OTAN

Rutte toma el timón de la OTAN: bien conectado a EEUU y enemistad con Putin

El neerlandés quiere mantener el apoyo en Ucrania pese a la incertidumbre que supone el posible regreso de Trump

Mark Rutte en una imagen de archivo en el Consejo Europeo cuando era primer ministro neerlandés.
01/10/2024
4 min

HiguerasLos aliados de la OTAN no encontraban ningún líder para sustituir el noruego Jens Stoltenberg al frente de la Alianza Atlántica, hasta que Mark Rutte dimitió como primer ministro de Países Bajos y se erigió rápidamente en el nombre de consenso por ser el nuevo secretario general. El perfil del neerlandés es similar al de su predecesor al timón de la entidad militar, que este martes le entregará oficialmente el relevo, y complace a la gran mayoría de socios atlánticos. Garantiza que dará continuidad a las líneas políticas marcadas por Stoltenberg e, incluso, sus formas de hacer. Es un hombre firmemente contrario al régimen de Vladimir Putin y favorable a mantener el apoyo militar y político a Kiiv, pero medido en las palabras y con fama de conciliador. Y, por supuesto, cuenta con el visto bueno imprescindible de Washington.

El principal reto que deberá afrontar es la guerra de Ucrania. El expansionismo ruso ha hecho espabilar de repente a los aliados, que han incrementado en marchas forzadas su gasto militar, y desde un primer momento han mostrado un compromiso inequívoco con las tropas ucranianas. Ahora bien, lo más complicado es encontrar el punto medio entre el tono que quisieran estados de Europa del Este, más beligerantes con Moscú, y los que optan por ser más moderados, como los países del Sur de Europa o los propios Estados Unidos.

En este sentido, los países del este celebran el nombramiento de Rutte porque los Países Bajos, con él como primer ministro, han entregado mucho apoyo militar al gobierno ucraniano de lo que le tocaría proporcionalmente. Además, siempre ha sido crítico y contundente contra el autoritarismo y expansionismo de Moscú, manteniendo una relación muy tensa con Putin, sobre todo a raíz de el accidente del Malaysia Airlines en 2014.

El avión hacía el trayecto Amsterdam - Kuala Lumpur y murieron más de 300 personas, la mayoría de ellas neerlandesas. Según la justicia neerlandesa y otra investigación internacional, la aeronave fue abatida por un misil lanzado por los pro-rusos que ocupan el este de Ucrania que les había entregado el ejército ruso, pero el Kremlin niega tener ningún tipo de responsabilidad.

Por otra parte, tampoco ha ido nunca un paso más allá de las palabras de consenso de los aliados atlánticos ni ha hecho ningún comentario que pueda dar alas a Putin o contribuir a una escalada en el conflicto. De hecho, fuentes diplomáticas de la OTAN definen a Rutte ya sus gobiernos como un "socio muy fiable", y que siempre ha actuado con "lealtad" a la Alianza Atlántica.

Ahora bien, uno de los principales obstáculos que Rutte se puede encontrar para mantener el apoyo a Ucrania es un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca si gana las elecciones estadounidenses del próximo noviembre. En su primer mandato, el republicano presionó, y mucho, al resto de socios para que aumentaran su gasto militar y, este año, ha avisado de que si vuelve a dirigir a Estados Unidos dejaría en la estacada a todos los aliados que no gasten al menos su 2% del producto interior bruto (PIB) en defensa.

Sin embargo, fuentes diplomáticas de la OTAN piden prudencia y recuerdan que el mandato de Trump al frente de la potencia que controla de facto la Alianza Atlántica no fue, en ningún caso, el fin de esa entidad militar. "Habrá que ver cómo actúa y hasta qué punto hace realidad sus amenazas", asegura un diplomático. Pero lo que es más incierto es qué posicionamiento mantendría el republicano respecto a Ucrania y si, por tanto, obligaría al resto de aliados a incrementar aún más la ayuda a las tropas ucranianas.

En caso de que ganara Kamala Harris, tendría un principio de mandato mucho más plácido. Más allá de que la demócrata mantendría unas políticas continuistas, Rutte siempre ha estado bien conectado a Estados Unidos y tiene muy buenas relaciones con la administración de Joe Biden. De hecho, distintos medios internacionales apuntan a que fue el propio presidente estadounidense quien apuntaló al neerlandés al frente de la OTAN.

Un hombre frugal

Rutte se ha ganado la fama de ser un hombre moderado y de consenso durante sus años como jefe del gobierno neerlandés, dos habilidades que los socios de la Alianza creen que le pueden ir bien ante una posible victoria de Trump y el expansionismo ruso. Mientras lideró a los Países Bajos pactó con casi todos los partidos del espectro político.también la extrema derecha xenófoba de Geert Wilders—y ha sido el primer ministro más longevo de la historia del país.

Además, es un dirigente que se siente cómodo con los medios de comunicación. Se comunica de forma sencilla y poco ambigua. También se le recuerda para llevar una vida sencilla y, por ejemplo, montar en bicicleta al trabajo y vivir casi siempre en la misma casa y con los mismos muebles, a pesar de que gobernaba un país y había sido directivo de una multinacional.

Sin embargo, no sólo llevaba una vida austera en el ámbito personal, sino que en materia de política económica también fue uno de los máximos exponentes de los países conocidos como frugales. Es decir, el grupo de estados miembros de la Unión Europea que son favorables a recortar el gasto público al máximo y que, sobre todo durante la última crisis financiera, condenaron a los países más endeudados, como Francia, Italia o España, en sufrir más y durante más tiempo las consecuencias derivadas de la burbuja inmobiliaria.

En la misma línea, aunque mantenía su sonrisa característica en la cara, también se oponía en redondo a la creación de los fondos europeos comunes postcoronavirus para afrontar las restricciones de la pandemia de forma conjunta en la UE. Por este motivo, a la UE no siempre se le veía como un dirigente de entendimiento y algunos diplomáticos de países del sur le bautizaron con el apodo de Mr. No.

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