Las horas más difíciles de Emmanuel Macron
El fracaso electoral en las legislativas pone al presidente de Francia en una situación inédita de debilidad
ParísLa noche electoral de las legislativas, domingo 19 de junio, Emmanuel Macron fue el gran ausente. Atrincherado en el Elíseo, el presidente de la República prefirió delegar en la primera ministra, Élisabeth Borne, la difícil tarea de comparecer públicamente para valorar los resultados mientras él intentaba digerirlos. No fue hasta tres días después que Macron consideró que era la hora de dirigirse a los ciudadanos. Fue en un mensaje grabado, de ocho minutos, en el que reconocía que lo tiene complicado para gobernar en solitario después de haber perdido la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. "Tendremos que construir compromisos", admitió.
La del pasado domingo fue una de las noches más difíciles que ha vivido Macron desde que es presidente. La derrota electoral lo pilló por sorpresa: el resultado fue peor de lo que auguraban las encuestas. Acostumbrado a que todo le salga bien, el inquilino del Elíseo ha ejercido hasta ahora de hiperpresidente y lo ha tenido todo de cara. Llegó al poder de una forma imparable, después de una carrera fulminante. Durante el primer quinquenio ha mandado sin oposición –a pesar de las protestas sociales–, ha concentrado todo el poder, ha hecho y deshecho como ha querido y ha tenido al gobierno a su servicio.
Es lo que en Francia denominan un presidentejupiteriano, en alusión a la mitología romana, en la que Júpiter es el dios supremo. No tiene contrapoder. “La presidencia jupiteriana se ha acabado”, sentenció Olivier Faure, presidente del Partido Socialista después de reunirse con Macron el martes. "Tendrá que aprender a confrontar las ideas de los otros", aseguró.
No asumir la derrota
Rivales políticos acusan a Macron de estar sometido a una fase de “negación” en la que todavía no ha acabado de asumir la derrota electoral y ponen de ejemplo el discurso del miércoles. En su alocución, el presidente asumía pocas responsabilidades de la derrota y, en cambio, consideraba que son el resto de las fuerzas políticas quienes tienen que ceder para evitar el bloqueo parlamentario. El presidente pedía a los partidos que aceptaran alianzas parlamentarias. Por ahora, su llamamiento no ha tenido efecto.
La prensa, unánime, también ha cargado contra el inquilino del Elíseo. El diario Libération, considerado de izquierdas, hablaba de un presidente totalmente "superado", incapaz de asumir los resultados. "Ha demostrado que no ha entendido en absoluto el mensaje de los franceses", afirmaba un editorial del diario. El presidente "se ha visto atrapado por una vieja norma de la política: nada pasa como estaba previsto", destacaba la revista La Obs. Y añadía una metáfora muy gráfica: "Júpiter tiene una rodilla en el suelo".
Riesgo de parálisis
El sistema político francés está diseñado desde la época de Charles de Gaulle para favorecer a las mayorías amplias en el Parlamento para facilitar la gobernabilidad y la estabilidad política. En la Quinta República ha habido periodos de cohabitación –con un presidente y un primer ministro de colores diferentes–, pero no es habitual que ninguna fuerza política obtenga la mayoría absoluta. El pasado domingo la coalición presidencial fue la fuerza más votada, pero se quedó muy lejos de la mayoría absoluta. Tampoco hay una mayoría alternativa. Si Macron no consigue apoyos parlamentarios, hay un riesgo real de parálisis. “Es un voto de sanción nunca visto por un presidente de la República que acaba de ser reelegido”, resumía Le Monde.
Emmanuel Macron, un político con una carrera impecable que traicionó a François Hollande y que se convirtió a los 39 años en el presidente escogido más joven de la historia de Francia, ha vivido un revés inesperado que hace pensar en un segundo quinquenio mucho más complicado de lo que él mismo se podía haber imaginado. En abril fue reelegido presidente por cinco años más ante la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, pero entonces el resultado –relativamente ajustado– ya fue un aviso para Macron.
Vacuidad del proyecto macroniano
Acusado a menudo de soberbio, el inquilino del Elíseo estaba tan convencido de su victoria en las legislativas que renunció a hacer campaña. No participó ni en un solo acto electoral. “El cálculo resultó falso. Y en este contexto se ve más la vacuidad del proyecto político macroniano, que tiene una línea económica clara, pero en otras cuestiones sociales tiene poca sustancia”, subraya el politólogo francés Emiliano Grossman. El analista cree que el resultado electoral "es el regreso de la política" a Francia.
La agenda internacional –esta semana con el Consejo Europeo en Bruselas y la semana que viene con la cumbre de la OTAN en Madrid– ha dado unos días de margen al presidente de Francia, pero cuando vuelva de Madrid, a finales de la semana que viene, Emmanuel Macron tendrá que tomar decisiones para evitar el bloqueo político. Solo él sabe si apostará por negociar ley por ley con los diferentes partidos o encontrará un socio dispuesto a darle un apoyo más estable. Macron no tiene muchas opciones. Probablemente, es la primera vez que el inquilino del Elíseo se mira al espejo y no ve a Júpiter.