Europa

La victoria del frente nacionalista en Macedonia del Norte pone en duda su camino hacia la UE

Los conservadores ganan las elecciones con la promesa de no utilizar 'del Norte' para referirse al país y de relegar a los albaneses a la oposición

Marta Moreno
3 min
La presidenta electa de Macedonia del Norte, Gordana Siljanovska-Davkova, junto al líder de su partido, el conservador VMRO DPMNE, celebrando la victoria electoral de este jueves.

Skopje“Conmigo, créanme, rodeada de mujeres parecidas a mí, subversivas, independientes, fuertes, que saben expresar una actitud distinta a la de los hombres, será un gran paso adelante”. Con estas palabras, Gordana Siljanovska-Davkova, del partido conservador VMRO-DPMNE, proclamaba su victoria en las elecciones presidenciales de Macedonia del Norte, que se celebraron conjuntamente con las parlamentarias. Eran las undécimas elecciones parlamentarias y las séptimas presidenciales desde la independencia de este estado de la antigua Yugoslavia, en 1991.

Con un índice de participación del 50%, los resultados a las parlamentarias han dado al agrupación de derechas VMRO-DPMNE el 43% del apoyo, mientras que el socialdemócrata proeuropeo SDSM sólo ha logrado el 15%. La tercera fuerza ha sido el partido de etnia albanesa Unión Democrática para la Integración (DUI), que ha logrado un 14,30% de los votos.

El país está dividido en seis distritos electorales, cada uno de los cuales aporta 20 legisladores al Parlament, de 120 escaños. Así pues, la distribución de los votos en estos distritos decidirá el número exacto de escaños obtenidos por cada partido. Una proyección preliminar de la Comisión Electoral Estatal muestra que VMRO-DPMNE obtendría 59 escaños, los socialdemócratas 18, la DUI 19, y el también albanés Vlen 13.

En cuanto a la presidencia, Gordana Siljanovska-Davkova ha vuelto su rival, el hasta ahora presidente Stevo Pendarovski, como lo hizo en la primera vuelta, pero con el doble del apoyo.

Siljanovska-Davkova, una catedrática jubilada de setenta años, y su formación han centrado su campaña en las críticas al hasta ahora gobierno socialdemócrata. Lo consideran demasiado blando al haber cedido a las demandas de la vecina Grecia para cambiar el nombre de Macedonia a Macedonia del Norte para que ésta desbloqueara su entrada en la OTAN en el 2020. También por acceder a las exigencias de Bulgaria, que veta el avance del país balcánico en la UE, respecto a la comunidad húngara en el país. Los socialdemócratas intentaron añadir enmiendas a la Constitución para incluir a la comunidad húngara, pero el Parlamento no las aprobó.

“Si llego a ser presidenta, en mis actos públicos no utilizaré nunca del Norte, sólo Macedonia. Para mí es un asunto jurídica y políticamente abierto”, decía durante la campaña la ya presidenta electa, que también rechaza las exigencias del gobierno de Sofía.

El futuro de Macedonia, en juego

Los socialdemócratas, por su parte, aludían sobre todo al peligro que la victoria de los conservadores supondría para la candidatura de adhesión de Macedonia a la UE. "Estas elecciones marcarán prácticamente el futuro de Macedonia: si avanzaremos hacia una sociedad progresista, hacia la UE, o si nos dirigimos a una época pasada en la que teníamos aislamiento y conflictos étnicos", advirtió el ex primer ministro y jefe de el SDSM, Dimitar Kovacevski. Sin embargo, esta amenaza no ha logrado superar la frustración de la población frente al estancamiento de la adhesión y la persistente corrupción.

En el frente albanés, la DUI ha sido la tercera fuerza más votada en las parlamentarias, mientras que su principal opositor entre la comunidad albanesa en el país, el Vlen, grupo que contaba con el apoyo del gobierno de su vecino Kosovo, ha quedado cuarto en la carrera electoral con un 11%. El líder del Vlen, Izet Mexhiti, declaraba antes del anuncio de los resultados que "los albaneses, a partir de hoy, tienen un nuevo actor político serio que los representa con orgullo".

La etnia albanesa constituye una cuarta parte de la población de Macedonia del Norte. Sin embargo, las tensiones entre la población mayoritaria y la minoría albanesa persisten desde la declaración de independencia de la antigua Yugoslavia en 1991 y desembocaron en un conflicto armado en 2001, resuelto a través de la intervención internacional y la firma de un acuerdo de paz que concedió más derechos a la minoría albanesa.

De hecho, fue Talat Xhaferi, de etnia albanesa, el primer ministro que se designó el pasado enero para encabezar el gobierno provisional encargado de organizar estas elecciones, y que los conservadores se negaron a votar. La victoria de la agrupación nacionalista VMRO-DPMNE, en caso de que siga la línea de su discurso, pondrá en peligro no sólo los avances de Macedonia del Norte en el camino hacia la UE, que está estancado desde 2005 –cuando se le concedió al país el estatus de candidato, sino también las relaciones con los vecinos.

Por su parte, la situación de los partidos albaneses, que suelen ser socios menores en los gobiernos, también está en entredicho. Los conservadores ya dejaron claro, en la primera ronda de las presidenciales, que "la DUI es un capítulo terminado y pasará a la oposición".

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