Italia entierra la ley contra la homofobia que indignó al Vaticano

Hasta 16 senadores progresistas suman su voto a la derecha para bloquear la tramitación de la norma

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Protesta en apoyo de la propuesta de ley contra la discriminación de la violencia contra las personas LGBT + un delito de odio a Milà

RomaEl proyecto de ley contra la homofobia y la transfobia en Italia, impulsado por el Partido Demócrata (PD) con el apoyo del Movimiento 5 Estrellas, ha quedado bloqueado este miércoles en el Parlamento, después de que prosperara una moción de los partidos de derechas, que pretendían enterrar definitivamente la reforma. La normativa, que establece como delito de odio la discriminación y la violencia por motivos basados en la orientación sexual, la identidad de género o la discapacidad, había provocado la protesta formal del Vaticano, que apeló al concordado entre los dos estados para intentar frenarla.

El texto pretendía modificar una ley de 1993 con la que se castiga la comisión e incitación a la violencia y a la discriminación por motivos raciales, étnicos, religiosos o de nacionalidad, incluyendo “la orientación sexual e identidad de género”. La Liga, Fuerza Italia y los Hermanos de Italia rechazan el texto porque consideran que atenta contra la libertad de expresión, y este miércoles han presentado una iniciativa parlamentaria que impide examinar los artículos incluidos en el proyecto de ley, y bloquea así la tramitación parlamentaria.

A pesar de que en teoría los partidos favorables eran mayoría en el Senado, la cámara alta ha aprobado por sorpresa la moción gracias al voto de al menos 16 senadores progresistas, que han aprovechado que era una votación secreta para hacer naufragar la ley. Las sospechas dentro del PD apuntan a las filas de Italia Viva, el partido fundado por el ex primer ministro y actual senador Matteo Renzi, que estuvo ausente durante la votación. "Se ha traicionado un pacto político que quería un paso de civismo para el país", denunció el diputado del PD Alessandro Zan, promotor del texto.

La derecha votó en bloque y acusó a los socialdemócratas de haber arruinado las negociaciones sobre los artículos más comprometidos, aunque también hubo discrepancias entre los conservadores. El senador Elio Vito renunció a sus cargos dentro de Fuerza Italia en protesta por la posición del partido de Berlusconi.

Cuestionada la futura alianza del PD y el M5E

La derrota en el Senado del PD y el M5E, que gobernaron en coalición hasta la llegada de Mario Draghi en febrero, no solo deja a Italia sin una ley específica contra la homofobia y la transfobia, sino que también pone en cuestión la futura alianza entre las dos formaciones, que aspiran a recuperar el poder cuando se celebren elecciones en 2023, pero que ya no suman mayoría absoluta.

El proyecto de ley había suscitado desde el principio el rechazo de los partidos de derechas y de los obispos italianos porque, según ellos, atenta contra la libertad de expresión. El Vaticano llegó a emitir en julio una petición formal para que el Parlamento modificara el texto, considerando que violaba algunos puntos del concordado que regula las relaciones entre los dos estados desde 1929. En concreto, la Santa Sede temía que el texto pudiera considerar delictiva la posición de la Iglesia respecto a la identidad de género o la orientación sexual.

La injerencia vaticana provocó la respuesta formal del primer ministro, Mario Draghi, que reivindicó la soberanía del Parlamento italiano ante el Vaticano. “El nuestro es un estado laico, no confesional. Nuestro ordenamiento contiene todas las garantías para asegurar que nuestras leyes respeten siempre los principios constitucionales y los compromisos internacionales, entre los cuales está el concordado con la Iglesia”, subrayó Draghi.

La llamada ley Zan, como se conoce en Italia, estaba en la última fase para su aprobación definitiva después de haber recibido la luz verde de la Cámara de los diputados en 2020, pero después del revés en el Senado tendrá que volver a la casilla de salida. El problema es que las negociaciones podrían alargarse más de lo que se esperaba, puesto que los partidos se concentrarán a partir de los próximos meses en aprobar los presupuestos y elegir un nuevo jefe de estado en febrero del 2022, cosa que podría suponer que el texto quede aparcado indefinidamente. No sería la primera vez, puesto que en los últimos años hasta cinco reformas similares impulsadas por la izquierda han naufragado en el Parlamento.

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