Reino Unido

Tres días de huelga en el transporte del Reino Unido auguran un otoño caliente para el próximo 'premier'

El Gobierno británico, paralizado e impotente para frenar unas protestas que se extienden a otros sectores

LondresUna vez más, por quinta vez en menos de dos meses, los británicos se enfrentan –este jueves– a una huelga de trenes generalizada a todo el país. A raíz de la parada, que secundan 40.000 trabajadores, al menos la mitad de las líneas férreas permanecen cerradas, y de las que restan abiertas solo una pequeña proporción, alrededor del 20%, ofrecen servicio. Los salarios, las pensiones y las condiciones de trabajo futuras son la causa de las reivindicaciones.

El resultado es que centros neurálgicos de la ciudad de Londres, como por ejemplo la estación de Euston, London Bridge, Liverpool Street o Paddington, y de Glasgow, Edimburgo, Liverpool, Manchester o Nottingham, más una infinidad de pequeñas estaciones y apeaderos de todo las islas, parecen escenarios pandémicos y aparecen sin gente. En total, se ven afectadas 14 compañías privadas y también hacen huelga los empleados de la empresa que gestiona las vías, la National Rail, de titularidad pública.

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La huelga de trenes se repetirá el sábado. Y el secretario general del poderoso RTM (sindicato nacional de trabajadores ferroviarios, marítimos y del transporte), Mike Lynch, uno de los símbolos de la protesta, a quien el exlíder laborista Jeremy Corbyn ha apoyado esta mañana en la estación de Euston, en el centro de Londres, ha asegurado este jueves que las movilizaciones continuarán "hasta que consigamos un acuerdo": "Los trabajadores están totalmente comprometidos con la huelga".

Con una clara advertencia al próximo o la próxima ocupante de Downing Street –Rishi Sunak o Liz Truss–, ha afirmado también en declaraciones en Times Radio: "Hay un movimiento por el cambio. No sé si habrá una huelga general en los términos tradicionales, pero seguro que habrá una ola de solidaridad. Habrá una ola de acciones sincronizadas entre los sindicatos". El otoño se prevé muy caliente.

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Llamamiento sin atender

El ministerio de Transportes se ha limitado a pedir el regreso de los sindicatos a la mesa de negociación y ha acusado a los sindicatos "de ocasionar todo tipo de molestias" a los ciudadanos. El laborismo, que no quiere apoyar explícito a los huelguistas por temor a la airada reacción de la prensa y que esto haga aparecer los fantasmas del corbynismo, se limita a instar al gobierno a hacer de puente entre compañías y trabajadores. Sin embargo, en la práctica se lava las manos y aparece no solo impotente ante una situación que se le escapa de las manos, sino también inoperante. También se han anunciado más huelgas en correos, las universidades, los juzgados o la sanidad.

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Las palabras de Lynch contrastan y son un verdadero desafío ante la filtración de una grabación de la probable sustituta de Boris Johnson, Liz Truss, del año 2019, cuando era la número 2 del departamento del Tesoro, en que aseguraba que los trabajadores británicos necesitan "trabajar más fuerte", al mismo tiempo que sugería que no tienen ni "la habilidad ni la aplicación" de los rivales extranjeros. En la misma grabación, publicado por The Guardian, Truss insinuaba que había pocas ganas de "cambiar la cultura laboral" del Reino Unido para que el país pudiera prosperar.

Sus comentarios, descalificados por la oposición y los sindicatos, se emparentan con un controvertido pasaje de un libro colectivo que Truss y otros miembros actuales del Gobierno firmaron en 2012, en el que aseguraban que los trabajadores británicos se encuentran entre los "peores y más ociosos del mundo". Una afirmación en la que Truss y, por ejemplo, el actual ministro de Justicia, Dominic Raab, querían aparecer como neothatcheristas en el momento en el que se consolidaba el liderazgo conservador de David Cameron. Durante los encuentros con los electores conservadores en el decurso del proceso para llegar a Downing Street, Truss ha acusado a Raab de ser el autor concreto del párrafo, aunque se trataba de un libro de responsabilidad colectiva.

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La jornada reivindicativa de este jueves y de sábado en los trenes se verá agravada todavía más por la huelga prevista para este viernes en el metro y en los autobuses de Londres, que interrumpirán el servicio a última hora de este jueves y que no recuperarán la normalidad hasta el sábado por la mañana.

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A pesar de todas las alteraciones que los huelguistas causan en la población en general, la demanda de salarios más altos es una solicitud compartida por una gran parte de la sociedad, que ayer conoció que la inflación interanual había vuelto a subir en julio hasta subir al 10,1%, la más alta en cuarenta años, y que el martes supo también que, a pesar del aumento del 4,7 de los salarios entro abril y junio, en el mismo periodo el poder adquisitivo real había caído un 3%, fruto de las heridas que causa el continuo aumento de precios. Un aumento que se agrava de forma exponencial por las perspectivas de una factura energética que amenaza al menos a un tercio de la población con no poder pagar en otoño y el invierno la luz y el gas.