Polémica

Telegram, en el centro del debate sobre la libertad de expresión

A raíz de la detención de Pavel Dúrov en Francia resurge la controversia por la escasa supervisión que la aplicación ejecuta con sus más de 900 millones de usuarios

Adam Satariano, Paul Mozur i Aurelien Breeden / The New York Times
5 min
Pavel Durov en el Mobile World Congress de 2016.

Telegram, fundada en 2013 por el emprendedor ruso Pavel Dúrov, ha crecido hasta convertirse en una de las mayores herramientas de comunicación online más grandes del mundo y es fundamental en la vida cotidiana de países como Rusia, Ucrania e India para enviar mensajes, obtener noticias independientes e intercambiar opiniones.

El crecimiento de la empresa, que ahora dispone de más de 900 millones de usuarios, se ha impulsado en parte gracias al compromiso con la libertad de expresión. La escasa supervisión que Telegram ejerce sobre lo que la gente dice o hace en la plataforma ha ayudado a las personas que viven bajo gobiernos autoritarios a comunicarse y organizarse. Pero también ha hecho de la aplicación un refugio para la desinformación, el extremismo de extrema derecha y otros nocivos contenidos.

Muchos se sorprendieron cuando los medios de comunicación franceses informaron el sábado de que Dúrov había sido detenido en Francia por cargos relacionados con la difusión de material ilícito a su servicio. Un funcionario judicial francés, que habló bajo condición de anonimato porque la investigación está aún abierta, confirmó el domingo por la noche que Dúrov estaba bajo custodia policial. La noticia de la detención se convirtió en un punto culminante del debate sobre la libertad de expresión en internet. Este lunes, la Fiscalía francesa hizo públicas las acusaciones contra el CEO de Telegram, que incluyen hasta doce cargos, entre ellos transacciones ilícitas, pornografía infantil, fraude y el rechazo a facilitar información a las autoridades.

El domingo, Elon Musk, propietario de X, que ha adoptado un enfoque similar de no intervenir en la moderación de contenidos, publicó “#FreePavel” en su cuenta de X. “Estamos en 2030 en Europa y te ejecutan por hacer me gusta a un mem", añadió. Por su parte, Leonid Vólkhov, antiguo asesor de Aleksei A. Navalni, el líder de la oposición rusa que murió en prisión el año pasado, escribió en Telegram que, todavía que la plataforma se ha convertido en una herramienta útil para los delincuentes, Dúrov debía ser liberado. cómplice de los delitos cometidos por los usuarios de Telegram", dijo.

La reacción a la detención puso de manifiesto el aumento de la preocupación por la libertad de expresión, la censura y la supervisión gubernamental de los contenidos online, en un momento en el que se ha intensificado el escrutinio regulador de la libertad de expresión en internet en todo el mundo. extremismo on-line, la seguridad infantil y la difusión de material ilícito. armas y grupos extremistas de extrema derecha le han utilizado para comunicarse, reclutar y organizarse.

de aterrizar en un avión privado procedente de Azerbaiyán, según la prensa francesa. El funcionario judicial francés dijo la noche del domingo que se había prorrogado su detención. Según la legislación francesa, las 24 horas iniciales de detención pueden ampliarse hasta 96, dependiendo de la gravedad de las acusaciones penales. Representantes de la policía francesa y del ministerio del Interior declinaron comentar.

En una declaración en Telegram el mismo domingo, la empresa de Dúrov aseguró que acataban las leyes de la UE y añadieron que su CEO "no tiene nada que esconder". En una entrevista en Telegram, George Lobushkin, un ex secretario de prensa de Dúrov que permanece cerca de él, escribió: "Es un ataque monstruoso a la libertad de expresión en todo el mundo". La detención de Dúrov podría aumentar la tensión con Rusia. La embajada rusa en Francia afirmó en un comunicado el domingo que había pedido aclaraciones a las autoridades francesas sobre la detención.

Vladislav Davankov, vicepresidente de la Duma, la cámara del Parlamento ruso, pidió la liberación de Dúrov. Según declaraciones recogidas por la agencia de noticias independiente rusa Meduza, considera que la detención podría ser un intento de acceder a la información que tiene Telegram y que esto "no puede permitirse".

Un servicio sin moderación

Dúrov, cuyo patrimonio neto fue calculado por Bloomberg en más de 9.000 millones de dólares, ha evitado siempre el tipo de escrutinio público al que se enfrentan los altos ejecutivos de grandes plataformas online, como Elon Musk de X, Mark Zuckerberg de Meta, Shou Chew de TikTok y Sundar Pichai de Google.

La detención del CEO de Telegram tiene pocos precedentes. Aunque la Unión Europea y Estados Unidos han convocado e interrogado a dirigentes de otras empresas de redes sociales, rara vez se ha detenido a un gran líder tecnológico por la información que se comparten en estos sitios. En 2016, las autoridades brasileñas detuvieron a un alto ejecutivo de Facebook después de que la empresa no entregara información de WhatsApp en el marco de una investigación sobre tráfico de drogas.

Tras la detención de Dúrov en Francia, podría ser de gran interés la información que Telegram decida compartir o retener. Las autoridades francesas podrían intentar obligar a Telegram a compartir información sobre canales criminales que, por ejemplo, se utilizan para vender armas de fuego o coordinar ataques terroristas. Una medida así podría poner a prueba el compromiso de Telegram con la estricta salvaguarda de la información de los usuarios.

De nacionalidad rusa, Dúrov abandonó Rusia en el 2014 tras perder el control de Vkontakte, el rival de Facebook en ese país. El año anterior había fundado Telegram, vendiéndola como una vía para comunicarse secreta y sin censura. La empresa tiene ahora su sede en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, y Dúrov tiene nacionalidad francesa y de la UEA, según Telegram.

Telegram funciona como una aplicación de mensajería estándar, como iMessage y WhatsApp, pero también acoge canales y grupos en los que un gran número de personas pueden difundir ideas y comunicarse. Su popularidad se debe en parte a las medidas que adoptó para permitir el alojamiento de enormes grupos de chat de hasta 200.000 personas en un momento en el que otras redes sociales, como WhatsApp, ya adoptaban medidas para reducir el tamaño de los grupos en un esfuerzo por combatir la desinformación. Otras funciones, como el intercambio de archivos grandes, la ausencia de límites a la hora de compartir enlaces y los bots que pueden interactuar con los usuarios en los canales, han contribuido a convertirla en una poderosa herramienta de organización y de coordinación social. Estas capacidades, combinadas con la mínima moderación de la aplicación, se han convertido en un refugio para personas y grupos que estaban vetados en otras plataformas como Twitter y Facebook.

Telegram gana dinero mediante compras dentro de la aplicación, publicidad, suscripciones y promociones. En marzo, Dúrov declaró al Financial Times que Telegram estaba a punto de generar ganancias y se planteaba realizar una oferta pública inicial.

Copyright The New York Times

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