Putin arranca su quinto mandato en una ceremonia propia de un zar

El presidente ruso jura una Constitución reformada para poder perpetuarse en el poder y promete superar "con dignidad" el actual momento "difícil"

BarcelonaCon mucha pompa y fanfarria, Vladimir Putin ha sido investido este martes presidente de la Federación Rusa por quinta vez. Tras jurar la Constitución –reformada en el 2020 para poder perpetuarse en el cargo–, Putin ha hecho un breve discurso en el salón de San Andrés del Kremlin, donde se coronaban los zares, en el que ha prometido defender al país en un periodo que es calificado de "difícil". "Pasaremos este período difícil con dignidad y nos haremos aún más fuertes", aseveró. "Somos una gran nación, unida, y todos juntos vamos a superar todos los obstáculos, haremos todo lo que hemos planeado, y juntos, ganaremos", ha añadido.

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El estancamiento de la guerra en Ucrania, que lleva ya más de dos años, es uno de los grandes retos a los que se enfrenta Putin, que debe decidir si ordena otra movilización militar para sustituir las bajas en el ejército; una medida que puede provocar un estallido de descontento y otro éxodo masivo.

Putin, que durante toda la ceremonia ha mantenido un ademán serio, ha subrayado que su principal prioridad es la seguridad del pueblo ruso. Y hizo referencia a su archienemigo, Occidente, con quien aseguró que Rusia "no cierra el diálogo". Eso sí, ha subrayado que el diálogo y el entendimiento en materia de seguridad y estabilidad estratégica sólo son posibles "en términos de igualdad". "Nosotros no rechazamos el diálogo con los países occidentales. Depende de ellos", ha dicho. "¿Tienen intención de seguir intentando frenar el desarrollo de Rusia, mantener la política de agresión y la presión que no se ha detenido durante años sobre nuestro país, o buscar vías de cooperación y paz?", preguntó, retóricamente.

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Asimismo, Putin ha subrayado que está abierto a fortalecer las relaciones con otros países, "que ven a Rusia como un socio fiable y honesto", y que ha afirmado que representan "la mayoría mundial". Rusia, potencia energética, busca nuevos compradores para su petróleo y gas y nuevos aliados diplomáticos después de que Occidente le haya dado la espalda por la invasión de Ucrania y, por ello, el presidente ruso buscará incrementar los lazos con los países del denominado Sur Global. Eso sí, Putin también estará muy pendiente de lo que ocurra en las elecciones de Estados Unidos en noviembre. Si Donald Trump logra volver al Despacho Oval, la situación podría devolvérsele más favorable.

Una vez terminada la ceremonia, el gobierno se ha disuelto a la espera de la confirmación de los ministros y el primer ministro del nuevo mandato, pero se espera que la mayoría conserven su puesto. Este lunes Putin elogió el trabajo del ejecutivo, pese a tener que gobernar en una situación complicada por las sanciones occidentales, que describió como una "agresión económica" que, sin embargo, "no ha logrado nada".

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El presidente ruso sacó pecho en varias ocasiones de la evolución de la economía doméstica, que el año pasado creció un 3,6% pese a las sanciones. En febrero el FMI revisó al alza sus previsiones de crecimiento del PIB para Rusia hasta el 2,6% en 2024, 1,5 puntos más que lo pronosticado en octubre. Pero este crecimiento se debe, básicamente, a un sector. Con la guerra en Ucrania estancada, Putin ha implantado una economía de guerra en el país y ha puesto a la industria armamentística a toda máquina. La defensa y la seguridad acaparan un 40% del presupuesto, lo que deja en segundo plano ámbitos relevantes como la educación y la salud y fía la buena marcha de la economía a una sola cesta. Frenar el aumento de los precios y evitar que se desplome el rublo son algunos de los retos económicos a corto plazo para Putin.

Presencias y ausencias

A la ceremonia de inauguración de la nueva legislatura asistieron unas 2.600 personas. Entre ellos, estaban los dirigentes de las cuatro provincias ucranianas ilegalmente anexionadas por Moscú en septiembre de 2022: Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporíjia. También se han visto algunas personalidades del mundo de la cultura, como el actor estadounidense Steven Seagal.

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En cambio, no había ningún representante ni de Estados Unidos ni de la Unión Europea, pese a que el Kremlin había enviado la invitación a los embajadores. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha argumentado que asistir a la investidura de Putin habría sido una "contradicción", puesto que Bruselas considera que las elecciones rusas no fueron "ni libres ni justas". "Mi consejo fue de no ir", ha dicho. Sin embargo, la UE no ha logrado una postura unánime, y seis países miembros han enviado a representantes, según el servicio ucraniano de Radio Liberty: Francia, Hungría, Eslovaquia, Grecia, Malta y Chipre. Ayer Ucrania instó a sus aliados occidentales a no reconocer a Putin como el "presidente legítimo" de Rusia.

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Pocas semanas antes de la cita electoral, las autoridades rusas vetaron el único candidato independiente que quedaba en la carrera (irreal) hacia el Kremlin, Boris Nadejdin, que se posicionaba en contra de la guerra en Ucrania. La victoria de Putin fue criticada por la mayoría de observadores internacionales y rechazada como manipulada por la oposición y organizaciones de derechos civiles.

Y justo un mes antes de las elecciones murió en una prisión del Ártico su principal opositor, Alexéi Navalni. Este martes Yulia Naválnaia, su viuda, que ha tomado el relevo al frente del movimiento opositor en el exilio, ha instado a sus seguidores a seguir resistiendo. "Nuestro país está liderado por un mentiroso, un ladrón y un asesino, pero eso seguro que acabará. No se rinda, la verdad prevalecerá", ha dicho en un vídeo publicado en YouTube poco antes de la ceremonia del Kremlin.

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El presidente ruso, de 71 años, se declaró victorioso, con más de un 87% de los votos, en las elecciones celebradas en marzo, en las que no se permitió la participación de ningún candidato independiente. Si completa esta legislatura que hoy comienza, de seis años, Putin se convertirá en el líder ruso con más años en el poder desde la emperatriz Catalina la Grande, más que el propio Yosif Stalin, que mandó con mano de hierro a la Unión Soviética durante 30 años. Y gracias a la reforma de la Constitución que él mismo impulsó, Putin todavía podría volver a presentarse en el 2030, cuando tendría 77 años, y mandar hasta el 2036.

El exagente del KGB tomó el poder de Rusia el 31 de diciembre de 1999, tras la repentina dimisión de Boris Yeltsin, y desde entonces no la ha dejado. Esta es su quinta legislatura como presidente –la tercera consecutiva–, y además entre 2008 y 2012 ocupó la silla de primer ministro, con el presidente títere Dmitri Medvedev, porque la Constitución no le permitía más de dos mandatos seguidos. Pero en el 2012 una modificación de la ley electoral ya le permitió volver a presentarse a la presidencia y alargó de cuatro a seis años las legislaturas, cambios que se sellaron en la reforma constitucional del 2020.