Suecia

Suecia traslada una ciudad entera por culpa de la minería

La empresa estatal LKAB explota la mayor mina de hierro subterránea del mundo, que está provocando que Kiruna se hunda

La iglesia de Kiruna, en el norte de Suecia, trasladada a la ciudad nueva, lejos de la mina de hierro.
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BarcelonaEn Suecia, si quieres encontrar el centro de una ciudad, lo más efectivo suele ser buscar dónde está el Espresso House, una cadena de cafeterías estilo Starbucks omnipresente en el país. En Kiruna, en el extremo norte del país, la búsqueda del Espresso House te lleva lejos del centro histórico, a unos cuatro kilómetros de distancia, a donde se está trasladando esta pequeña ciudad. Aquí está la mayor mina de hierro subterránea del mundo. Activa desde 1898, está obligando a trasladar la ciudad para que se hunde poco a poco.

Este martes ha empezado el traslado del edificio más emblemático de Kiruna, su icónica iglesia roja de madera. Con 40 metros de altura, 40 de ancho y un peso de más de 670 toneladas, la han cargado sobre un tráiler gigante para moverla al que será su nuevo emplazamiento, a unos cinco kilómetros de distancia, 113 años más tarde de su construcción.

Durante el último año se han hecho obras para ampliar la carretera sólo para que pudiera pasar el edificio, el mayor que se trasladará como parte de la transformación urbana que empezó a planificarse hace más de 20 años. Hasta ahora, se han trasladado 23 edificios culturales. El de la iglesia, que se ha preparado minuciosamente durante los últimos ocho años, se ha convertido en todo un evento, retransmitiéndose en directo por la cadena pública sueca. El templo se mueve a un ritmo de medio kilómetro cada hora y está previsto que llegue a su destino este miércoles por la tarde.

"Ahora dejamos la iglesia en manos de Dios", ha dicho poco antes de las 8 de la mañana la obispo Åsa Nyström después de bendecirla antes del inicio de la travesía, contemplado por miles de personas.

La vicaria de la iglesia de Kiruna, Lena Tjärnberg, y la obispo de la diócesis de Luleå, Åsa Nyström, bendicen la histórica iglesia de Kiruna antes de su traslado.

Un presupuesto de miles de millones

Esta gran operación logística la ha gestionado y financiado LKAB, la empresa de propiedad estatal que explota la mina. En 2004, LKAB informó a las autoridades locales de Kiruna de que era necesario trasladar el centro de la ciudad. Era la consecuencia de haber decidido continuar las operaciones mineras a un nivel nuevo, a 1.365 metros de profundidad. La explotación del mineral de hierro a estas profundidades provoca deformaciones del terreno y existe riesgo de que se hunda y colapse.

Cada madrugada se hacen diez explosiones para desprender el mineral, que provocan pequeños terremotos que, con el paso de las décadas, han creado un enorme socavón junto a la población, que se fundó y creció en torno a la mina, uno de los motores productivos del país. LKAB produce el 80% del mineral de hierro de Europa y prevé seguir ampliando sus operaciones durante las próximas décadas.

La ciudad de Kiruna nació a finales del siglo XIX, cuando empezaron a explotar el yacimiento de hierro. Hasta entonces, era una zona habitada por comunidades samis, el pueblo indígena del norte de Suecia, Finlandia, Noruega y la península rusa de Kola. Las operaciones mineras han perturbado su forma de vida ancestral, centrada sobre todo en la ganadería de renos, puesto que las infraestructuras de transporte de la zona se han desarrollado para dar respuesta a las necesidades de la mina sin tener en cuenta las rutas de migración de los animales.

La compañía tiene previsto ampliar aún más su actividad minera en Kiruna, no sólo para seguir extrayendo hierro, sino también tierras raras, a pesar de la oposición de las comunidades indígenas de la zona.

LKAB está invirtiendo miles de millones en la construcción de la nueva ciudad. Solo para trasladar la iglesia se calcula que ha destinado unos 500 millones de coronas suecas (unos 45 millones de euros), aunque la empresa no ha hecho público su coste.

Algunas de las casas de colores características de Kiruna ya se han trasladado a la parte nueva, que se inauguró en el 2022. Otras, las han echado al suelo. En los próximos diez años continuará el proceso de traslado, aunque sólo de la parte de la localidad con riesgo de derrumbe –al menos, según las previsiones actuales–: unas 3.000 casas y 6.000 vecinos. Además, se trasladarán cinco hoteles, un hospital, un instituto y 450.000 m2 de locales públicos y comerciales. Está previsto que en 2035, el centro actual de la ciudad será desmantelado y el nuevo centro urbanizado estará completo.

La iglesia de Kiruna, en el norte de Suecia, en su emplazamiento original.

"Es una pena, son casas muy antiguas con mucha historia", decía en el ARA, una mañana gélida de febrero, Elisabeth, dependienta de Centrum, una tienda histórica de Kiruna, fundada en 1925 y ahora ubicada en el nuevo centro comercial. Enseñaba una maqueta del edificio original de la tienda, que ya no existe. "Pero, ¿qué podemos hacer? Si queremos vivir aquí, debemos aceptarlo", decía resignada. Eso sí, admitía que "para el comercio, es mejor ahora, todas las tiendas juntas en la misma galería".

"Claro que da pena, pero ahora todo es nuevo y funciona bien. Antes ya no arreglaban las cosas que se estropeaban porque debía hacerse la ciudad nueva", decía, pragmática Britta Elisabeth, responsable de otra tienda del nuevo centro comercial de Kiruna, la tienda de recuerdo.

LKAB se encarga de buscar nuevos hogares a los vecinos afectados por el traslado de la ciudad. A los que viven de alquiler, se les busca una nueva vivienda en la parte nueva y, si el precio es mayor, la empresa paga la diferencia durante ocho años. A los vecinos que tienen una vivienda de propiedad les pagan un 25% adicional al valor de mercado del inmueble. La compañía está llevando a cabo el mismo proceso unos 130 kilómetros al sur, en Gällivare, donde explota otra gran mina de hierro subterránea, y donde unos 4.000 vecinos han tenido que trasladarse también por el mismo motivo.

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