Relaciones bilaterales

Putin y Xi refuerzan su "alianza estratégica" en contra de Estados Unidos

China se ha convertido en el primer socio comercial de Rusia

PekínChina ha desplegado la alfombra roja para recibir a un aliado "sin límites": el presidente ruso, Vladimir Putin. La visita de dos días a China del mandatario escenifica el buen estado de las relaciones entre ambos países y cómo Xi Jinping, pese a las presiones de Occidente, mantiene su alianza estratégica con Moscú.

El viaje de estado del presidente ruso a Pekín se produce después de que Estados Unidos haya endurecido los aranceles en China, y después del reciente viaje de Xi Jinping a Francia, donde también se planteó una posible subida de aranceles para proteger a las empresas europeas. Ambos líderes han aprovechado el encuentro para reivindicar su "alianza sin límites", firmada días antes de la invasión de Ucrania, y para reivindicar un mundo multipolar, opuesto al consenso global liderado por Estados Unidos.

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Tras su reunión de trabajo de este jueves, Putin y Xi han hecho pública una larga declaración conjunta que profundiza su "asociación estratégica" y con la que se comprometen, entre otras cosas, a "defender sus derechos e intereses legítimos" frente a "cualquier intento de obstaculizar el desarrollo normal de los lazos bilaterales" o de "limitar el potencial económico, tecnológico o de política exterior de Rusia y China". Alusiones claras en el bloque occidental y en especial en Estados Unidos, al que acusan de "intentar violar el equilibrio estratégico". Acusan a Washington de llevar a cabo "pasos desestabilizadores que suponen una amenaza directa para China y Rusia", como el despliegue de armamento estadounidense "en todo el mundo y en el espacio", su desarrollo armamentístico y sus "intentos hegemónicos de cambiar el equilibrio de poder en el noreste de Asia".

También mencionan la guerra de Ucrania, donde no ha habido avances. Xi Jinping reiteró la necesidad de buscar "una solución política" y afirmó que "ambas partes están de acuerdo en que una solución política de la crisis de Ucrania es la decisión correcta". Al mismo tiempo, y pese a las presiones de Occidente, Xi "admite los esfuerzos de la parte rusa para garantizar la seguridad y la estabilidad, el desarrollo y la prosperidad nacionales, la soberanía y la integridad territorial, y se opone a la interferencia externa en los asuntos internos de Rusia". El presidente chino presentó hace un año un plan de paz de doce puntos. La iniciativa, que no contemplaba la retirada de tropas rusas, fue rechazada por Ucrania y por los aliados occidentales por ser demasiado ambigua.

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Como contrapartida, Putin "reafirma su compromiso con el principio de "una China", reconoce que Taiwán es parte integral de China, se opone a la independencia de Taiwán en cualquier forma y apoya firmemente a las acciones de la parte china para proteger su propia soberanía e integridad territorial".

¿Momento dulce para Putin?

Putin llega a Pekín en un buen momento personal, ya que los avances militares en Ucrania refuerzan su posición y hacen más difícil que Pekín se involucre en un papel mediador para poner fin a la ofensiva rusa, tal y como pide la Unión Europea. En una entrevista publicada el miércoles por la agencia oficial china de noticias Xinhua, Putin enfatiza que las políticas exteriores entre ambos países impulsan “el establecimiento de un nuevo orden mundial multipolar justo” y subraya que “la asociación entre Rusia y la China siempre se basa en la igualdad y la confianza mutua”.

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A pesar de las palabras de Putin, las relaciones son asimétricas. Las sanciones occidentales en Moscú permiten a China comprar gas y petróleo barato en Rusia. Asimismo, Pekín le suministra desde coches o materias primas hasta ropa o móviles. En 2023, el comercio bilateral entre ambos países alcanzó los 222.000 millones de euros, según las aduanas chinas. La cifra representa un aumento del 64% respecto a 2021. China se ha convertido en el primer socio comercial de Rusia.

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El encuentro entre Xi y Putin, en el primer viaje oficial del líder ruso desde que tomó posesión por quinta vez la semana pasada, ha servido para ampliar la cooperación en materia comercial, energética y de infraestructuras entre ambos países. En la agenda también estaba el proyecto de gasoducto Power of Siberia 2, que pretende conectar Rusia y China a través de Mongolia. Por el gasoducto podrían circular 50.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año para abastecer al norte de China.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que realizó un viaje oficial a Pekín el mes pasado, ha advertido de que, aunque no hay pruebas de que China suministre armas a Rusia, le proporciona material crítico para sustentar la maquinaria de la guerra. De hecho, varias fuentes reconocen que semiconductores, piezas para drones civiles, microelectrónica y otros productos exportados por China son susceptibles de utilizarse en la ofensiva contra Ucrania. Según el Carnegie Endowment for International Peace, China exporta a Rusia más de 300 millones de dólares al mes en productos de doble uso, civil y militar.

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Ante esta situación, Estados Unidos ha incrementado la presión sobre las empresas chinas, e incluso han dado un paso más allá: han amenazado con sanciones a los bancos chinos que faciliten el comercio de material susceptible de ser utilizado para la guerra. Las advertencias parecen haber surtido efecto, ya que en los últimos meses se han reducido las exportaciones y las transacciones chinas con Rusia.

La visita de estado de Putin a China se enmarca en la celebración del 75 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Además de Pekín, el presidente ruso también viajará a Harbin, capital de la provincia nororiental de Heilongjiang, históricamente muy involucrada en el comercio ruso. Asimismo, Putin inaugurará la octava Expo China-Rusia y el cuarto Foro de Cooperación China-Rusia.

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El viaje oficial está marcado por pequeños gestos diplomáticos que muestran la buena sintonía entre ambos países: es el primer viaje al extranjero de Putin desde su reelección en marzo y replica el viaje oficial que Xi realizó a Rusia el pasado año, la primera salida al extranjero tras ser confirmado para un histórico tercer mandato.

La buena relación personal entre Xi y Putin ha quedado patente con los continuos contactos personales que mantienen. Ésta es la cuarta visita de Putin a China desde el inicio de la invasión a Ucrania y la segunda en escasos siete meses.