El asalto a Ciudad de Gaza: nuevo paso hacia la deportación masiva

La ofensiva militar contra la ciudad de Gaza se produce solo un día después de la vistia a Israel del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, una circunstancia significativa porque confirma que la ofensiva tiene el visto bueno de Washington. De hecho, cada una de las iniciativas de Benjamin Netanyahu hasta ahora, incluso las más agresivas, han contado con el apoyo incondicional del presidente Donald Trump, tanto en el primero como en el segundo mandato.

Todo parece indicar que el objetivo del primer ministro es preparar el terreno para la deportación masiva de los palestinos, una cuestión de la que se habla desde hace más de un año y que cuenta con el aval público de ministros del gobierno a los que Netanyahu no ha desmentido. Lo que todavía no está claro es si la expulsión afectará a toda la población de la Franja, 2,3 millones de personas, o solo a una parte.

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En los días previos a la llegada de Rubio, y especialmente en las horas previas, en Israel hubo un debate relacionado con esta cuestión. Algunos ministros indicaron que había dos temas que Netanyahu trataría con el secretario de Estado: la deportación de los palestinos de Gaza y la anexión de la mayor parte de Cisjordania.

Tras la visita, los dirigentes israelíes no han vuelto a hablar de estos dos temas y Rubio ha mantenido silencio. Recordemos que de la deportación de los palestinos ya habló el presidente Trump hace algunos meses, cuando anunció que levantaría en la Franja una Riviera.

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Conversaciones con Indonesia, Libia y Sudán

Por otra parte, el gobierno israelí reconoce que existen negociaciones, conducidas por Washington, con terceros países, como Indonesia, Libia y Sudán, entre otros, para que acojan a los refugiados "voluntarios" de Gaza a cambio de beneficios políticos y económicos.

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Otra indicación en el sentido de que Netanyahu avanza en esa dirección es el insólito discurso que pronunció el lunes, cuando Rubio estaba todavía en el país. El primer ministro dijo que Israel se dirige hacia el aislamiento internacional y tendrá que actuar como la antigua Esparta, que siempre estaba preparada para la guerra.

Desde la oposición se le ha recordado que Esparta perdió la guerra contra Persia y le han criticado precisamente el creciente aislamiento internacional de Israel. Pero el hecho de que Netanyahu hable en estos términos tan trágicos, como si Israel fuera cualquier país paria, que es lo que dicen desde la oposición, es quizás una indicación en el sentido de que la guerra contra Gaza será la definitiva.

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En el mismo discurso, Netanyahu dijo que Qatar y China dirigen una campaña mundial contra Israel, y que las comunidades musulmanas de Europa por primera vez están influyendo en las políticas antiisraelíes del Viejo Continente.

Casi dos años después del ataque de Hamás que dejó más de 1.200 israelíes fallecidos, Netanyahu cree que puede redimirse expulsando a la población de Gaza y anexionando a Israel la mayor parte de Cisjordania. Es como si quisiera que este fuera su legado y no la tragedia del 7 de octubre: la consolidación del eterno Israel en toda la Palestina histórica con solo un pequeño número de palestinos.