Contratos de confidencialidad, cámaras de vigilancia y alarmas antiincendio: el archivo oculto de los refugiados palestinos

La UNRWA logró sacar de Gaza los documentos que atienden al estatus de refugiados de cientos de miles de palestinos

Una mujer escanea un documento del archivo de la UNRWA de los refugiados palestinos.
29/08/2025
3 min

AmmánCuando los nazis destruyeron Varsovia en 1944, incendiaron y arrasaron archivos estatales y municipales, incluyendo libros de propietarios, registros de tribunales municipales y padrones de ciudadanos. No era un efecto colateral: era una acción premeditada para destruir las pruebas administrativas que demostraban propiedades y derechos. Cuando los supervivientes intentaron regresar a su casa en 1945, muchos se encontraron con las casas derribadas y sin documentos que acreditaran que esas propiedades les pertenecían.

Una historia similar planea hoy sobre los palestinos. Para los refugiados palestinos, conservar los documentos que atestan que los han echado de casa es imprescindible. Durante los primeros meses de la guerra de Gaza, un equipo de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA) logró salvar la documentación que certifica el estatuto de refugiado de cientos de miles de palestinos y sacarla del enclave de forma confidencial y con la ayuda del ejército jordano. Ahora se encuentra toda en un sótano de la organización en Ammán, la capital de Jordania.

Protegidos por cámaras de seguridad, sistemas antiincendios sin agua y un estricto control ambiental, los archivos de el UNRWA custodian toda la documentación de la agencia: registros, datos financieros y, sobre todo, las tarjetas familiares de los refugiados palestinos. Veinticuatro personas trabajan cada día entre cajas y escáneres para digitalizar y clasificar lo que es, a la vez, memoria histórica y un instrumento legal.

En medio de estos papeles se encuentran las tarjetas de registro familiar de los refugiados de Gaza. Muchas datan de mediados del siglo XX, cuando cientos de miles de palestinos fueron expulsados ​​de su tierra con la creación del estado de Israel en 1948, en un episodio que se conoce como Nakba. "Nuestro mandato es proteger los derechos de los refugiados palestinos según marca el derecho internacional", asegura Maryam Sinnokrotm, responsable del archivo. Estas tarjetas, relata Sinnokrotm, además de probar el estatus de refugiado también les dan elegibilidad para a los servicios de salud y educación de la UNRWA.

Un trabajador del archivo de la UNRWA en Ammán.
La puerta del archivo del UNRWA en Ammán.

Las cajas amontonadas del almacén salvaguardan la historia de hasta cinco generaciones. En las fichas aparecen los nombres, origen, campo de registro y también las relaciones familiares. Mantenerlas también garantiza que cualquier palestino sin tarjeta de registro pueda, si comprueba que sus padres sí la tienen, solicitar el estatuto de refugiado o algún otro reconocimiento administrativo. Además, existen documentos del registro de propiedad para que -en un eventual retorno de la población palestina- se puedan reclamar derechos de propiedad sobre las tierras ocupadas.

Mantener viva la memoria

Sinnokrotm lleva inmersa en este trabajo hace veinte años. Al principio, la conservación de los documentos se hacía a través de modificaciones manuales, pero la digitalización aceleró las cosas: ahora todos los documentos se archivan en la nube, lo que dificulta su destrucción y garantiza su futuro acceso. "Estamos construyendo un árbol genealógico de cada miembro de la familia. Y más tarde podrán ver y consultar los documentos históricos", relata. Hace poco han logrado digitalizar por completo los documentos de los refugiados e introducirlos en su sistema. Pero también conservan la copia física de cada uno de los documentos.

Para los documentos más grandes o frágiles utilizan escáneres especiales y, si es necesario, hacen pequeñas reparaciones antes de guardarlos dentro de fundas protectoras que garantizan su preservación. Pero la seguridad no es sólo física. Los documentos con los que trabaja este organismo son muy sensibles. Contienen información personal que, en manos del gobierno israelí, podría perjudicar a cientos de familias palestinas. "Cada uno de los documentos contiene información confidencial sobre un refugiado. No podemos compartirlo con nadie", alerta. Por eso todos los trabajadores del archivo firman compromisos de confidencialidad y tienen la instrucción de escanear los documentos sin leerlos.

Para Sinnokrotm, el trabajo en el archivo es una manera de "mantener viva la memoria" del pueblo palestino, que lleva más de 80 años viviendo fuera de sus tierras y que, pese al exilio, ha mantenido la identidad a través de la diáspora.

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