Alemania

La turbina de la discordia

El canciller Scholz ratifica que no hay ninguna "razón técnica" que explique la caída en el suministro de gas ruso

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Las instalaciones del gasoducto Nord Stream 1 a Lubmin, Alemania.

DortmundYa no se puede confiar en Rusia. Esto es lo que ha venido a decir, con palabras no tan directas, este miércoles el canciller alemán Olaf Scholz. Lo ha dicho públicamente ante la turbina de la discordia. La turbina que el 18 de julio Alemania recibió de Canadá y había tenido oculta mientras Moscú la reclamaba para poder aumentar la capacidad de propulsión de gas ruso hacia Europa a través del gasoducto Nord Stream 1. 

Desde junio Gazprom distribuye bastante menos gas (la caída es ahora del 80%) por este canal y lo justifica por la falta de esta turbina. El gigante energético ruso se ha quejado en varias ocasiones de que Siemens Energy, su socio contratante alemán, no le ha facilitado los documentos ni la información necesaria para hacerle llegar el motor en cuestión que le tiene que permitir transportar más gas desde la estación de compresión de Portovaya.

Siemens Energy, en cambio, ha insistido desde hace tiempo que puede entregar la turbina –que no ha sido enviada directamente desde Canadá por los bloqueos de las sanciones internacionales contra Rusia– una vez las autoridades rusas le notifiquen a qué estación aduanera la tiene que enviar. Esta versión es la que ha validado este miércoles con firmeza Scholz. “Es obvio que nada, absolutamente nada, se interpone en el camino del transporte de esta turbina y de su instalación en Rusia. Se puede transportar y utilizar en cualquier momento”, ha indicado el canciller alemán mientras ha subrayado que la reducción de las entregas del gas a través de Nord Stream 1, el incumplimiento de los contratos de suministro en definitiva, no tiene “ninguna razón técnica”.

El jefe de Siemens Energy, Christian Bruch, ha añadido que en Portovaya hay seis turbinas como la que está almacenada en Mühlheim, en el oeste de Alemania, y que solo hacen falta cinco para generar toda la potencia necesaria. Bruch ha asegurado que no entiende por qué las turbinas restantes no están preparadas para funcionar y que, en todo caso, el motor que se encuentra todavía en Alemania se tenía que instalar en Rusia en septiembre. Siemens Energy confirma que tiene en regla todos los documentos para su transporte. 

Gazprom suspendió completamente los suministros de gas durante diez días a mediados de julio, poniendo como razones el hecho de que eran necesarias tareas de mantenimiento y la falta de una turbina. Al retomar los envíos, Moscú redujo a un 20% la capacidad de distribución del gasoducto por “problemas técnicos”.

Alargar las centrales nucleares, una opción

Para Scholz, sin embargo, esta es una maniobra política del Kremlin. “Todas las razones técnicas aducidas no son comprensibles desde el punto de los hechos”, ha afirmado mientras ha razonado que Alemania tiene que estar preparada ante la eventualidad de que Rusia ponga más pretextos para justificar cualquier otra cosa que no funcione en algún momento. “Nos estamos independizando”, ha resumido el canciller en referencia a los esfuerzos de su gobierno para encontrar alternativas a la hasta ahora fuerte dependencia energética del gas ruso.

Ante la costa alemana ya se están construyendo terminales de gas natural licuado, viejas centrales de carbón se han reactivado para volver al mercado eléctrico desde un estado de reserva e incluso se prevé alargar la vigencia de las últimas tres centrales nucleares que hasta finales de año continúan activas en el país. “Esto todavía puede tener sentido”, ha afirmado Scholz cuando le han preguntado sobre si se podían mantener abiertas estas tres plantas. 

Entre otras razones, el canciller ha señalado que “especialmente en Baviera, la expansión de la energía eólica ha avanzado muy lentamente”. En todo caso, la decisión sobre las centrales nucleares se tomará de acuerdo con los resultados de una prueba de resistencia del suministro eléctrico que ya está en marcha.

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