Al menos 52 niños y niñas muertos de hambre en Gaza: "No queda ni un pedazo de pan"
La población sufre niveles críticos de hambruna por el bloqueo que el ejército israelí impone desde el 2 de marzo
BarcelonaSamira K. sólo puede ver con impotencia cómo su hijo Karim, de 3 años, se consume en la tienda donde se refugian en el centro de la Franja de Gaza. Casi no tiene nada que darle de comer, porque hace once semanas, desde el 2 de marzo, que Israel bloquea la entrada de alimentos. "Fui a la clínica a buscarle suplementos nutricionales, pero no los tolera. Llora todo el rato, me pide huevos", explica en un mensaje de WhatsApp a ARA. En los mercados no queda prácticamente nada "ni carne, ni pollo, ni frutas, ni verduras y lo poco que se puede encontrar es carísimo". Si tiene la suerte de encontrar algo de arroz o de pasta –la harina hace tiempo que se ha agotado– se la da al pequeño. Ella dice que se siente agotada y que siempre está mareada. Todos los organismos internacionales con presencia en el territorio alertan que se les acabaron las reservas en los almacenes y han lanzado la voz de alarma: Israel utiliza el hambre como arma de guerra.
Amal K [todos los testigos de este reportaje piden el anonimato por miedo a los ataques selectivos con drones] es una educadora de guardería desplazada desde el norte al centro de Gaza. Describe en el ARA la lucha cotidiana por conseguir algo de alimento. "Ahora nos enfrentamos a la hambruna. Tenemos que andar largas distancias para encontrar algo de comida y cada día nos vamos a dormir con hambre". Cuenta que antes de la operación genocida de Israel contra la Franja "el kilo de harina costaba 50 céntimos, después se disparó hasta los 14 euros y ahora ya no se encuentra". Como sustituto para hacer pan, los gazatíes utilizan pasta o arroz molido. "Los niños y niñas llevan dos meses sin comer nada de lo que necesitan: ni huevos, ni fruta, ni verdura, ni azúcar. No queda ni un pedazo de pan".
La inmensa mayoría de la población dependía de las cocinas comunitarias, donde se preparaban grandes ollas de legumbres o pasta. Ahora casi todas estas cocinas han tenido que cerrar por carencia de suministros o porque han sido bombardeadas con misiles o paquetes incendiarios lanzados con drones. También han tenido que cerrar las 25 panaderías de pan sostenidas por el Programa Mundial de Alimentos de la ONU y todas las cocinas de World Central Kitchen, la ONG del chef José Andrés, que ofrecía 250.000 comidas diarias. La ONU informa que en el lado egipcio del paso de Rafah, en la frontera de Gaza, hay camiones parados con 116.000 toneladas de ayuda alimentaria, que podrían nutrir a un millón de personas durante cuatro meses.
Niños y mujeres lactantes
Hay cuerpos más vulnerables al hambre: los menores de 5 años y las mujeres embarazadas o lactantes. En los 19 meses de ofensiva israelí ya se han contabilizado al menos 52 niños y niñas muertos de hambre en la Franja, y éstas son sólo las que han podido llevar a un hospital. Los más pequeños sufren efectos a largo plazo como problemas de crecimiento, deshidratación o baja inmunidad frente a las infecciones. Según el ministerio de Sanidad de Gaza, el 90% de niños menores de 5 años padecen una enfermedad infecciosa y el 70% tienen diarrea. La organización palestina Al-Mezan ha recogido el testimonio de K.A., que tiene cuatro hijos: "Están débiles y letárgicos y no pueden jugar. Tienen infecciones en la piel. Los médicos me dijeron que les diera comida fresca, pero sólo encuentro harina podrida y cada día pierden más peso, si todo sigue así perderán la vista y lo oido. No les puedo perder: después de que Israel asesinara a mi marido son todo lo que me queda". La gente recurre a las hojas de los árboles para hacer sopas o trituran pienso de animales para hacer "pan".
Según el Nutrition Cluster, la red coordinada por Unicef en Gaza, hay más de 290.000 niños y 150.000 mujeres embarazadas que necesitan urgentemente suplementos alimenticios. Es el caso de Sarwa, que tiene una niña de 18 meses ingresada en la clínica Rimal de Gaza. "Hasta ahora podía amamantarla, pero ahora ya no tengo leche. Los suplementos nutricionales que nos da Unicef son mi única comida del día".
Hani Qazzaz, profesor de derecho, explica que en su casa sólo les queda arroz de las últimas distribuciones de ayuda de antes de que empezara el bloqueo. Tampoco existen verduras porque el ejército ha bombardeado los campos de cultivo. Además, las zonas agrícolas de Rafah y del norte y del este de Gaza están ahora bajo control israelí y también han sido arrasadas. "Si alguna vez encuentras verduras no te las puedes permitir: hace dos semanas un solo tomate costaba 20 euros. Ahora ya ni quedan". Antes de la guerra, el 40% de la superficie de Gaza era tierra de cultivo. Ahora el 75% han sido destruidas, al igual que el 97% de las reses, alerta al Fondo para la Agricultura y la Alimentación de la ONU (FAO, por sus siglas en inglés).
El informe elaborado por 15 agencias de la ONU que evalúan periódicamente la seguridad alimentaria en el planeta estableció la semana pasada que el conjunto de la población de Gaza se enfrenta a un riesgo crítico de hambre y que medio millón está en situación de lo que técnicamente se llama grado 5 de catástrofe alimentaria, es a decir, en riesgo de muerte. La directora general de la FAO, Beth Bechdol, alerta de que se trata "de una de las peores crisis alimentarias del mundo".
Areej, trabajadora de la ONG Mercy Corps en Gaza, lo resumía en un testimonio publicado por la organización: "Créanme: la gente ya no se preocupa por las bombas, los cohetes o la muerte. Lo que les obsesiona es la comida. Cómo encontrarla. Cómo alimentar a sus hijos".