Francia

Sébastien Lecornu, el primer ministro que quería ser monje

El nuevo jefe de gobierno es un hombre discreto que se ha convertido en una pieza clave del macronismo

El nuevo primer ministro francés, Sebastien Lecornu, el día de su toma de posesión.
12/09/2025
4 min

ParísEn un reciente sondeo de los que se hacen periódicamente para medir la popularidad de los ministros en Francia, el 45% de los ciudadanos encuestados no tenían opinión sobre el entonces ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, nombrado el martes primer ministro por el presidente de la República. En otras palabras, casi la mitad de los franceses entrevistados no conocían a Lecornu, si bien era titular de Defensa desde hacía más de tres años. Fue nombrado poco después de estallar la guerra en Ucrania.

El dato puede sorprender, pero es el reflejo de la personalidad del nuevo jefe de gobierno. Lecornu ha sido hasta ahora un ministro discreto, casi siempre prudente en sus declaraciones públicas. Un político joven, de 39 años, con poco carisma y poca presencia mediática. La antítesis de ministros como su amigo Gérald Darmanin (Justicia) o Bruno Retailleau (Interior), omnipresentes en los medios y siempre dados a la polémica.

El presidente Macron lo ha elegido como primer ministro en medio de la tormenta de protestas en la calle para sustituir a François Bayrou y pilotar la salida de la crisis política y la inestabilidad que vive el país. Seguramente, muchos franceses que no le conocían ya se han familiarizado con su nombre y su cara.

Círculo del presidente

En la esfera política, Lecornu es bien conocido. Hace años que es uno de los hombres imprescindibles del círculo más cercano al presidente y ha formado parte del gobierno desde que Macron llegó al Elíseo en el 2017. Es una pieza clave del engranaje macronista. Pese a su poca presencia pública, ha sabido moverse a la perfección entre bastidores. Primero como miembro del partido conservador de Los Republicanos, la derecha tradicional, y después como miembro de la República en Marcha de Macron.

Es uno de los políticos de derechas que se dejó seducir por el proyecto político del presidente -supuestamente centrista, aunque ha girado a la derecha-, algo que supuso su expulsión de Els Republicans. Sin embargo, sigue manteniendo una relación cercana con figuras de la derecha como Nicolas Sarkozy. El expresidente solía llamarle, amigablemente, le cornicón (el pepinillo, en francés), según asegura Le Monde.

Con Emmanuel Macron como presidente, el nuevo primer ministro ha ocupado varios cargos gubernamentales, desde la secretaría de estado de Ecología a ministro de Ultramar y, desde el 2022, ministro de Defensa. Es el único miembro del ejecutivo que ha sobrevivido a todos los cambios de primer ministro. Lo fue con Élisabeth Borne cuando sólo tenía 36 años y lo siguió siendo con Michel Barnier y con François Bayrou. Tanto Borne como Barnier dudaron a la hora de nombrarle ministro: la primera porque Lecornu era muy joven y el segundo porque quería cambiar caras. Macron les convenció.

Reuniones secretas con Le Pen

El nuevo jefe de gobierno es fiel al presidente y tiene fama de buen negociador, tener capacidad para dialogar con personas de otros partidos. Durante la crisis de las chalecos amarillos, en 2019, fue uno de los impulsores de los grandes debates que permitieron poner fin a la movilización. Uno de sus pocos escándalos como ministro fue para mantener contactos secretos con la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen. Según reveló Mediapart, Sébastien Lecornu cenó dos veces con la líder del Reagrupament Nacional.

Es tan extremadamente discreto que apenas se sabe nada de su vida privada, sólo que vive con su perro y que es hijo único. Nacido en un municipio de la región parisina, se crió en Vernon, un pueblo de Normandía del que fue alcalde. Su madre era secretaria y su padre técnico aeronáutico. Vernon es vecino de Giverny, donde Claude Monet vivió desde 1883 hasta su muerte, en 1926. Los paisajes bucólicos de este lugar inspiraron algunos de los cuadros del pintor francés y hoy se puede visitar su casa y sus jardines, convertidos en el Museo de los Impresionistas. Lecornu es el presidente del consejo de administración del museo.

A diferencia de otros ministros, primeros ministros y presidentes, Lecornu no estudió en ninguna gran escuela universitaria como la ENA. De hecho, ni siquiera tiene carrera universitaria. Empezó estudios de derecho en París pero nunca los terminó. En las últimas horas ha habido cierta polémica sobre si él o su entorno mintieron sobre su CV. Lo que recoge la web del gobierno sólo consta "estudios de derecho" pero en una versión anterior figuraba como diplomado en derecho, según ha denunciado el abogado y activista vinculado a la izquierda Juan Branco. Y, de hecho, en algunos de los perfiles publicados por los medios de comunicación franceses esta semana, aparece como diplomado en derecho.

Sea como fuere, compaginar trabajo y estudios no era fácil, sobre todo para alguien como él, que a los 19 años ya era asistente parlamentario ya los 22 consejero del entonces ministro Bruno Le Maire. De hecho, no se le conoce ningún trabajo fuera de la política. Quería ser militar, pero el deporte no era su fuerte y acabó conformándose con ser reservista del ejército. También estuvo a punto de elegir a la religión como sistema de vida. Después de realizar diferentes retiradas espirituales en la abadía de Saint-Wandrille, en Normandía, estuvo a punto de ingresar para ser monje benedictino. Aún no tenía 20 años.

Contra el matrimonio gay

Por último, eligió el camino de la política, pero no se deshizo de sus ideas conservadoras. En 2012, cuando Francia debatía legalizar el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, criticó duramente la ley. "El matrimonio es, en nuestras sociedades, la base de la construcción de la familia. Y una familia se construye entre un hombre y una mujer", dijo contundente. Años después, con el matrimonio gay normalizado y ya como ministro, se mostró menos beligerante. "He evolucionado mucho", aseguró.

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