Guerra abierta entre Alemania y Hungría por los vetos de Orbán

El primer ministro húngaro tilda de "ridícula" y "patética" la política exterior de la UE

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El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en una imagen de archivo

Bruselas"Parecemos patéticos tigres de papel y, después de nuestros comunicados sin consecuencias, el mundo entero se ríe de nosotros". Con esta crudeza y contundencia valora el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, la actual política exterior de la Unión Europea, a través de una carta abierta dirigida al ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, publicada en su página web oficial. La guerra abierta entre el gobierno alemán y el húngaro llega después del enésimo bloqueo por parte del líder ultraconservador a varios pronunciamientos de la Unión Europea en cuestiones de política exterior, como por ejemplo de apoyo a Hong Kong.

Maas abrió el lunes el melón de un debate de fondo en la Unión Europea: la toma de decisiones en política exterior. "No podemos siendo siendo rehenes de los que paralizan la política exterior con sus vetos. Están jugando con la cohesión europea tanto a corto como a largo plazo", dijo el lunes el ministro alemán en una rueda de prensa. "Por eso lo digo abiertamente: tiene que desaparecer el veto, incluso si esto significa que pueden superarnos en votaciones", explicó. El jefe de la diplomacia alemana criticaba de este modo abiertamente los sistemáticos vetos por parte de Budapest a comunicados conjuntos de la Unión Europea, principalmente aquellos relacionados con China (con la que tiene fuertes vínculos económicos y también políticos) y las vulneraciones de derechos a Hong Kong, pero también por ejemplo en el caso de la escalada entre Israel y Palestina de hace unas semanas.

"Si hasta ahora han ignorado ocho comunicados, también se burlarán del noveno", dice la carta de Orbán, haciendo referencia al número de comunicados conjuntos que hasta ahora ha vetado sobre Hong Kong. El ultraconservador húngaro, que ha salido con las orejas gachas del Partido Popular Europeo en los últimos meses por su deriva autoritaria, avisa así de que seguirá ejerciendo su derecho a veto. "La izquierda europea, dirigida por la izquierda alemana, está atacando de nuevo a Hungría con un tono inaceptable. Ahora porque Budapest no quiso firmar un comunicado común sin peso ni seriedad política en el caso de Hong Kong [...]. Esto es lo que pasó, y si lo proponen cien veces más, cien veces más obtendrán el mismo resultado", desafía el primer ministro de Hungría.

El problema de la unanimidad

La cuestión de fondo es el sistema de toma de decisiones en la Unión Europea en el ámbito de la política exterior. El artículo 31 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea fija que, de manera general, la Unión tiene que funcionar a través de la unanimidad en la toma de decisiones relativas a este ámbito. Se establecen algunas excepciones o vías de escape a través de las que se puede usar la mayoría cualificada, pero la política exterior europea ha acabado siempre coordinándose en pro del respeto y el consenso para no molestar a los intereses nacionales de ninguno de los gobiernos integrantes de la Unión, y más teniendo en cuenta que, al fin y al cabo, la UE no tiene competencias directas en política exterior. Josep Borrell es el jefe de la diplomacia europea, pero es un representante, un diplomático, no un ministro de Exteriores de la UE.

Pero el sentimiento expresado esta semana de manera abierta por el ministro Maas es que Budapest está abusando de esta capacidad de veto y no está respetando este acuerdo tácito de coordinación y consenso. Aun así, que este sistema en la toma de decisiones es una piedra en el zapato de una Unión que quiere tener un rol más fuerte en el tablero geopolítico global ya es una cuestión que la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, puso sobre la mesa en su primer discurso sobre el estado de la Unión. La presidenta subrayó la necesidad de optar por la mayoría cualificada en áreas como las sanciones o los derechos humanos. "Las crisis y los retos de seguridad que se acumulan dentro y fuera de la Unión, han añadido urgencia a la necesidad de tener un sistema más efectivo de toma de decisiones en cuestiones relativas a la política exterior de seguridad y de defensa", dice un informe del servicio de investigación del Parlamento Europeo, que analiza los pros y los contras de este potencial cambio.

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