La UE revisará el acuerdo de asociación con Israel e investigará si cumple con los derechos humanos

Los líderes europeos aumentan la presión sobre Benjamin Netanyahu y amenazan con represalias, que Bruselas y Londres ya han empezado a tomar

La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, en el Consejo de Exteriores de la UE de este martes.
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Bruselas / LondresEuropa cambia el tono contra el gobierno de Benjamin Netanyahu. La jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, ha anunciado que la Unión Europea revisará si Tel Aviv está cumpliendo con las obligaciones que exige en materia de derechos humanos en Gaza, tal y como establece el acuerdo de asociación que tienen los 27 e Israel. Esta decisión llega después de que la presión de los Estados miembros haya empezado a ganar fuerza durante los últimos días por la intensificación de los bombardeos, la ampliación de la ocupación de la Franja de Gaza y el bloqueo de Israel en la entrada de ayuda humanitaria.

De esta forma, Kallas ha hecho efectiva una reclamación de hace meses de los socios considerados más propalestinos, como España e Irlanda. Incluso, Josep Borrell lo propuso en el último Consejo de la UE que presidió como jefe de la diplomacia europea, pero fracasó estrepitosamente y la iniciativa no ha empezado a ganar apoyos hasta hace pocos días. De hecho, Kallas ha informado a la entrada de la reunión de los ministros de Exteriores de la UE que iban a discutir sobre la relación especial que tienen con Israel a petición de los Países Bajos.

No obstante, que también lo volvieron a pedir por carta este lunes por la noche España, Irlanda, Luxemburgo y Eslovenia, según informan fuentes diplomáticas al ARA. Por último, diecisiete países de los 27 que existen en la UE han apoyado la demanda neerlandesa y ha instado a llevar a cabo una revisión del acuerdo de asociación. En cuanto a la ampliación de las sanciones a los colonos judíos en Cisjordania, Hungría le ha vetado, según apuntan fuentes diplomáticas.

La propia Kallas, que hasta ahora ha mantenido un posicionamiento claramente más prosionista que Borrell, también ha subido el tono contra Netanyahu y ha criticado que bloquee la ayuda humanitaria que "ha pagado la UE". "La decisión de Israel de dejar entrar una parte de la ayuda es bienvenida, pero no suficiente. Es una gota en el océano", ha dicho la dirigente comunitaria en conferencia de prensa.

La decisión de la UE ha llegado tras el comunicado conjunto, difundido la noche del lunes, del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y los primeros ministros del Reino Unido y de Canadá, Keir Starmer y Mark Carney, instando a Israel a "detener la renovada ofensiva militar ya levantar las restricciones sobre la". Y, en caso de que el gobierno de Benjamin Netanyahu continúe sin hacer caso, le han amenazado con represalias. "No dudaremos en tomar nuevas medidas, incluidas contra personas físicas", advierten los tres líderes.

Starmer, hasta ahora muy refractario a criticar a Israel, lo ha explicado en el Parlamento de Westminster, este martes a mediodía: "Quiero dejar constancia hoy de que estamos horrorizados por la escalada de Israel [...] Esta guerra hace demasiado tiempo que dura. No podemos permitir que el pueblo de Gaza muera de hambre". Un cambio de tono impensable hace un par de meses, que quizás también ha sido favorecido por la frustración de la Casa Blanca frente a la deriva sin límite de Netanyahu.

De hecho, Londres se ha avanzado a los demás países occidentales, aunque muy tímidamente todavía. Un par de horas después de la intervención del premier, el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, ha anunciado, esta tarde, en una comparecencia en el Parlamento, la suspensión de las negociaciones con el gobierno israelí para un nuevo acuerdo de libre comercio. Lammy ha afirmado que también se revisará la cooperación bilateral prevista hasta 2030.

Empleando un lenguaje muy duro, poco habitual en la relación entre Westminster e Israel, el responsable de Exteriores británico ha justificado la decisión por las acciones del gobierno de Netanyahu en Gaza. "Estamos entrando en una nueva y oscura fase de este conflicto. El gobierno de Netanyahu está planeando desplazar a los habitantes de Gaza de su casa hacia un rincón del sur de la Franja y permitirles sólo una fracción de la ayuda que necesitan. Ayer, el ministro [de finanzas, Bezalel] Smotrich incluso habló de fuerzas —destruyendo lo que queda y recolocando a los residentes palestinos—. Dijo que deberían ser trasladados a terceros países.

Pero ni las palabras ni los gestos parecen mover ni un milímetro Netanyahu. En respuesta al anuncio de Lammy, el portavoz del ministerio de Exteriores aseguró que la presión externa no hará "cambiar de rumbo" a Israel, al tiempo que acusó al ejecutivo laborista de "tener una obsesión antiisraelí".

Por otra parte, la embajadora israelí en Reino Unido, Tzipi Hotovely, ha sido llamada a consultas en el Foreign Office, donde el responsable de Oriente Medio, Hamish Falconer, le trasladará que el bloqueo de la ayuda humanitaria a la Franja es "cruel". Londres también ha anunciado sanciones contra tres individuos y cuatro entidades vinculadas a la ocupación ilegal de los colonos judíos en Cisjordania.

Una gran parte de la sociedad británica pedía, desde el principio de la intervención israelí en Gaza, que el gobierno presionara a Netanyahu. Por último, Londres se ha movido un poco. El lenguaje condenatorio, en cualquier caso, llega muy tarde, entre otras razones por la responsabilidad histórica que el Reino Unido ha tenido sobre Palestina.

En la misma línea, Macron, Starmer y Carney, aunque siempre apoyaron el derecho de Israel a defenderse contra el terrorismo, aseguran en dicho comunicado que "esta escalada es totalmente desproporcionada". "No nos quedaremos de brazos cruzados", añaden, y acusan a Israel de estar perpetrando "acciones escandalosas". Además, los tres líderes tildan de "odiosas" las declaraciones de algunos miembros del gobierno israelí sobre el "desplazamiento forzoso de civiles" e insisten en la solución de ambos estados: "Estamos determinados a reconocer un estado palestino".

Netanyahu pone el grito en el cielo

La reacción de Israel no se ha hecho esperar y ya ha acusado a París, Londres y Ottawa de ofrecer un "premio inmenso" a Hamás por el ataque del 7 de octubre del 2023 y "abrir la puerta a más atrocidades". Así pues, volvió a obviar los llamamientos de la comunidad internacional y dejó claro que Tel-Aviv no tiene ninguna intención de poner fin a la ofensiva en Gaza "hasta que todos los rehenes sean liberados, Hamás deponga las armas, sus líderes asesinos estén en el exilio y Gaza se desmilitarice". Por el contrario, ha subrayado que "acepta la visión del presidente [Donald] Trump" sobre el conflicto y ha instado a todos los líderes europeos a seguir sus pasos y "a dar lo mismo". La idea del presidente de Estados Unidos para poner fin al conflicto consiste en vaciar la Franja de palestinos y convertirla en un resort turístico.

A su vez, el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, todavía ha ido un paso más allá. Acusó a los líderes europeos de "alinearse moralmente con la organización terrorista [Hamás]" y advirtió de que Israel "no se doblará ante esta hipocresía moral, antisemitismo y parcialidad". "Las Fuerzas de Defensa de Israel son el ejército más moral del mundo y nuestros soldados luchan en una batalla por nuestra propia existencia", afirma un comunicado del Ejecutivo israelí.

Ahora bien, el gobierno israelí no sólo ha recibido críticas del exterior, sino también de la oposición interior. El líder de las principales formaciones de izquierdas en el país, Yair Golan, ha alertado a Netanyahu de que si Israel "no vuelve a comportarse como un país sensato" se encamina a "convertirse en un estado paria".

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