Binyamín Netanyahu
2 min

En una declaración que hizo el domingo mientras visitaba el Golán sirio ocupado en 1967, Benjamin Netanyahu dijo que la caída de Bashar el Asad era un "hecho histórico" y una "consecuencia directa" de la guerra de Gaza. El mismo día, Joe Biden también asoció "directamente" los hechos de Damasco con la guerra de Gaza, lo que no es en modo alguno imposible. organizaciones islamistas radicales que se mueven en Oriente Próximo llevan tiempo infiltradas por los servicios de inteligencia occidentales, incluido el israelí. pruebas de sobra.

Con la caída de Al Assad, la promesa de Netanyahu que en el futuro inmediato Oriente Próximo será muy diferente al que hemos conocido parece ganar un punto más. A consecuencia de sus acciones, el primer ministro israelí ha conseguido que Irán no pueda pasar armas a Hezbollah a través de Siria, ha debilitado a la organización chií libanesa, ha roto el eje chií Teherán-Damasco-Beirut y ha dejado fuera de juego las bases militares rusas en Siria. Jugada redonda.

No cabe duda de que Netanyahu querrá aprovechar la entrada de Donald Trump en la Casa Blanca para continuar su ofensiva contra la República Islámica de Irán. De hecho, la caída de Al Asad ha dejado al régimen de Teherán en una situación de aislamiento sin precedentes, ya partir de ahora le será mucho más difícil actuar.

Partida de billar

Es difícil prever hacia dónde irá Siria a corto plazo. Unas elecciones libres no garantizan un futuro estable, que es lo que necesita Israel. Los rebeldes de momento no han dicho nada del Golán ocupado, aunque la familia de su líder, Abu Mohamed el Julani, fue expulsada de su casa en Golán cuando Israel ocupó la zona, hace 57 años.

Netanyahu ha sido convocado esta semana dos veces por el tribunal que le juzga por presunta corrupción. Los interrogatorios se reanudarán después de más de un año de parálisis absoluta a causa de la guerra de Gaza. El primer ministro y su entorno piden que debido a la situación que hay en Oriente Próximo el juicio se aplace una vez más, una petición que por el momento los jueces han rechazado pero que Netanyahu intenta que reconsideren.

El primer ministro está jugando una partida de billar en una mesa que tiene más de cuatro bandas. Quiere ganar la partida y la victoria pasa por una reelección en las urnas. En principio faltan dos años para que se abran las urnas y Netanyahu dispone de una cómoda mayoría en Knesset, aunque todo podría precipitarse si las encuestas le son favorables.

El panorama que se abre en la región es muy diferente después de la caída de Al Assad y la llegada de Trump. Hay algunos elementos novedosos, pocos pero importantes. En cuanto a Netanyahu, tendrá que reforzar su política con Irán, incrementar la presencia judía en Cisjordania, intentar reocupar partes de la franja de Gaza, evitar que en Siria se establezca el islam político y normalizar las relaciones con 'Arabia Saudita. Éstos serán sus objetivos principales.

stats