¿Quién es el multimillonario Rishi Sunak, el primer no blanco en Downing Street?
El futuro primer ministro es hinduista, 'brexiter' y un ferviente creyente de las doctrinas neoliberales
LondresEl derrotado de septiembre es el inesperado ganador de octubre. Ha sido una larga carrera, más larga de lo que pensaba, pero el entrenamiento que practica cada día durante veinte minutos, a las seis de la mañana y siempre encima de una bicicleta estática Peloton que vale casi 2.000 euros, le ha dado la resistencia necesaria para triunfar en lo que ha sido una competición de fondo. Hoy ha atravesado la meta. Y mañana, o a última hora de este mismo lunes, entrará en Downing Street como primer ministro. ¿Por cuánto tiempo? Como mucho, hasta las elecciones de finales de 2024, si no es que se avanzan o sus propios correligionarios se lo cargan antes de tiempo.
El multimillonario Rishi Sunak, diputado conservador desde 2015 por el distrito de Richmond, uno de los más acomodados de Londres, o el oeste de la ciudad, se ha convertido en el 57º premier de Reino Unido. Es el primero no blanco y el primero con raíces familiares en el sur de Asia de la historia del país. Nacido en Southampton, sus padres –un médico de cabecera y una farmacéutica– tienen sus orígenes en la India y emigraron a las islas Británicas desde el este de África a mediados de los años setenta. Su confirmación como primer ministro tiene lugar el día en el que Reino Unido celebra la fiesta religiosa hinduista de Diwali, que simboliza la victoria espiritual de la luz sobre la oscuridad, el bien sobre el mal y el conocimiento sobre la ignorancia.
Entre el 13 de febrero de 2020 y el 5 de julio de 2022, cuando su dimisión ayudó a desencadenar la caída de Boris Johnson, Sunak fue su responsable del Tesoro. Nacido en 1980, estudió en una de las más prestigiosas instituciones privadas del Reino Unido, el Winchester College, para cursar posteriormente filosofía política y economía en el Lincoln College de Oxford. Tiene un máster en administración de negocios por la Universidad de Stanford –donde conoció a su mujer, Akshata Murthy, y donde disfrutó de una prestigiosa beca Fulbright–, y trabajó entre el 2001 y el 2004 para el banco de inversión Goldman Sachs. Posteriormente sería socio de dos fondos de inversión.
Sunak tiene dos hijas, es el político británico más rico con mucha diferencia y su fortuna se calcula en unos 800 millones de euros cuando se añade el capital y el patrimonio de Akshata Murthy, heredera de Infosys, un imperio tecnológico de la India que fundó su padre. De hecho, la fortuna familiar de Murthy se ha calculado superior a la de la reina Isabel II, al menos en capital.
La distancia entre Sunak y el británico medio queda resumida en una frase que pronunció, con su padre presente, para un documental de la BBC grabado en 2007, cuando tenía 21 años: “Tengo amigos que son aristócratas, tengo amigos que son de clase alta, tengo amigos que son, ya sabes, de la clase trabajadora… Bueno, de clase trabajadora, no tengo”, se corrigió a continuación. El clip se hizo viral en las redes sociales este año, cuando anunció que competiría por el liderazgo del Partido Conservador.
La fortuna de su mujer
Fueron, precisamente, las finanzas de su mujer las que causaron problemas a Sunak a principios de año. Porque acogiéndose al estatus de no-domiciliada hasta finales de 2021 –una figura fiscal británica creada en 1789 que permite a una persona nacida en otro país, o si sus padres son de otro país, pagar impuestos en Reino Unido solo sobre sus ingresos en el país– no tributó ni un céntimo por los beneficios de 11,5 millones de libras en dividendos anuales por la participación en el negocio informático del padre, con sede en la India. Si hubiera estado residenciada fiscalmente en las islas Británicas, habría pagado cinco millones. Desde entonces, ha regularizado parcialmente su situación, y se ha comprometido a pagar impuestos por los dividendos obtenidos en el extranjero, pero solo por el año pasado. Con todo, sigue manteniendo el estatus de no-domiciliada, que potencialmente le confiere ventajas fiscales sobre sucesiones en el extranjero.
Cuando se le pidió sobre la cuestión a Sunak, primero dijo: "Los asuntos económicos de mi mujer son cosa suya". Después, la pareja cambió de parecer. Como también hizo él, cuando el año pasado renunció a la Green Card, que permite vivir y trabajar en los Estados Unidos, a pesar de que ya hacía más de un año que era ministro del Tesoro británico.
Sunak también ha sido una voz muy destacada contra el racismo y por el valor de la identidad cultural. Cuando se presentó por su actual distrito electoral, Richmond, donde entre el 95% y 98% de la población es blanca, lo primero que hizo fue bromear sobre el color de su piel: "Soy como William Hague [líder conservador a principios de la década de los 2000]. Pero tengo un bronceado mejor", dijo.
Después de que George Floyd fuera asesinado por la policía de la ciudad norteamericana de Minneapolis, y el movimiento Black Lives Matter tomara voladizo en todo el mundo, Sunak habló sobre el racismo al que se había enfrentado en su vida pública y sobre las trabas que su familia tuvo que superar como inmigrantes en Reino Unido.
Mano dura contra la inmigración
Cuando Sunak llegó a chancellor, ministro de Economía, tomó posesión del cargo jurando sobre un venerado texto hindú, el Bhagavad Gita. Con razón, por el simbolismo histórico que tiene, se destaca este lunes que un hinduista con raíces familiares en la India llegue a la máxima posición de poder de la antigua metrópoli. Pero hasta aquí las buenas noticias. Porque es muy poco probable que abra la mano a la inmigración, a pesar de que es una necesidad económica del Reino Unido post-Brexit. Más bien al contrario, la exministra del Interior Suella Braverman, que lo ha apoyado, le ponía como condición este domingo, en un artículo en The Telegraph, que sacara adelante el polémico programa de deportación de migrantes llegados por el Canal a Ruanda que emprendió Boris Johnson. Y es que el control de la política de inmigración fue uno de los motivos aducidos por Sunak para apoyar el Brexit. “Creo que una inmigración adecuada puede beneficiar a nuestro país. Pero tenemos que tener el control de nuestras fronteras”, decía entonces.
Para sus partidarios, la de Sunak es una mano firme en la economía. Durante la anterior campaña para la elección de líder, en la que salió derrotado ante Liz Truss por el rechazo de las bases, predijo correctamente la crisis de los mercados que provocarían las políticas de la premier, que tildó de economía de “cuento de hadas”. Pero también dijo que el "sistema de beneficios sociales" de Reino Unido es "demasiado generoso", y hay que reformarlo.
Ahora, delante del gobierno, y probablemente con Jeremy Hunt en el número 11 de Downing Street –la oficina del ministro del Tesoro–, la economía del Reino Unido estará en manos de dos hombres de los mercados que aplicarán las mismas recetas de austeridad que David Cameron y George Osborne pusieron en práctica en el periodo 2010-16, y que han castigado durísimamente a los servicios públicos del país y las clases menos favorecidas.
Además, el gran peso de la extrema derecha del Partido Conservador en Westminster –entre 60 y 70 diputados– no hace augurar nada positivo, en especial para las relaciones con la Unión Europea. Porque las demandas de los extremistas brexiters son muy claras: acabar con el Protocolo de Irlanda del Norte, piedra angular del pacto de divorcio entre la Unión y el Reino Unido. El triunfo de Sunak este lunes ha hecho subir la cotización de la libra en relación con el dólar. Pero la estabilidad que necesita Reino Unido se ve muy amenazada por un partido roto en mil pedazos, en el que los ganadores son los más radicales, los más disruptivos o los más demagogos.