Nueva Zelanda

Los tres momentos que hicieron de Jacinda Ardern una figura global

La respuesta a la ultraderecha y a la pandemia y su condición de mujer joven han marcado sus dos mandatos

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Jacinda Ardern en una intervención a la Asamblea General de la ONU, este septiembre.

BarcelonaJacinda Ardern se convirtió a los 37 años en la mujer más joven del mundo en liderar un país: cuando llegó al gobierno de Nueva Zelanda se llegó a hablar de jacindamania, y se le incluyó en el club de jóvenes políticos que, como Emmanuel Macron en Francia o Justin Trudeau en Canadá, abanderaban la alternativa al auge de la ultraderecha bajo los auspicios de Donald Trump. Y durante sus dos mandatos consecutivos desde 2017 su política le ha valido una fama global. Ha anunciado por sorpresa que se retira.

1.
Empatía con las víctimas musulmanas de la ultraderecha

"Todos somos uno" fue la respuesta de Ardern a los atentados de Christchurch

"Tots som un": Jacinta Ardern l'acte d'oració per les víctimes de l'atac supremacista

El 15 de marzo de 2019 un australiano supremacista blanco declarado entró disparando dentro de dos mezquitas de la localidad neozelandesa de Christchurch, en el momento de la oración del viernes. Dejó 51 muertos y 40 heridos. Ardern reaccionó con contundencia: las víctimas de la masacre formaban parte de la sociedad neozelandesa; el atacante, no. "Muchos de los que han estado directamente afectados por estos tiroteos pueden ser migrantes en Nueva Zelanda o, incluso, refugiados. Han escogido hacer de Nueva Zelanda su casa, y es su casa. Ellos son nosotros y quien ha perpetrado este ataque no lo es. No hay lugar en Nueva Zelanda para estos actos de violencia extrema". La respuesta fue uno de los momentos fundacionales de la gestión de una líder que quería demostrar que se podía hacer política de otro modo.

2.
Cerrados por pandemia

Nueva Zelanda es uno de los países del mundo con menos muertos por covid-19: 2.500 muertos entre 5 millones

Jacinda Ardern  revela que es casa

Su gestión de la pandemia convirtió a Jacinda Ardern en la primera ministra más popular de los últimos cien años en la historia de Nueva Zelanda. Gracias a la geografía, un sistema de salud pública potente y su política de derrotar al coronavirus con largos confinamientos y el cierre absoluto de la frontera, la mortalidad se mantuvo entre las más bajas del mundo: menos de 2.500 defunciones en un país de 5 millones de habitantes en el peor momento del estallido del covid. Después de dos años, y habiendo vacunado a la población y desplegado una estrategia de mitigación, pero la fatiga pandémica empezó a pasarle factura y desde el febrero pasado la oposición al laborismo de Ardern va delante en los sondeos.

3.
Primera ministra y madre

Ardern quiso abanderar el mensaje de que se puede conciliar la responsabilidad política y la familiar

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Después de la primera ministra paquistaní Benazir Bhutto, Ardern fue la segunda jefa de gobierno del mundo en ser madre durante su mandato. En 2018 llevó a su hija Neve, que tenía 3 meses, a la Asamblea General de la ONU en Nueva York, un gesto que dio la vuelta al mundo y desencadenó tanta admiración como críticas. Su condición de joven y de madre la ha puesto en más de una ocasión en el punto de mira de las críticas de los conservadores, cuestionada por su embarazo, su relación de pareja o, incluso, por su peinado. Incluso cuando se reunió con su homóloga finlandesa, Sanna Marin, le preguntaron si se encontraban porque eran las dos mujeres jefes de gobierno jóvenes: "Me pregunto si alguien le preguntaría a Barack Obama o John Key [el ex primer ministro neozelandés] si se reunieron porque los dos eran hombres de la misma edad", remarcó Ardern.

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