El adiós de Merkel

Merkel: el feminismo inconsciente de la mujer más poderosa del mundo

La canciller no se ha reivindicado como feminista hasta los últimos días de su carrera política

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Angela Merkel en una imagen de archivo.

BruselasCogió las riendas de la economía más grande de Europa hace 16 años y convirtió en norma la excepción. Las mujeres representan menos de un 6% de los jefes de estado y de gobierno de los 193 países del mundo, pero en Alemania muchas criaturas y adolescentes no han visto todavía ningún hombre al frente de su país. Y a pesar de esto, Angela Merkel no había ondeado (hasta ahora) la bandera del feminismo. “Sus acciones hablan más que sus palabras. Convertir en normal que una mujer sea canciller es una acción feminista sin que haya que reivindicarlo”, apunta Sophie Pornschlegel, analista de la European Policy Center (EPC). 

“Para ser honesta, la historia del feminismo es una historia con la que tengo cosas en común pero también diferencias y no quiero colgarme medallas con una etiqueta que no llevo”. Es la respuesta que la canciller dio en 2017 cuando le preguntaron si se consideraba feminista. Pero su posición ha cambiado recientemente. “En aquel momento hablé con timidez. Hoy todo es más reflexivo. Ahora puedo decirlo: todas tendríamos que ser feministas”, decía hace solo unas semanas. 

La conciencia feminista de la canciller, pues, se ha ido construyendo con el tiempo, con su propia figura y en paralelo a un debate público que ha ido ganando espacio gracias a la presión de la sociedad civil, como reflexiona la investigadora del Real Instituto Elcano María Solanas. 

Que no sea hasta ahora que se va, que la mujer más poderosa del mundo según la revista Forbes se haya reivindicado como abiertamente feminista, ¿significa que ha desaprovechado 16 años de un altavoz privilegiado? En cuanto a políticas públicas de género, las dos expertas consultadas coinciden que Merkel “podría haber hecho mucho más”. Solanas destaca como, después del mandato de Merkel, Alemania puntúa por debajo de España en el ranking de igualdad de género del Instituto Europeo de Igualdad de Género o como solo un 31% de los escaños del Bundestag están ocupados por mujeres. Aún así, considera un “estereotipo” y producto de la "desigualdad estructural de género" el hecho de preguntarse si Merkel no ha reivindicado suficiente el feminismo: “Es poner sobre los hombros de las mujeres una responsabilidad que no atribuimos a la política que hacen los hombres. Si se llamara Friederich no haríamos esta pregunta”, reflexiona. 

Solanas defiende que Merkel “no tiene una responsabilidad más grande de reivindicar el feminismo que la otra mitad de la población”. En este sentido, Pornschlegel cree que ondear esta bandera hubiera sido perjudicial para una Merkel que llegó al poder en un momento en que este debate ni siquiera estaba sobre la mesa. La misma canciller reflexionaba sobre ello hace unos días cuando admitía que hace veinte años “no le hubiera importado que solo hubiera hombres hablando en cualquier plataforma”, mientras que ahora lo ve “imposible”. 

Las dos expertas coinciden en la importancia que ha tenido Merkel desde el punto de vista de la igualdad de género aunque sea sin haberlo pretendido: “Ha sido durante muchos años la única mujer en reuniones muy importantes, tanto para la UE como para el conjunto del mundo. Ha sido un referente sin haberlo intentado activamente, ha roto el techo de cristal y el suelo pegajoso”, recalca Solanas, que señala también el vacío que dejará como mujer en un mundo de poder todavía extremadamente masculinizado.

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