ParísCon más o menos eco mediático, múltiples voces se han levantado en los últimos años en Francia para denunciar el abuso de menores. Uno de los últimos casos es el de la abogada Camille Kouchner, que, a través del libro La familia grande, acusa a su padrastro, el politólogo y profesor universitario Olivier Duhamel, de haber abusado de su hermano gemelo cuando era adolescente. La revelación ha desencadenado un alud de testimonios, principalmente en las redes sociales, bajo la etiqueta #MeTooInceste, que rompen el doloroso silencio que a menudo guardan las víctimas.
Es gracias a este debate social que el ejecutivo francés se ha visto forzado a revisar la legislación vigente en cuanto a la protección de menores en un país donde, cada año, 130.000 niñas y 35.000 niños son víctimas de violaciones y violencia sexual según una encuesta publicada por la asociación Memoria Traumática y Victimología hecho por el instituto Ipsos en octubre del 2019.
Una de las medidas más reclamadas por las asociaciones de protección a la infancia y la adolescencia es que cualquier acto de penetración sexual cometido por un adulto sobre una menor de menos de 15 años se considere automáticamente una violación -y, en consecuencia, un crimen penado con 20 años de prisión-, sin que haya que demostrar que la víctima no había consentido la relación.
El autor lo tiene que saber
El gobierno presidido por Emmanuel Macron dice que está de acuerdo con cambiar la ley siempre que se demuestre que el autor conocía la edad de la víctima, una condición a la cual algunos ya se han mostrado contrarios. Es el caso de la presidenta de la comisión para las libertades y derechos humanos del Consejo Nacional de los Colegios de Abogados (CNB, en las siglas en francés), Laurence Roques. La letrada asegura que con este requisito se correrá el riesgo de entrar en un “debate interminable sobre el conocimiento del adulto en cuanto a la edad de la menor". Y añade: "Al tratarse de derecho penal, la presunción de inocencia hace que sea la víctima quien tenga que demostrar que el agresor conocía su edad en el momento de los hechos”.
En todo caso, el cambio legal, que entrará en vigor partir de abril, permitirá a los jueces no tener que interrogar a la víctima sobre si habido “violencia, coerción, amenaza o sorpresa”, los cuatro posibles elementos constitutivos para que un magistrado califique una penetración sexual como violación, hoy por hoy, tanto en el caso de los adultos como de los menores.
Cronología de los últimos escándalos
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2016
La presentadora Flavie Flament revela que el fotógrafo David Hamilton la violó cuando tenía 13 años, un drama que cuenta la novela 'La Consolation'. Hamilton negó las acusaciones antes de suicidarse meses después. Al menos tres mujeres más lo habían acusado de violación, pero ninguna de ellas lo pudo denunciar porque los hechos habían prescrito.
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2017
La justicia absuelve a un hombre de 30 años acusado de haber violado a una niña de 11 años. El tribunal estima que los elementos constitutivos de una violación inscritos en la ley -tiene que haber coacción, amenaza, violencia o sorpresa- no se han establecido.
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2019
La película 'Las Chatouilles' [Las cosquillas] recibe el César a la mejor adaptación. Se inspira en la infancia de su codirectora, Andréa Bescond, víctima de violencias sexuales cuando tenía 8 años por parte de un amigo de su familia.
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2019
La actriz Adèle Haenel acusa al director Christophe Ruggia de acoso sexual cuando ella tenía entre 12 y 15 años.
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2020
La escritora Vanessa Springora acusa de pederastia al escritor Gabriel Matzneff en el libro 'El consentimiento', en el que explica la relación con el autor cuando ella tenía 14 años y él 50.
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2020
El tribunal de apelación de Versalles rechaza calificar de violación los hechos denunciados por una chica que acusa a un grupo de bomberos de haberla violado cuando tenía 14 años. La familia ha llevado el caso al tribunal judicial de más alta instancia, que debe dar un veredicto en marzo.
Agresión, abuso o violación
La ley francesa diferencia principalmente tres tipos de actos de carácter sexual: primeramente, la agresión sexual, considerada como un acto sin penetración cometido con violencia, coerción, amenaza o sorpresa; en segundo lugar, el abuso sexual, cometido por un mayor de edad sobre un menor de menos de 15 años, sin que haya violencia, coerción, amenaza o sorpresa. El abuso designa cualquier comportamiento en relación con la actividad sexual, haya o no penetración. Y, por último, la violación, descrita como un acto de penetración sexual cometido con violencia, coerción, amenaza o sorpresa, que se castiga con una pena más grande.
El gobierno francés también reforzará el arsenal jurídico en cuanto a las relaciones sexuales con menores dentro del ámbito de la familia. En la legislación vigente, no se consideran delito per se, sino una circunstancia agravando de una agresión o abuso sexual. De momento, el ministro de Justicia , Éric Dupond-Moretti, ya ha anunciado que el gobierno instaurará una edad determinada, los 18 años, por debajo de la cual un menor no tendrá que demostrar ante la justicia que el acto sexual que ha denunciado contra uno de sus padres o bien contra un miembro de su familia era o no consentido.
Otro problema es la prescripción de las violencias sexuales contra menores de 30 años después de que la víctima haya cumplido la mayoría de edad. Esto deja impunes a muchos agresores porque las víctimas tardan mucho tiempo en entender lo que les ha pasado y denunciarlo.
Las asociaciones reclaman que estos crímenes no prescriban y el gobierno se opone a alargar los plazos actuales. Por el contrario, el ejecutivo sopesa instaurar una prescripción que Dupond-Moretti ha calificado de “escalonada”. Este mecanismo permitiría llevar a juicio casos prescritos de un mismo acusado en el momento en el que se descubre un asunto no prescrito. Por ejemplo, si un hombre acumula cinco casos de violencia sexual, por el solo hecho de que uno no haya prescrito la justicia ya podrá reconocer a las cinco víctimas.
En España es delito tener sexo con un menor de 16 años
En España la edad de consentimiento sexual son los 16 años. Aunque las personas más pequeñas de esta edad acepten tener relaciones sexuales con un adulto, este consentimiento no tiene ningún tipo de validez legal. Y no solo se legislan en este sentido las relaciones sexuales, sino que también se incluyen otros tipos de acciones de claro contenido sexual, como conversaciones, grabación de imágenes o vídeos.
El año 2013 el consejo de ministros -con gobierno del PP- aprobó la reforma del Código Penal que aumentaba la edad de consentimiento en tres años, ya que en España hasta entonces era de 13 años. Así pues, el gobierno de Mariano Rajoy iniciaba los trámites para impulsar este cambio, y lo hacía argumentando que con esta medida se protegía más a las mujeres y se podían evitar algunos posibles casos de pederastia.
Así, el artículo 183 del Código Penal español recoge que si un adulto mantiene relaciones sexuales con un menor de 16 años es castigado como responsable de un abuso sexual, con penas de entre dos y seis años de prisión. Y si, además, hay intimidación o violencia, la condena aumenta: en este caso son entre 5 y 10 años de prisión, porque se considera una agresión sexual. Finalmente, si hay penetración durante el acto sexual, el baremo crece y las penas impuestas al adulto son de entre 8 y 12 años.
En cambio, una reforma que aún no se ha podido agilizar en España a pesar de los múltiples intentos es la prescripción de los delitos sexuales. El consejo de ministros aprobó en junio de 2020 el anteproyecto de la ley de protección de la infancia y la adolescencia, conocida como ley Rhodes (nombre de un pianista que sufrió abusos sexuales), que busca profundizar en los derechos los menores desde varias disciplinas. El gobierno de coalición que lidera Pedro Sánchez ha comenzado los trámites para que la prescripción de las agresiones y los abusos sexuales empiecen a contar a partir del momento en el que la víctima cumple los 30 años, y no a partir de los 18 años como hasta ahora.