Sánchez intenta ahora reconciliarse con EEUU en el mar Rojo
El presidente español abre la puerta a participar en una nueva misión que ayudaría a Israel en el marco de la OTAN
MadridEn una nueva curva diplomática, el presidente español, Pedro Sánchez, ha abierto la puerta este mediodía a participar en una nueva misión militar de la OTAN en el mar Rojo que tendría como objetivo frenar los ataques de los rebeldes houthis de Yemen contra los barcos comerciales que lo atraviesan. Los rebeldes, que tienen la ayuda de Irán, pretenden bloquear la llegada de ayuda militar a Israel, pero están afectando al tráfico marítimo internacional. "España no se opone a que se cree otra operación en el mar Rojo, pero creemos que debe ser específica porque el Atalanta [operación contra los piratas que operan en el Índico] no tiene las características apropiadas", ha dicho. "La situación es completamente diferente, el riesgo es diferente y el desafío es distinto; nada tiene que ver la una con la otra", ha concluido.
Éste es, sin embargo, el último episodio de un serial que va empezar el lunes 18 de diciembre cuando el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, anunció la creación de una coalición internacional de 10 países bautizada como "Guardián de la Prosperidad" para garantizar la navegación del mar Rojo y donde estaba incluida España. Al día siguiente el gobierno español, que se ha manifestado en términos muy duros contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por la matanza de civiles que está provocando la invasión de Gaza, anunció que no participaría "unilateralmente" en la misión y que ésta debería discutirse en el ámbito de la OTAN y la UE.
España bloquea la UE
El pasado día 22 la UE, a través de su alto representante Josep Borrell, propuso participar en el operativo a través de la misión Atalanta, pero Sánchez, en un gesto inédito, dio la orden de bloquearla. El motivo es que al presidente del gobierno no le hizo ninguna gracia verse involucrado en una misión militar que podía interpretarse como una ayuda indirecta a Israel y, además, sabía que esto le provocaría problemas internos con los socios de Sumar y otros aliados parlamentarios claramente posicionados junto a Palestina en ese conflicto. Sin embargo, los problemas le vinieron por otra parte porque al día siguiente, el día 23, se produce la llamada del presidente estadounidense, Joe Biden. Oficialmente, es una llamada de cortesía para felicitarle por haber revalidado el gobierno, pero los comunicados oficiales reflejan que también hablaron de la situación en Gaza. El efecto de la llamada fue inmediato y España anunció que no bloquearía la creación de una nueva misión específica en el mar Rojo, aunque el ministerio de Defensa dejaba vislumbrar que ellos no participarían. Pero en la comparecencia de este miércoles ahora ya no parece tan claro que no tengan que hacerlo y, de hecho, parece que Sánchez intenta reconciliarse con EEUU después de haber provocado este pequeño choque diplomático (suficiente, pero , para que Biden se decidiera a coger el teléfono).
Estos vaivenes son la prueba de los equilibrios que debe hacer Sánchez para contentar, por un lado, a sus socios internacionales, la OTAN y la UE; por otro, sus socios más antiatlantistas, Sumar, Podemos, BNG, etc., y, finalmente, una opinión pública española que, tradicionalmente, ha sido propalestina y reacia al seguidismo de EEUU que practicó, por encima de todos, José María Aznar.