RomaLa delicada salud del papa Francisco y las especulaciones sobre una posible renuncia siguiendo los pasos de su predecesor habían propiciado, últimamente, un casi permanente estado de precónclave en el Vaticano. Desde hace meses circulaba una lista de posibles sucesores del pontífice argentino. Una travesía de candidatos papables tan amplia como incierta.
El desenlace del cónclave para elegir al nuevo líder de la Iglesia católica –que arrancará oficialmente la próxima semana (del 5 al 10 de mayo)– es, por tanto, impredecible; pero la maquinaria vaticana ya está en marcha. Conservadores, progresistas, tradicionalistas, reformistas sí, ma non troppo... Francisco murió dejando un colegio cardenalicio más polarizado que nunca, dividido entre los miembros que están alineados con la Iglesia progresista que promovió ante una minoría conservadora, huérfana tras la desaparición de Benedicto XVI, que quiere que el nuevo papa entierre las reformas impulsadas por el pontífice argentino.
A lo largo de sus 12 años de pontificado, Francisco diseñó una nueva geopolítica eclesial y también dejó como legado uno de los colegios cardenalicios más numerosos (252) y heterogéneos que se recuerdan, en los que casi un 80% de los miembros han sido nombrados por él. Una asamblea de obispos más internacional que nunca, alejada de los centros de poder, con cardenales de más de 70 países, algunos procedentes de rincones del mundo hasta ahora sin representación o donde el cristianismo es practicado por una minoría como Argelia, Lesoto o Irán, y con un perfil muy parecido al suyo.
Caras nuevas para un colegio cardenalicio rejuvenecido, como las del ucraniano Mykola Bychok, obispo de la ciudad australiana de Melbourne, que con sus 45 años será el papable más joven de la asamblea tras ser ordenado cardenal en el último consistorio celebrado. Un título que hasta entonces correspondía al misionero italiano Giorgio Marengo, de 51 años, prefecto apostólico de Ulaanbaatar, en Mongolia.
El problema es que muchos ni siquiera se conocen entre ellos. Algunos probablemente se vieron por primera vez esta semana. El pasado martes, un día después de la muerte del Papa, se celebró la primera congregación de cardenales, la asamblea donde se reúnen para decidir los pasos inmediatos tras el deceso del pontífice, como la fecha del funeral. Participan todos los cardenales presentes en Roma, no sólo aquellos con derecho a voto –los menores de 80 años (133)–. Y se van incorporando según van llegando: el viernes eran 149.
Su misión más inmediata será decidir la fecha de inicio del cónclave, que deberá celebrarse entre 15 y 20 días después de la muerte del pontífice y será convocado una vez finalice el período de nueve días de luto que sigue a la muerte del Papa, que en esta ocasión terminará el 4 de mayo, las llamadas novenas.
Pero una vez enterrado Francisco, estas reuniones absolutamente confidenciales (bajo amenaza de excomunión) se transforman en una especie de foros donde reflexionar sobre el futuro de la Iglesia, el perfil cercano del padre cercano... y empezar a hacer campaña.
Bergoglio fue escogido tres días antes del cónclave
En realidad, es en estas reuniones precónclave diarias, que se hacen en el aula del sínodo, donde se elige al sucesor. Es lo que ocurrió la última vez. El momento decisivo fue el 9 de marzo del 2013, tres días antes de que los electores entraran en la Capilla Sixtina. El entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, se levantó ante sus "hermanos" cardenales y leyó un breve discurso que despejó cualquier duda sobre su idoneidad. Y, de paso, adelantó lo que sería la hoja de ruta de su pontificado.
"La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir a las periferias, no solo las geográficas, sino también las existenciales", aseveró tras regañar a los presentes por los escándalos financieros y los abusos sexuales clericales que hicieron temblar al Vaticano durante el pontificado de Ben. Las intervenciones de los cardenales son confidenciales, pero el discurso de Francisco trascendió porque el cardenal cubano Jaime Ortega, impresionado por lo recién oído, pidió a Bergoglio el texto.
"La discusión acaba de empezar", ha asegurado esta semana el cardenal progresista Reinhard Marx, exresponsable de los obispos alemanes rebeldes que arrojaron un desafío a Francisco para acelerar reformas como el celibato sacerdotal al margen de la Iglesia de Roma. "Pero el cónclave va a durar pocos días", añadió Marx. Una predicción, o quizás sólo un augurio, que demuestra que, cuando el maestro de las ceremonias litúrgicas pontificias pronuncie las palabras en latín extra omnes (fuera todos) y se cierren las puertas de la Capilla Sixtina, la decisión, probablemente, ya estará tomada.
Miles de personas visitan la tumba del papa Francisco el primer día que se abre al público
Al día siguiente del multitudinario funeral del papa Francisco y de su entierro privado en la iglesia de Santa Maria Major , su lápida –con una inscripción sencilla de su nombre en latín, Franciscus– se ha abierto al público para que los fieles puedan visitarla . Miles de personas han pasado ya esta mañana del domingo por la tumba, con un férreo control de seguridad. La policía invitaba a los visitantes a marcharse en cuanto habían podido ver la tumba para mantener en movimiento la larga cola que se había formado.
Al mismo tiempo, unas 200.000 personas se han congregado en la plaza Sant Pere del Vaticano para asistir a una nueva ceremonia en honor del pontífice. Este domingo es el segundo de los nueve días de luto oficial para la Iglesia católica mundial. Buena parte de la multitud congregada estaba formada por jóvenes con uniformes de escultismo o camisetas de colores que formaban parte de delegaciones llegadas desde toda Italia y de otros países que querían asistir, en un principio, a la ceremonia para proclamar el primer santo católico de la generación milenial. Un acto que ha tenido que suspenderse por la muerte del pontífice y que se ha reconvertido en una nueva ceremonia de homenaje a Francisco.
En lugar de honrar a Carlo Acutis, un chico italiano que murió de leucemia a los 15 años en el 2006, los fieles reunidos han honrado a Francisco, que murió a los 88 años el 21 de abril tras 12 años liderando la Iglesia. "Incluso teniendo que cambiar de planes es una alegría recordar a Francisco", decía a Reuters Samuele Arregetti, un joven de 18 años que había venido de Bérgamo, al norte de Italia, para la misa. "Estamos muy tristes por su muerte, pero ahora, pensando en él, también estamos contentos", añadía. Entre la multitud se oyeron gritos de "¡viva Francisco!".
El cardenal Pietro Parolin, secretario de estado del Vaticano, dirigió la ceremonia. En su sermón, dijo a los jóvenes presentes que Francisco habría querido "encontrarte, mirarle a los ojos y pasar entre vosotros para saludarle". Parolin, considerado uno de los principales candidatos en el cónclave papal, dio un discurso muy breve de sólo 11 minutos, y enfatizó algunos de los temas centrales del papado de Francisco.
La atención ahora se centra en quien podría suceder a Francisco. Es poco probable que el cónclave secreto comience antes del 6 de mayo, y quizá no comience hasta varios días después, lo que dará tiempo a los cardenales para celebrar reuniones regulares para evaluar el estado de la Iglesia. La próxima reunión de cardenales, conocida como "congregación general", se celebrará mañana, lunes por la mañana, cuando podrían fijar la fecha del cónclave.