Siempre vestido de negro y donante de esperma en serie: ¿Quién es Pavel Dúrov, el fundador de Telegram?
La justicia francesa le ha imputado por no frenar la difusión de contenidos criminales en la plataforma de mensajería
PARISCuando el fundador de Telegram, Pavel Dúrov, aterrizó el pasado sábado con su avión privado en el aeropuerto de Le Bourget, en las afueras de París, no sabía que había una orden de búsqueda y captura contra él en Francia. El CEO de Telegram, un francorus exiliado en Dubai que estudió francés y logró la nacionalidad francesa en el 2021 por un proceso "excepcional", poco se esperaba que acabaría imputado. La justicia francesa le investiga por una docena de cargos, entre ellos la complicidad en la difusión de pornografía infantil, la comisión de crímenes y delitos en banda organizada, y el rechazo de comunicar a las autoridades informaciones para poder interceptar criminales. La policía francesa había comenzado una investigación discreta contra Dúrov y no era público que le buscaban para llevarle ante el juez.
Francia reprocha al CEO de Telegram, no sólo que no haya actuado para evitar que su plataforma de mensajería instantánea sea utilizada para cometer delitos relacionados con la pederastia, el crimen organizado, el ciberacoso y la apología del terrorismo, sino también por no haber colaborado con la justicia francesa para detener a criminales. Concretamente, en el origen de la investigación contra el fundador de Telegram se encuentra la negativa de la plataforma a identificar un pedófilo que difundía contenidos a través de la aplicación.
Tras la detención de Pavel Dúrov, de 39 años y nacido en San Petersburgo, Le Monde y otros medios publicaron que el fundador de Telegram se había reunido en varias ocasiones con Emmanuel Macron, y el Elíseo no lo ha desmentido. El presidente le habría pedido que trasladara a Telegram a Francia, algo que Dúrov no hizo. Sin embargo, obtuvo la nacionalidad francesa en el 2021 gracias a un procedimiento que permite –habitualmente, a iniciativa del gobierno– otorgarla a personalidades extranjeras. "Creo que es bueno para nuestro país", se justificaba Macron este jueves. De hecho, tras la detención Dúrov llegó a declarar a la policía que había ido a Francia a reunirse con Macron, según Le Canard enchaîné, pero eso el propio presidente sí lo ha desmentido.
A diferencia de otros dirigentes de las grandes redes sociales, Dúrov ha optado por llevar una vida discreta, lejos del foco mediático, y concede entrevistas con cuentagotas. Su fortuna se estima en más de 15.000 millones de dólares, se sabe que tiene cinco hijos y que una de sus exparejas –madre de tres de los menores– le denunció el pasado año por malos tratos a uno de sus hijos. Va siempre vestido de negro, no come carne ni bebe alcohol. Y él mismo asegura que es padre biológico de un centenar de niños después de haber estado dando de esperma de forma continuada. Afirma que los ha dado a diez países distintos porque lo considera "un deber cívico".
Hasta 10 años de cárcel
Dúrov quedó en libertad la noche del miércolespero con medidas cautelares: ha tenido que pagar cinco millones de euros y no puede abandonar el territorio francés hasta que se haga el juicio. Aunque por X y otras redes sociales se ha esparcido la idea –difundida, entre otras, por el presidente de X, Elon Musk, y por medios franceses vinculados a la extrema derecha, como la cadena CNews– de que Dúrov podría ser condenado a 20 años de cárcel, el dato es incorrecto.
Según medios independientes especializados en verificación de información y diarios como Liberación, el cofundador de Telegram se enfrenta a una pena máxima de 10 años de cárcel y 750.000 euros de multa. Si se suman las penas máximas de los delitos por los que está acusado salen más de 10 años, pero el derecho francés garantiza la no acumulación de penas en un mismo proceso judicial. Si el acusado es considerado culpable de más de un delito, sólo cumplirá la pena más alta, que en ese caso es de 10 años.
Atractiva para los criminales
Telegram evita cualquier tipo de moderación de contenidos y asegura que rechaza toda clase de "censura", y esto incluye descartar casi sistemáticamente las peticiones policiales y judiciales de cualquier país. Es la única de las grandes plataformas tecnológicas que no colabora con los programas internacionales de las ONG que luchan contra la pornografía infantil. "Su privacidad hace que sea atractiva para grupos de crimen organizado y ciberdelincuentes, que explotan esta plataforma para llevar a cabo sus actividades ilegales de forma discreta", apunta el abogado francés especialista en derecho digital Alexandre Lazarègue.
El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, se apresuró a dejar claro que la detención de Dúrov es un asunto estrictamente judicial, pero el caso tiene implicaciones geopolíticas. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, la plataforma se utiliza para difundir propaganda prorrusa e incluso la utilizan las tropas rusas para coordinar las operaciones militares en Ucrania. Pero también es muy utilizada por Kiiv y por los disidentes rusos, que ven a Telegram como uno de los pocos espacios donde se pueden expresar libremente y con seguridad.
Desde la detención de Dúrov, el Kremlin está preocupado y públicamente ha mantenido una posición ambigua. Teme que el CEO de Telegram, exiliado desde el 2014, acabe cediendo a las autoridades francesas la clave para descifrar los mensajes de la plataforma y tengan acceso a conversaciones confidenciales.