El golpe en el liderazgo militar iraní revela una infiltración sin precedentes de Israel en el régimen de los ayatolás
Las fracturas internas golpean a Irán en plena ofensiva israelí, pero el derrumbe del régimen no parece inminente
BeirutLa muerte de más de un centenar de altos mandos militares y científicos iraníes entre el 13 y el 16 de junio, víctimas de ataques selectivos atribuidos a Israel, es uno de los reveses más graves sufridos por el régimen desde 1979. Entre los asesinatos se encuentran figuras clave como Mohammad Bagheri, jefe del Fores; Hossein Salami, comandante jefe de la Guardia Revolucionaria (IRGC), y destacados cerebros del programa nuclear y balístico, como Fereydoon Abbasi, Mohamed Mehdi Tehranchi y Amir Ali Hajizadeh.
Para Rashad Ali, analista del Lebanese Center for Policy Studies (LCPS), no se trata de un simple ataque militar. "Es una decapitación dirigida contra la élite estratégica de Irán", afirma. El objetivo, según explica, era ejecutar simultáneamente a aquellos que diseñan, ejecutan y sostienen el poder militar y nuclear de Teherán.
Fuentes citadas por The New York Times aseguran que la precisión y profundidad de los ataques revelan un grado de infiltración sin precedentes en los servicios de seguridad iraníes. Los objetivos fueron seleccionados con precisión quirúrgica. Israel destruyó más de 20 cuarteles de mando de la Fuerza Quds y del ejército iraní, y más de un tercio de las plataformas de lanzamiento de misiles superficie-superficie También atacó un centro neurálgico del programa nuclear, situado en un conjunto de edificios de varios pisos. misiles, drones, guerra cibernética y operaciones externas. Pero el golpe más delicado ha sido contra el programa nuclear: sin los científicos con décadas de experiencia, la continuidad técnica se complica. técnica. "Esta vez el daño es más profundo", advierte. El Parlamento iraní ya estudia un proyecto de ley para retirar el país del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), como advirtió el portavoz de Exteriores, Esmail Baqaei.
Pero lo más alarmante para el régimen ha sido la brecha de seguridad interna que ha quedado expuesta. Incluso medios semioficiales como Jomhouri-e Eslami reconocen que la infiltración demuestra "la presencia de traidores o una incompetencia estructural". rapidez, nombrando nuevos jefes del IRGC y del estado mayor en menos de tres días para mostrar continuidad institucional. A pesar de la crisis sin precedentes, el ayatolá Ali Jamenei mantiene intacto el control de los núcleos duros del poder. Nacer. Mientras él se mantenga al mando, la estructura del régimen resiste, aunque se acumule malestar interno y desgaste militar. denuncian la fragilidad del sistema. "La gente se pregunta cómo fue posible atacar más de 100 puntos sin ninguna alarma previa ni respuesta defensiva", apunta Nassar.
Ante la agresión israelí, Irán ha prometido venganza y ha respondido con una serie de ataques con drones y misiles que no se han limitado al norte de Israel. También han llegado a posiciones en los Altos del Golán, bases militares en el centro del país, la ciudad de Haifa y objetivos cercanos a Tel Aviv, aunque con impacto limitado. Israel, por su parte, ha reforzado su narrativa. "No buscamos un cambio de régimen, pero puede que se esté desmoronando por sí solo", dijo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a The Wall Street Journal.
A pesar del golpe, el derrumbe del régimen no parece inminente. "No hay una oposición organizada, ni una alternativa política real dentro o fuera del país", señala la investigadora franco-iraní Delphine Minoui. "Y cuando existen agresiones externas, el nacionalismo suele consolidar el régimen". Según Minoui, el mayor riesgo ahora es interno, ya que el gobierno podría utilizar los ataques como excusa para cerrar aún más el sistema, aumentar la represión y acelerar su programa nuclear como vía de supervivencia.
La ofensiva israelí no ha derrumbado el régimen, pero sí ha expuesto grietas en el sistema. Ha puesto en evidencia fallos en la seguridad interna, la fragilidad de sus escudos militares y la dificultad para anticipar ataques coordinados. Teherán se mueve ahora entre reparar daños, responder a Israel y afrontar una presión diplomática creciente para volver a la mesa de negociación nuclear. En los últimos días, actores como Turquía y Rusia han intensificado esfuerzos por convencer a Teherán de reactivar los contactos indirectos con Estados Unidos, con una ronda prevista bajo mediación de Omán. Mientras la línea dura se niega a negociar bajo fuego, sectores más pragmáticos dentro del sistema ven en este canal una posible salida para evitar una mayor escalada regional. La decisión final dependerá de cómo equilibre el régimen su necesidad de supervivencia con su deseo de mostrar fuerza.