Por qué Turquía es la gran ganadora de la Siria post Al Assad

La posibilidad de liderar la reconstrucción, la vulnerabilidad de los kurdos y la buena sintonía con el nuevo gobierno benefician a Ankara

BarcelonaCuando los directivos de las empresas de construcción turcas despertaron el lunes tras la caída del régimen sirio de Bashar el Asad, pudieron comprobar –probablemente con cierta satisfacción– que sus acciones habían subido casi un 10%. Los inversores habían sabido ver las oportunidades económicas que ofrecía la reconstrucción de un país que las diversas facciones enfrentadas a la guerra habían tardado trece años en destruir, daños que el Banco Mundial cifraba en el 2023 en 11.400 millones de dólares. La proximidad geográfica y las relaciones comerciales de Turquía hacen que sus constructoras sean las mejor posicionadas para encabezar la reconstrucción.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, apostó por una estrategia arriesgada: implicarse directamente en la guerra de Siria. "Solo hemos invadido para acabar con el gobierno del tirano [Bashar] Al Asad", afirmó justificando el envío de tropas a Siria en el 2016. La decisión, que fue criticada internamente y que pareció inútil durante los años en los que las posiciones militares estaban estancadas a favor del régimen, parece ahora haber dado sus frutos. El desenlace de la dictadura de los Asad en Siria ha tenido un ganador inequívoco: el estado turco, asegura Umut Ozkirimli, investigador asociado de CIDOB.

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Pese a lo que su nombre indica, el Ejército Nacional de Siria nació en el 2017 cuando varias facciones rebeldes se agruparon bajo la supervisión de Turquía, y durante todo el conflicto se ha ajustado a los intereses de Ankara, que le proporcionaba financiación, formación y soporte militar como inteligencia y bases de operaciones. De hecho, es simbólico que las primeras tropas que pisaron Damasco este diciembre fueron las del Ejército Nacional Sirio, y no las que habían iniciado la ofensiva del norte de Idlib. Estas segundas milicias, encabezadas por Hayat Tahrir al Sham (HTS) también mantienen buenas relaciones con la Turquía de Erdogan, según Ozkirimli, que asegura tener acuerdos, aunque no hay constancia de que Ankara las haya financiado directamente.

Estas alianzas hacen que ahora Erdogan pueda jugar un rol relevante en la constitución de un nuevo gobierno en el país, lo que utilizará para extender su área de influencia en Oriente Próximo. "No puedo decir que [Turquía] participe directamente, pero seguro que controlarán los términos del nuevo gobierno", afirma el experto turco. Muestra de ello es la visita que realizó el jefe de inteligencia de Turquía, Ibrahim Kalin, a Damasco este jueves, para hablar con el líder rebelde sirio Ahmed al-Sharaa y el primer ministro interino Mohamed al-Bashir sobre el nuevo gobierno.

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La otra cara de la moneda son Rusia e Irán, que han perdido un feudo de poder estratégico en la región. En cambio, Turquía podría incluso mejorar sus vínculos con Moscú, ya que el Kremlin necesita más que nunca un aliado en Oriente Próximo ahora que Al Asad ha perdido el poder.

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La cuestión kurda

Ahora bien, Umut Ozkirimli tiene claras las razones que llevaron a Turquía a implicarse en la guerra: los kurdos. "Erdogan siempre ha sido obsesionado por controlar la transición [en Siria] porque no quería que los kurdos declararan la independencia", explica el analista, quien apunta que el primer acuerdo que hará Ankara con el ejecutivo sirio interino será "asegurarse que les ayude con la cuestión kurda". Turquía tiene entre un 12% y un 15% de población kurda y siempre ha temido que los kurdos –repartidos entre Siria, Turquía, Irak e Irán– consiguieran reunificarse en un estado.

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Pero el futuro de los kurdos de Siria hace mala espina en la Siria post Al Assad. Este viernes, el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, afirmó que su "objetivo estratégico" era "la eliminación de las YPG [las Unidades de Protección Popular kurdas, la facción armada del Partido de los Trabajadores Kurdos]". Durante la ofensiva rebelde que ha acabado destronando al Asad, las fuerzas kurdas habían logrado ampliar el dominio sobre el territorio, pero hace un par de días el Ejército Nacional de Siria les expulsó. Ahora las milicias aliadas de Turquía controlan la ciudad de Manbij. Según el think tank estadounidense Carnegie, Ankara también podría financiar a grupos que puedan atacar a las fuerzas kurdas en la zona de Deir ez-Zor.

Por otra parte, es fácil que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, con una política exterior de repliegue, deje a los kurdos del norte de Siria a merced de los grupos afiliados a Turquía. "Trump está llegando. En el momento en que el último soldado estadounidense se marche del norte de Siria, todo está perdido para los kurdos", sentencia Ozkirimli.

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Finalmente, la estabilización de la situación en Siria podría ser el pretexto ideal de Erdogan para deshacerse de los 3,6 millones de refugiados sirios que Turquía ha acogido desde el inicio del conflicto. La administración de Erdogan se encuentra actualmente bajo mucha presión porque el resentimiento hacia los migrantes sirios ha aumentado en los últimos años, con Turquía inmersa en una crisis económica. Erdogan anunció el lunes que abriría la frontera de Yayladagi con Siria, para permitir el regreso "seguro y voluntario" de los migrantes sirios. Un regreso que viene con trampa: los refugiados deben renunciar al carné de protección temporal y al permiso de residencia, lo que convierte el regreso en irreversible.