El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha informado este viernes que ha ordenado enviar un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 400 millones de dólares. El 20 de abril, el Congreso de EEUU desbloqueó un paquete de ayuda por valor de 61.000 millones de dólares, y Biden aseguró que las primeras armas llegarían a Kiiv de inmediato. En un comunicado, el presidente estadounidense ha indicado que los fondos que ahora se envían incluyen "artículos y servicios de defensa" y material de entrenamiento militar. Según el diario 'Politico', se entregarán en Ucrania armas que el departamento de Defensa tiene en sus reservas, entre ellas misiles Patriot, misiles antiaéreos Stinger, vehículos de combate Bradley, vehículos protegidos contra minas, sistemas antiblindaje Javelin y otras municiones.
Rusia abre un nuevo frente en el noreste de Ucrania
Tropas rusas intentan penetrar en la región de Járkov e intensifican los ataques
BarcelonaTras muchos meses de estancamiento en la guerra de Ucrania, con las batallas concentradas en el este del país pero sin ningún gran avance ni para un bando ni para el otro, este viernes el ejército ruso ha iniciado una contraofensiva que abre un nuevo frente, en la región de Járkov, en el noreste. Los analistas militares llevaban semanas anticipando este movimiento de Rusia para aprovechar la debilidad de las fuerzas ucranianas antes no reciban los refuerzos armamentísticos de Estados Unidos. "Rusia ha lanzado una ola de acciones contraofensivas en esta dirección [en la región de Járkov]], ha confirmado el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien ha asegurado que su ejército ha repelido el avance con "tropas, brigadas y artillería" porque estaba preparado y había desplegado suficientemente efectivos en la zona.
Según ha informado el ministerio de Defensa ucraniano, a las cinco de la madrugada de este viernes las fuerzas rusas han intentado romper las líneas de defensa con vehículos blindados en el distrito de Vovchánsk, después de haber intensificado los ataques durante la noche con bombas aéreas guiadas y el soporte de la artillería. Posteriormente, "pequeños grupos" han intentado penetrar en la frontera desde varios puntos, aunque, según el comunicado oficial, no lo han logrado.
Sin embargo, los ataques y combates en la zona continúan, y las autoridades ucranianas han instado a los vecinos de Vovchánsk, unos 3.000, a marcharse de la ciudad. "La mayoría se va utilizando su propio transporte. Pero al mismo tiempo, junto al centro humanitario, estamos organizando el transporte para quienes no tienen coche", ha dicho el jefe de la administración militar de Vovchánsk, Tamaz Gambarashvili. Según el gobernador regional, al menos dos personas murieron y cinco resultaron heridas por los bombardeos en este pueblo y los de alrededor. En el 2022, cuando empezó la invasión a gran escala, Vovchánsk quedó bajo control ruso durante varios meses, hasta septiembre del mismo año, cuando una inesperada contraofensiva ucraniana liberó una gran cantidad de territorio en el noreste del país.
Según las informaciones de analistas militares, además del de Vovchánsk, hay otro foco de combates en la región, unos 70 kilómetros más hacia el oeste. El gobernador de la provincia, Oleh Syniehubov, también ha recomendado que se marchen los vecinos de la zona de alrededor de Lyptsi. Fuentes militares han afirmado en el medio Ukrainska Pravda que las fuerzas rusas han ocupado las localidades de Strileche, Krasne, Pylna y Borysivka, en ese área. El ministerio de Defensa ucraniano ha informado de que se han enviado unidades de la reserva hacia la región de Járkov para frenar el adelanto de las tropas rusas.
Dispersar la defensa
Según el think tank Institute for the Study of War (ISW), esta operación militar rusa tiene, entre sus objetivos, dispersar a las tropas ucranianas para ganar oportunidades de avanzar en la provincia de Donetsk y para intentar capturar a Kouiansk, unos cien kilómetros al sur de Vovchansk. Además, Moscú también tiene intención de crear una zona de "seguridad" en la frontera norte de Ucrania para proteger a las localidades fronterizas rusas, como Bélgorod, una de las más castigadas por los ataques ucranianos. En marzo, Vladimir Putin hizo referencia a estas zonas de seguridad desmilitarizadas en territorios bajo control ucraniano, y el pasado mes, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, indicó que la ciudad de Járkov formaría parte de estas áreas.
A principios de año, el medio independiente ruso Vyorstka publicó que Moscú planeaba reclutar hasta 300.000 soldados para preparar una invasión de Járkov, que antes de la guerra era la segunda ciudad más grande de Ucrania. Ahora se calcula que el ejército ruso ha desplegado a unos 50.000 militares cerca de la frontera del noreste de Ucrania, en las regiones rusas de Bélgorod, Kursk y Briansk, unos efectivos insuficientes para capturar la ciudad de Járkov, según el ISW, por lo que se descarta, por el momento, que la operación de este viernes sea el inicio de una gran contraofensiva. El bloguero militar ruso Rybar también lo ha descrito como una operación de "reconocimiento" y no como un asalto a gran escala.
En la misma línea, el jefe del centro para combatir la desinformación del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, Andrí Kovalenko, indicó que las acciones rusas podrían ser "una imitación de una ofensiva a gran escala" pero con unas fuerzas "limitadas" y utilizando "tácticas de reconocimiento de combate". Kovalenko aseguró que las fuerzas armadas ucranianas tienen la situación bajo control. En un mensaje a Telegram, ha alertado de que el ejército ruso "pinta flechas [en el mapa] para informar de penetraciones de varios kilómetros de sus fuerzas que se inventan para crear pánico y explotar el vacío de información".