Las buenas palabras ya no convencen a Zelenski, que suplica una reacción de Europa "antes de finales de año"
El presidente ucraniano, recibido con todos los honores, se va de Bruselas y Londres con poco más que la promesa de varios misiles adicionales
LondresEl encuentro de la denominada Coalición de los Voluntarios, celebrado este viernes en Londres y presidido por el primer ministro británico Keir Starmer, ha servido para poco más que escenificar la unidad de los aliados europeos y occidentales en su apoyo a Ucrania ante la agresión rusa. Pero también ha dejado al descubierto, una vez más, las limitaciones de la alianza mientras Estados Unidos no se implique plenamente y el expresidente Donald Trump siga mostrando signos muy contradictorios sobre cómo abordar la relación con Vladímir Putin.
Quizá por eso los cinco líderes presentes –los primeros ministros del Reino Unido, de Dinamarca y de los Países Bajos, Keir Starmer, Mette Frederiksen y Dick Schoof, respectivamente, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte– herramienta con la que se intenta detener la guerra. Un plan que se sustenta en negociaciones a partir de las líneas actuales del frente, idea que Moscú no comparte. Starmer ha asegurado, en cualquier caso, que mantienen contacto permanente con el presidente republicano, consciente de que la viabilidad de cualquier estrategia pasa por la complicidad de Washington.
"La seguridad de Ucrania es nuestra seguridad", ha repetido el premier, que ha hablado de "reforzar la capacidad de armamento de largo alcance con el suministro de misiles" para Ucrania, y ha dicho que se han adelantado los plazos de entrega de 140 misiles Storm Shadow, y también de "retirar el petróleo y el gas rusos de los mercados globales". Unas declaraciones que Zelenski ha asumido con estoicismo, al asegurar que "más vale tarde que nunca". Porque, todo ello, la desconexión europea de los fósiles rusos, "llega muy tarde", como ha reconocido la danesa Frederiksen.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha agradecido "profundamente" el apoyo del Reino Unido y ha celebrado las nuevas sanciones contra Rusia, que considera "un gran paso" para debilitar la maquinaria de guerra del Kremlin. No olvidó tampoco expresar su reconocimiento a Donald Trump por el paquete de sanciones impuesto esta semana a las dos grandes petroleras rusas, que a su juicio puede acelerar el camino hacia la paz. "Cuanto menos ataques pueda llevar a cabo Putin, más bien aceptará la vía diplomática. No debe haber otra opción para Rusia que poner fin a la guerra", declaró.
Starmer, además, ha querido detallar una especie de hoja de ruta de cinco puntos para reforzar el apoyo a Kiiv, que no dista mucho de otras declaraciones anteriores. El primer objetivo es "ahogar la financiación de la guerra rusa" mediante las sanciones. El segundo, avanzar en "la utilización de los activos rusos congelados" para pagar la reconstrucción de Ucrania. El tercero, mantener la ayuda a la defensa antiaérea ucraniana. Y, por último, "garantizar que la presión militar sobre Putin no decaiga" y preparar "garantías de seguridad para el escenario de posguerra".
En este sentido, y sobre los activos rusos, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha reclamado un acuerdo antes de Navidad para desbloquear un préstamo de 140.000 millones de euros a Ucrania que se financiaría con estos bienes rusos. En la reunión del jueves del Consejo Europeo, Bélgica ha impedido su aprobación de la medida. "Debemos encontrar una solución antes de Nochebuena para garantizar la financiación de Ucrania en los próximos años", ha advertido Frederiksen. Starmer ha coincidido con ella en la urgencia de la incautación: "Hay claridad absoluta de que este progreso debe concretarse en un plazo breve". A este respecto, Zelenski ha mostrado su óbito ante las dudas europeas. "Una cosa es la decisión política, después la decisión práctica, y sólo después la implementación. Y creo que ayer tuvimos la decisión política. Es una buena señal. Espero que lleguemos a la implementación antes de finales de año", mostrándose de acuerdo con el planteamiento de la primera ministra Frederiksen.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha instado a los aliados a "mantener las sanciones y la presión militar". Rutte, de hecho, lanzó probablemente la consigna más destacada: "Putin se está quedando sin dinero, sin tropas y sin ideas". Desde Moscú no dicen lo mismo. Mientras, el primer ministro de Países Bajos, Dick Schoof, reclamó hacer "mucho más" para combatir la denominada flota fantasma con la que el Kremlin elude las sanciones.
Miedo a la sintonía Washington-Moscú
El esfuerzo que se ha puesto en escena en el Foreign Office –al que se han sumado por vídeo una veintena larga de aliados de Kiiv– tenía como objetivo mantener a Ucrania en el mapa y, al mismo tiempo, asegurar que Donald Trump sigue mostrando un interés a largo plazo en el conflicto. Sin embargo, el Kremlin no cede en su posición: la invasión sigue pese al elevado coste en vidas humanas para las tropas rusas, a cambio de muy pocos avances sobre el mapa. La inminente visita del enviado especial de Moscú a Washington para reunirse con su homólogo estadounidense, añade inquietud a las cancillerías europeas, que vuelven a temer que el encuentro sirva para marginarles del proceso de paz.
Si Zelenski llegaba con la pretensión de más armas y dinero, de momento se ha llevado palabras y honores, porque antes de llegar a Londres ha pasado por el castillo de Windsor, donde lo ha recibido el rey Carlos III. La reunión de Londres ha tenido lugar veinticuatro horas después de las conversaciones mantenidas este jueves en Bruselas, en el que Zelenski ha expresado satisfacción por los nuevos compromisos para reforzar los sistemas de defensa aérea ucranianos. De hecho, se han unido al grupo otros dos estados, España y Finlandia, que comprarán armas en Estados Unidos para cederlas a Ucrania. En concreto, Zelenski ha pedido prioridad en el acceso a los misiles estadounidenses Patriot, en ausencia de los Tomahawk, que Trump no está dispuesto a entregarle por el momento.
Sólo unos días antes de la reunión de este viernes, el presidente Donald Trump impuso las ya citadas sanciones de gran alcance contra empresas petroleras rusas, el movimiento más contundente contra Moscú desde su regreso a la Casa Blanca, además del anuncio de la cancelación de cumbre con Vladímir Putin en Hungría. La Unión Europea ha añadido más presión con el decimonoveno paquete de sanciones, que incluye una prohibición de importar gas natural licuado ruso, aunque no entrará en vigor hasta el 2027.
Moscú. Pekín ya ha condenado las sanciones de EEUU, mientras India evalúa el impacto que tendrán las medidas sobre sus contratos.
Los analistas advierten que Rusia podría recurrir de nuevo a su flota fantasma de petroleros ya una red de intermediarios opacos para esquivar las sanciones, como ya ha hecho desde el 2022. La cuestión clave, en todo caso, es si India y China estarán dispuestas a cooperar con Rusia. Si lo hacen, las sanciones seguirán siendo algo más que simbólicas.