fragmentada que nunca. Ningún blog –ni la derecha, ni la izquierda, ni el centro– tiene una mayoría amplia.
La inexistencia de mayorías sólidas en el hemiciclo –un hecho inédito en la V República, con un sistema electoral que tradicionalmente ha favorecido a las mayorías absolutas– es el detonante de la inestabilidad y la ingobernabilidad. Que se apruebe una moción de censura nunca había sido tan sencillo. Cosas de la vida, mientras Francia vive un período de caos, Italia goza ahora de una estabilidad política nunca vista en las últimas cuatro décadas con la ultraderechista Giorgia Meloni a la cabeza. La tortilla se ha girado.
Desorientación y apatía en la calle
Francia no sólo se ha italianizado desde el punto de vista político. También económico. Desde la pandemia, el déficit público se ha disparado y la deuda no deja de crecer mientras el PIB apenas aumenta un par de décimas, una situación que Italia también ha vivido, especialmente después de la crisis del 2008. "La confusión es total, el país ingobernable, la economía apática, los franceses están Europa está preocupada o sarcástica ante este desaguisado", destaca el editorialista de Le Monde Gérard Courtois.
Desde el inicio de la crisis política francesa, el presidente Macron se ha sacudido todas las responsabilidades y señala como culpables de la situación a los partidos políticos. "Es eximirse de la propia responsabilidad. Porque ésta es total, ya que entran en juego su estrategia política, su manera de ejercer el poder y el debilitamiento de su ambición reformadora", sostiene Courtois. Su negacionismo le está pagando caro: está en el nivel de popularidad más bajo desde que es presidente y, políticamente, está más solo que nunca.
Su desconexión de la realidad comenzó al día siguiente de las elecciones legislativas del 2024, cuando declaró que "nadie" había ganado las elecciones. La fuerza más votada fue la coalición de las izquierdas, que se presentaron bajo la marca de Nou Front Popular. El presidente nunca reconoció la victoria de la izquierda: ninguno de los cuatro primeros ministros que ha nombrado desde el 2024 son progresistas.
Aunque los gobiernos duran pocos meses, Macron se resiste a volver a convocar elecciones legislativas. El país entero se quedó en choque cuando el presidente nombró primer ministro a Sébastien Lecornu tres días después de que éste dimitiera. "El jefe del Estado finge ejercer la plenitud de su poder, aunque ha perdido su realidad", afirma Gérard Courtois.
Tampoco le pareció que era un desprecio a los partidos de la oposición nombrar como jefe del gobierno a un político que había formado parte de los anteriores ejecutivos, tumbados por la Asamblea Nacional en mociones de censura o de confianza. Dos semanas después de su nombramiento por segunda vez, Lecornu todavía está políticamente vivo, pero nadie sabe hasta cuándo. El presidente de la República está poniendo las cosas demasiado fáciles en la extrema derecha, que avanza imparable en las encuestas electorales.
Nostalgia de Miterrand y Chirac
Los franceses sienten añoranza de la época en la que Francia estaba presidida por figuras como François Miterrand o Jacques Chirac, con partidos sólidos detrás y capaces de gestionar cohabitaciones –se da cuando el partido del gobierno es de otro color que el del presidente– sin convertirlas en crisis. El actual presidente de la República creó su propio partido, ahora conocido como Renacimiento. Y como se están desarrollando los acontecimientos, es probable que muera en el 2027, cuando Macron ponga fin a su último mandato.
Incluso el secretario general del partido, el exprimer ministro Gabriel Attal, ha cuestionado las decisiones del inquilino del Elíseo de las últimas semanas. "No entiendo sus decisiones", ha llegado a decir. "El presidente ha intentado lo mismo desde hace un año. Creo que es el momento de intentar otra cosa", ha defendido el político, que parecía destinado a ser el discípulo del presidente. Nadie se atreve a aventurar qué pasará en las elecciones presidenciales del 2027, pero cada vez parece más claro que el macronismo acaba.