OTAN

Rutte ya lidera la OTAN: mantiene a Ucrania como una "prioridad" y elogia a Trump

El neerlandés insiste en seguir apoyando al ejército ucraniano, independientemente de quien haya en la Casa Blanca

HiguerasLos aliados de la OTAN no encontraban ningún líder para sustituir el noruego Jens Stoltenberg al frente de la Alianza Atlántica, hasta que Mark Rutte dimitió como primer ministro de Países Bajos y se erigió rápidamente en el nombre de consenso por ser el nuevo secretario general. El perfil del neerlandés es similar al de su predecesor al timón de la entidad militar, que este martes le ha entregado oficialmente el relevo, y complace a la gran mayoría de socios atlánticos. Garantiza que dará continuidad a las líneas políticas marcadas por Stoltenberg e, incluso, sus formas de hacer. Es un hombre firmemente contrario al régimen de Vladimir Putin y favorable a mantener el apoyo militar y político a Kiiv, pero medido en las palabras y con fama de conciliador. Y, por supuesto, cuenta con el visto bueno imprescindible de Washington.

De hecho, las primeras palabras de Rutte han sido para confirmar que Ucrania es "una prioridad" y que su "camino" para convertirse en un aliado más es "irreversible". "Lo que nos pueda costar ayudar a Ucrania es mucho menos de lo que deberíamos afrontar si dejamos hacer a Putin", ha dicho el dirigente neerlandés en su primera rueda de prensa como jefe de la OTAN. En la misma línea, ha remarcado que por el bien de la "estabilidad y la paz" de Europa es necesario que Ucrania reste "soberana e independiente".

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En este sentido, el principal reto que deberá afrontar es la invasión rusa contra el país ucraniano. El expansionismo de Putin ha hecho espabilar de repente a los aliados, que han incrementado en marchas forzadas su gasto militar, y desde un primer momento han mostrado un compromiso inequívoco con las tropas ucranianas. Ahora bien, lo más complicado es encontrar el punto medio entre el tono que quisieran estados de Europa del Este, más beligerantes con Moscú, y los que optan por ser más moderados, como los países del Sur de Europa o los propios Estados Unidos.

Sin embargo, de momento parece gustar a todo el mundo. Por un lado, los países del este celebran el nombramiento de Rutte porque los Países Bajos, con él como primer ministro, han entregado mucho apoyo militar al gobierno ucraniano de lo que le tocaría proporcionalmente. Además, siempre ha sido crítico y contundente contra el autoritarismo y expansionismo de Moscú, manteniendo una relación muy tensa con Putin, sobre todo a raíz de el accidente del Malaysia Airlines en 2014.

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El avión hacía el trayecto Amsterdam - Kuala Lumpur y murieron más de 300 personas, la mayoría de ellas neerlandesas. Según la justicia neerlandesa y otra investigación internacional, la aeronave fue abatida por un misil lanzado por los pro-rusos que ocupan el este de Ucrania que les había entregado el ejército ruso, pero el Kremlin niega tener ningún tipo de responsabilidad. "Una tragedia como ésta no se puede repetir", ha dicho Rutte en rueda de prensa este martes.

Por el otro lado, tampoco ha ido nunca un paso más allá de las palabras de consenso de los aliados atlánticos ni ha hecho ningún comentario que pueda dar alas a Putin o contribuir a una escalada en el conflicto. De hecho, fuentes diplomáticas de países de la Europa del sur definen a Rutte y sus gobiernos como un "socio muy fiable", y que siempre ha actuado con "lealtad" a la Alianza Atlántica.

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Elogios a Donald Trump y Kamala Harris

Uno de los principales tropiezos que Rutte se puede encontrar para mantener el apoyo a Ucrania es un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca si gana las elecciones estadounidenses del próximo noviembre. En su primer mandato, el republicano presionó, y mucho, al resto de socios para que aumentaran su gasto militar y, este año, ha avisado de que si vuelve a dirigir a Estados Unidos dejaría en la estacada a todos los aliados que no gasten al menos su 2% del producto interior bruto (PIB) en defensa.

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Sin embargo, Rutte elogió a Trump y repitió en varias ocasiones que el ya "ha trabajado durante cuatro años" con el magnate. "Nos empujó a gastar más y lo logró. Estamos a un nivel más alto de inversión que cuando llegó, y también creo que tenía razón sobre China", ha dicho el neerlandés. De hecho, sobre el gigante asiático ha criticado que esté "alimentando" la guerra de Ucrania y le ha acusado de ayudar a Rusia a través de su "industria militar".

En cuanto a Kamala Harris, también ha asegurado que ha hablado en más de una ocasión y que tiene "muy buena relación". Cabe recordar que ha sido la propia administración de Joe Biden quien le ha apuntalado como nuevo secretario general de la mayor entidad militar del mundo.

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Un hombre frugal

Rutte se ha ganado la fama de ser un hombre moderado y de consenso durante sus años como jefe del gobierno neerlandés, dos habilidades que los socios de la Alianza creen que le pueden ir bien ante una posible victoria de Trump y el expansionismo ruso. Mientras lideró a los Países Bajos pactó con casi todos los partidos del espectro político.también la extrema derecha xenófoba de Geert Wilders—y ha sido el primer ministro más longevo de la historia del país.

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Además, es un dirigente que se siente cómodo con los medios de comunicación. Se comunica de forma sencilla y poco ambigua. También se le recuerda para llevar una vida sencilla y, por ejemplo, montar en bicicleta al trabajo y vivir casi siempre en la misma casa y con los mismos muebles, a pesar de que gobernaba un país y había sido directivo de una multinacional.

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Sin embargo, no sólo llevaba una vida austera en el ámbito personal, sino que en materia de política económica también fue uno de los máximos exponentes de los países conocidos como frugales. Es decir, el grupo de estados miembros de la Unión Europea que son favorables a recortar el gasto público al máximo y que, sobre todo durante la última crisis financiera, condenaron a los países más endeudados, como Francia, Italia o España, en sufrir más y durante más tiempo las consecuencias derivadas de la burbuja inmobiliaria.

En la misma línea, aunque mantenía su sonrisa característica en la cara, también se oponía en redondo a la creación de los fondos europeos comunes postcoronavirus para afrontar las restricciones de la pandemia de forma conjunta en la UE. Por este motivo, a la UE no siempre se le veía como un dirigente de entendimiento y algunos diplomáticos de países del sur le bautizaron con el apodo de Mr. No.

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