Una Riviera sin palestinos, una idea de bombero que ya existía


Convertir la Franja de Gaza en una Riviera sin palestinos puede parecer una idea de bombero, pero no es nueva. La derecha ultranacionalista le ha considerado desde hace años y en más de una ocasión, a veces públicamente. En pocas palabras, equivaldría a repetir la Nakba de 1948. El exministro Itamar Ben Gvir, que dimitió provisionalmente hace algunos días, cuando Benjamin Netanyahu decidió un intercambio de prisioneros con Hamás, había hablado de ello, aunque sin referirse a la Riviera.
No queda claro de dónde ha salido el concepto de la Riviera. Algunos políticos israelíes, incluso de la izquierda, si puede hablarse de izquierda en Israel, hace años hablaron más modestamente de Singapur. La idea era entonces que la Franja de Gaza se convirtiera en un gran complejo industrial y de negocios, más que en un balneario turístico como el que ahora propone Donald Trump, y con palestinos.
Antes de que el primer ministro Ariel Sharon ordenara la retirada del ejército y los colonos de la Franja en el 2005, algunas colonias judías eran realmente paradisíacas. Con el agua que sacaban de la profundidad de Gaza, y que no dejaban sacar a los palestinos, existían grandes extensiones preciosas de territorio con el césped muy verde, similar a las de los campos de golf del norte de Europa, pero con un sol y una temperatura propia del Mediterráneo.
En el 2005, Sharon, que poco antes había invertido en el desarrollo de las colonias de Gaza, se mostró inflexible y los colonos tuvieron que marcharse, y no han vuelto hasta el día de hoy, aunque Trump parece tener ideas para su vuelta, las mismas que tienen los ultranacionalistas que también aspiran a Israel.
Desde hace muchos años hay organizaciones de extrema derecha, a las que el Likud no se opone, que preparan listas de voluntarios para volver a la Franja. En los últimos meses ha habido colonos que han entrado, con el apoyo de ministros como Bezalel Smotrich, para examinar el territorio devastado en el que quieren construir las nuevas colonias. Y ya tienen preparadas detalladas listas de voluntarios dispuestos a asentarse en la zona.
Amplio consenso en Israel con la idea
Pero en Israel no sólo la extrema derecha ha acogido con satisfacción el anuncio de Trump. La idea ha sido recibida con algo de desconcierto pero con los brazos abiertos por gran parte de la escena política, que en algún caso ha decidido no reaccionar públicamente con alegría, pero que tampoco ha reaccionado con una mala cara. En Israel quizás haya un amplio consenso, aunque no sea absoluto.
Por la extrema derecha, el aspecto más interesante del proyecto del presidente estadounidense es la "limpieza" completa o casi completa que se haría de palestinos. Desalojar a 2,3 millones de palestinos de una manchada, o la mayor parte de ellos, no estaría nada mal, a sus ojos. Naturalmente, esta idea había circulado ya entre la extrema derecha, pero ahora ha sido asumida explícitamente por el hombre más poderoso del planeta, por Netanyahu y por buena parte de la sociedad israelí.
Sí, es una idea de bomberos, pero podría salir adelante si Trump y Netanyahu consiguen que Jordania y Egipto acojan a los palestinos. Estos dos países dicen que no aceptarán la propuesta, pero Estados Unidos e Israel tienen un buen puñado de cartas con las que pueden presionarles. Tal y como están las cosas, parece difícil que salga adelante pero no imposible. Todo dependerá de la energía y fuerza que apliquen Netanyahu y Trump.