Guerra Israel-Hamás

Israel cierra el paso a la ayuda humanitaria desde Egipto y Gaza ya no tiene bolsas para enterrar a los muertos

Tel-Aviv, que no justifica con argumentos claros su negativa, bombardea el paso de Rafah

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Los palestinos trabajan para eliminar los escombros de una casa destruida por los ataques israelíes a Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza.

El CairoLos cargamentos de ayuda humanitaria destinados a Gaza continuaron sin poder entrar en la Franja el lunes a pesar de que Egipto y Estados Unidos se habían mostrado confiados el día anterior en que Israel permitiría abrir de forma temporal el paso fronterizo de Rafah, que conecta el enclave palestino directamente con la península egipcia del Sinaí. A última hora de la tarde, además, Tel Aviv volvió a bombardear la parte palestina del paso, por cuarta vez en una semana, según informaron varios medios locales.

Aunque sólo estaba previsto que se mantuviera abierto unas horas, se esperaba que la entrada de ayuda a través de Rafah ayudara a calmar la grave crisis humanitaria en la que se encuentra Gaza después de una semana de una intensa campaña de bombardeos y de bloqueo total por parte de Israel, con el temor a una ofensiva terrestre inminente como telón de fondo.

Los motivos concretos por los que Tel-Aviv no acabó ofreciendo garantías de seguridad para abrir el paso fronterizo no están claros. Pero durante la jornada de ayer continuaron los esfuerzos diplomáticos, encabezados por Estados Unidos, para forjar un acuerdo que permita el acceso de ayuda humanitaria a Gaza y la salida de la Franja de al menos a los ciudadanos extranjeros. Está previsto que el jefe de la ayuda humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, viaje el martes a la región para sumarse a las negociaciones, que por ahora priorizan el acceso de comida, agua y medicinas, aunque también existe escasez total de combustible, también en los hospitales.

Este lunes, precisamente la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) alertaban de que en la franja de Gaza sólo quedan reservas de combustible y agua potable hasta este el martes, y que los hospitales se enfrentan a una "auténtica catástrofe". Mientras el número de heridos por los bombardeos de Israel no deja de crecer, los hospitales, que están colapsados, tienen cada vez menos recursos y personal. Los médicos alertan de que ya sólo pueden operar a los pacientes más graves. La situación es tan terrorífica que faltan incluso las bolsas para enterrar a los cadáveres: "El número de muertes aumenta. No hay suficientes bolsas de cadáveres para los muertos en Gaza", aseguraba el organismo de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA).

El rol delicado de El Cairo

El Cairo ha rechazado hasta ahora la posibilidad, planteada por Estados Unidos e Israel en la última semana, de acoger en el Sinaí a refugiados palestinos desplazados a la fuerza y ​​de forma masiva desde Gaza, ya que esto minaría las opciones futuras de establecer un estado palestino. Egipto también señala que es Israel, en tanto que poder ocupante, el responsable de garantizar las necesidades de la Franja. Pese a mantener relaciones sólidas con Tel-Aviv, las autoridades de Egipto, un país con un amplio apoyo social por la causa palestina, insisten en que cualquier resolución que pretenda garantizar la paz y la estabilidad en la zona a largo plazo debe basarse en en la solución de ambos estados, el establecimiento de un estado palestino y el fin de las acciones unilaterales de Israel.

El deterioro de la situación en Gaza es también percibido por Egipto como una amenaza a la seguridad nacional. Desde 2011, el norte de la península del Sinaí ha estado inmerso en una fuerte inestabilidad y ha sido una zona de guerra entre el estado egipcio y una insurgencia islamista liderada por la rama local del Estado Islámico, que contaba con numerosos miembros de Gaza. Aunque el ejército egipcio ha reafirmado en gran medida su control en los últimos tres años, el colapso total de Gaza representaría todo un desafío para El Cairo.

La gente evacua la ciudad de Gaza después de un aviso israelí de un aumento de las operaciones militares en la Franja de Gaza.

Asimismo, las autoridades de Egipto mantienen una relación complicada con el movimiento palestino de Hamás por su proximidad política e ideológica con la organización de los Hermanos Musulmanes en Egipto, expulsados ​​del poder en el país en el golpe de estado perpetrado en el 2013 por el actual presidente, Abdel Fattah al Sisi, y desde entonces prohibidos y duramente reprimidos. El paso fronterizo de Rafah, de hecho, ilustra bien esta difícil relación, ya que la circulación a través de ella ha fluctuado mucho durante la última década en función del contexto político en Egipto.

A todo esto se le suma que Egipto sufre una profunda crisis económica y una inflación en máximos históricos que está degradando vertiginosamente el poder adquisitivo de la mayoría de egipcios, por lo que las autoridades egipcias quieren evitar tener que acoger un gran número de refugiados. En los últimos seis meses, el país ha recibido ya más de 300.000 que escapaban de la guerra que desde abril sufre Sudán, que hace frontera con Egipto por el sur.

Paralelamente, la dura crisis económica en el país está causando un importante descontento social. Y en parte también por ello las autoridades egipcias se ven ahora obligadas a mantener un equilibrio difícil entre sus relaciones con Israel y Occidente –que chocan con el amplio apoyo social a la causa palestina– y unos niveles de popularidad en horas bajas.

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