Reino Unido

Unas misteriosas cartas anónimas envenenan a un bucólico pueblo de Inglaterra

Desde hace dos años, decenas de cartas incendiarias rompen la paz social de una pequeña comunidad de algo más de 500 habitantes

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Una imagen de la bucólica villa de Shiptonthorpe, en la región del East Riding of Yorkshire, en el noreste de Inglaterra.

Londres¿Y si un día recibe una carta anónima que le acusa de ser una bruja? ¿O bien ser un homosexual reprimido y deshonesto escondido en el armario? ¿Y si al abrir el sobre que le ha llevado el cartero una mañana lluviosa y gris se encuentra con el deseo, igualmente anónimo, de que una buena riada se lleve su casa con vosotros dentro?

O aún más. ¿Cómo reaccionaría si le dicen, en otro escrito sin firma, que sois una "vaca fea y gorda, que todo el mundo te encuentra repugnante y que todo el mundo está de acuerdo en que debería pudrirse en el infierno"? Y si encima el sádico escribano le garantiza que ruega cada día para que "coja un cáncer pronto", ¿no querría hacer las maletas y desaparecer o que la policía la cogiera y se acabara la tortura? Todo muy desagradable, ¿verdad?

Pues todo esto y más –a excepción de la identificación policial– está pasando con aleatoria recurrencia en un pequeño pueblecito de la Inglaterra rural. De hecho, la práctica de los anónimos ha afectado a la villa durante las dos últimas décadas. Pero en estos dos últimos años el volumen ha aumentado mucho. Y lo que en principio debería ser una bucólica aldea, de poco más de 500 habitantes, con dos parroquias y jubilados y jubiladas que pasean a sus perros tranquilamente y que a falta de pubs se reúnen en el hall público para jugar en el bridge , se ha convertido, gracias a los anónimos, en un sitio de atmósfera envenenada. Y es que, ya se sabe: pueblo pequeño, infierno grande.

La villa se llama Shiptonthorpe, está situada en la región del East Yorkshire, entre las ciudades catedralicias de York y Hull, y se encuentra a 326 kilómetros de Londres. Hace una semana una nueva carta anónima se sumó al montón que han recibido al menos una docena de residentes, según ha denunciado en un post de Facebook el vecino Barry Stockdale.

Imagen de uno de los anónimos recibidos en el pueblo.

La primera víctima de la nueva tanda desde noviembre de 2022 fue una mujer que pretendía presentarse a las elecciones locales de 2023. Entrevistada por la prensa local, ha recordado el impacto que le causó el anónimo. "Era tan vil… Tenía palabras que ni siquiera puedo repetir. Pero básicamente me decía que no sería capaz de llegar a ninguna parte en política si no iba a dar marranadas con los hombres. Y se refería a mí como una vaca que debería ir a pastar". Una segunda carta le acusaba de malversar fondos parroquiales. La peor, explicaba, fue la tercera, una felicitación de Navidad que decía: "¡Este Christmas lleva tu nombre por todas partes!". Y habían impreso una y otra vez la palabra cunt, que significa "coño", pero que en inglés casi nadie se atreve a decirla, y que es extremadamente ofensiva y grosera.

La expresión "you're a cunt!" no tiene nada que ver con la incluso casi bondadosa forma catalana "coño de tonto!". En los dos años transcurridos desde el inicio de la "pesadilla", la pareja de esta víctima también ha recibido un anónimo, advirtiéndole que tenga cuidado con ella, porque "parece que ha tenido múltiples asuntos por todas partes"

El asesinato de Agatha Christie

El misterio de los anónimos tiene todo tipo de antecedentes: uno histórico, que incluso llegó a la Cámara de los Comunes, y algunos literarios. Entre los segundos, y que podría ser un patrón preocupante dado lo que ocurre en el relato, hay una novela de Agatha Christie que se titula The moving finger (1942), que se tradujo al castellano como El caso de los anónimos (nunca ha habido una versión en catalán).

En el libro, los hermanos Burton, hombre y mujer, llegan al pueblo de Lymstock, en el condado de Devon (suroeste de Inglaterra), y pronto reciben una carta anónima acusándoles de ser amantes, no hermanos. No son los únicos del pueblo al que el cartero les trae este tipo de cartas insidiosas. Y como ha ocurrido en Shiptonthorpe, donde la policía no ha sido capaz de resolver el misterio de los anónimos, al menos de momento, en el relato de Christie la policía tampoco puede resolver nada.

No hace falta hacer spoilers, pero sí merece la pena mencionar que, como también ha ocurrido en el mundo real, en la ficción de la Dama del Crimen las acusaciones y comentarios malintencionados hacia un grupo de vecinos enrarecen el ambiente hasta el extremo de que se produce un asesinato. Y la víctima aparece con un anónimo a su lado.

Cubierta de la primera edición estadounidense de 'The moving finger', de 1942.
La escritora Agatha Christie.

El referente histórico de los anónimos de Shiptonthorpe se remonta a 1920. La primavera de ese año, la Cámara de los Comunes celebró un debate sobre una de las cuestiones aparentemente más urgentes a las que el país se enfrentaba entonces: quién estaba detrás de la gran cantidad de cartas profanas y anónimas que durante meses se habían enviado a distintos miembros muy respetados de la sociedad de Littlehampton, una pequeña ciudad costera de Sussex, en el suroeste de Londres.

Edith Swan, una muy buena cristiana, que pasaba por ser uno de los pilares de la comunidad, señaló con el dedo a una vecina irlandesa, Rose Gooding, de ser la responsable. Todo ello acabó en un juicio y condena inicial de prisión contra Gooding. Un año después, sin embargo, se demostró su inocencia. Y en octubre de 1921, Edit Swan fue juzgada por libelo, con una serie de pruebas que mostraban su implicación en la redacción de los anónimos. Sin embargo, dos meses más tarde fue exculpada, porque el jurado no podía creer que una señora tan respetable utilizara un lenguaje tan ofensivo y vulgar como el que se empleaba en las cartas. Todo esto no se resolvió hasta 1923, cuando Swan cayó en una trampa que le paró la policía y que demostró, inequívocamente, que ella estaba detrás de todo.

En Shiptonthorpe, el misterio de los anónimos continúa. Los periódicos locales consideran diversas teorías. Entre otras, peleas o envidias entre vecinos por el control del consejo parroquial, y el relevo que en mayo de 2023 se produjo cuando ocho de los nueve miembros fueron escogidos por primera vez, desplazando a otros que llevaban más de una década lo integraban. Leo Hammond, uno de los nuevos consejeros, ha recibido ocho anónimos desde finales de 2022, cuando mostró su intención de participar en los comicios locales. A él le han acusado, entre otras cosas, de ser homosexual y esconderlo, lo que, ha dicho, "ha hecho mucha gracia a mi novia". La policía mantiene el caso abierto, pero no lo logra. Y quien más quien menos apuesta ya porque será una Miss Marple de sus alrededores quien, al final, acabará poniendo luz en la oscuridad.

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