Rusia

La muerte de Prigojin, un aviso a las élites rusas

Putin dice que Prigojin era un "empresario con talento" que cometió "graves errores"

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Los restos del avión en llamas donde supuestamente viajaba el líder de Wagner.

BarcelonaEvgenio Prigojin era uno de los hombres con mayor poder militar, económico y mediático en Rusia y se sabía tan fuerte que se atrevió a desafiar al régimen de Vladimir Putin. Justo cuando se cumplían dos meses dellevantamiento de los hombres de Wagner contra la cúpula militar del Kremlin, su jet privado se estrellaba con él –muy probablemente– y sus hombres más cercanos dentro. A plena luz del día y sin supervivientes. Pocos se han creído las palabras de Putin este jueves, casi 24 horas después de los hechos, cuando ha calificado a Prigojin como un "empresario con talento", que "cometió grandes errores en su vida". También reconoció que "logró los objetivos necesarios, tanto para sí mismo como, en el momento que le pedí que lo hiciera, por la causa común", en referencia a la batalla de Bakhmut, en Ucrania. En un discurso televisado desde el Kremlin, transmitió sus condolencias a los familiares de Prigojin y prometió investigar los hechos.

La –probable– muerte de Prigojin ha estado tan rodeada de misterio y conjuras como su vida. Ha suscitado todo tipo de especulaciones y versiones para todos sus gustos. Algunos conjeturan que, en la terminal VIP del aeropuerto de Vnukovo-3, el jefe de Wagner cambió en el último minuto de avión y ahora prepara su exilio dorado en África con una nueva identidad . Otros incluso atribuyen el ataque a los ucranianos. Las mejor informadas discuten si fue el propio Putin quien ordenó abatir el avión o fue la acción de una facción de las fuerzas de seguridad que actuaban por su cuenta. Estados Unidos ha dicho este martes que según la información preliminar de inteligencia lo que derrocó al jet fue una explosión a bordo.

Sea como fuere, lo que sí se ha certificado es la muerte política de Prigojin y eso es todo un mensaje para navegantes. La periodista rusa Ksenia Sobchak lo considera "una señal clarísima a las élites rusas, para cualquier persona que tenga ideas heréticas sobre el progreso de la operación militar especial [término con el que el Kremlin obliga a hablar del ataque a Ucrania] o sobre cualquier otra cosa".

Si bien el jefe de Wagner fracasó el 23 y el 24 de junio, su rebelión supuso el mayor desafío político al que se ha tenido que enfrentar Putin desde que llegó al poder en 1999. El motín va exponer tanto la falta de apoyo popular del régimen (se vieron imágenes de gente en la calle saludando a los hombres de Wagner) como la inacción del aparato del estado: la columna de los wagneritas avanzó sin prácticamente resistencia hasta muy cerca de Moscú. Putin habló de "puñalada por la espalda" y lo calificó de traidor... y es posible que haya decidido servirle frío el plan de la venganza.

A plena luz del día

El politólogo ruso Kiril Shamiev, experto en el estamento militar ruso, considera que el asesinato de Prigojin y los suyos ha reforzado a Putin. "Fue una operación a plena luz del día y nadie se ha atrevido a alzar la voz. Las élites no pueden ir a ninguna parte: temen por sus vidas, por sus familias, por sus fortunas... No se han movido contra Putin desde el inicio de la invasión, más allá de los pocos magnates que se han ido al extranjero. Pero incluso allí se mantienen en silencio. Este asesinato es una prueba de que Putin puede hacer lo que quiera dentro de Rusia", apunta . Y añade: "Putin es sospechoso de estar ordenando asesinatos desde el 2000: Litvinenko, Skripal... Sólo un idiota se creería que está seguro".

El Kremlin necesitaba restablecer su autoridad y por eso hemos visto en las últimas semanas una intensificación de la represión contra toda voz crítica: desde Boris Kagarlitski, un sociólogo marxista que tenía conexiones con la izquierda europea, hasta Ígor Girkin (alias Ígor Strelkov), un comandante ultranacionalista ruso que jugó un papel clave en el Donbass y en la anexión de Crimea y que desde julio está en prisión preventiva por sus críticas a Putin, a quien acusa de ser demasiado débil. Críticos desde polos opuestos están igualmente entre rejas. Asimismo Putin ha estado haciendo limpieza también en el ejército y las fuerzas armadas, con la expulsión de varios generales, el último Sergei Surovikin, que había estado al frente de la invasión y que fue destituido del mando de la aviación rusa horas antes de que el avión de Prigojin cayera en picado.

Yulia Taran, de la opositora Asociación de Rusos Libres, afirma: "Una de las hipótesis que más me han interesado es que en estos dos meses Putin se ha encargado de que Prigojin le entregara toda la información comprometedora que tenía sobre él y que podría ser su seguro de vida: las pruebas sobre los asesinatos, la corrupción... Puede que en ese tiempo le haya convencido de que le había perdonado y que a cambio él tenía que entregarlo todo". Para Taran, si la orden de matar a Prigojin salió del Kremlin, "entonces el objetivo era enviar el mensaje de que nadie puede desafiar a Putin y salir impune", pero al mismo tiempo también puede debilitar al régimen "porque las élites saben que no se pueden fiar".

El magnate y opositor ruso Mikhail Jodorkovski ha calificado en el portal Meduza la muerte de Prigojin "de ejecución extrajudicial": "Si Rusia fuera un país normal la insurrección de Prigojin habría terminado en un juicio y no en un asesinato extrajudicial a plena luz. Pero para un gángster es un comportamiento normal: porque sólo el demonio sabe lo que habría contado en un tribunal".

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