LondresÚltimo esfuerzo diplomático del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y de sus aliados europeos antes de la cumbre de Alaska entre Donald Trump y Vladímir Putin. Poco antes de las diez de la mañana de este jueves, hora local, Zelenski se ha fundido en un abrazo con el primer ministro británico, Keir Starmer, en lo que es una nueva demostración de Londres del apoyo que le da y, de paso, en una imagen que intenta presionar al presidente de Estados Unidos para que no ceda ante el homólogo ruso.
Pero, ¿pueden confiar Zelenski y el resto de sus socios en Trump, y en lo que dijo ayer miércoles, durante la videoconferencia que mantuvieron los aliados, que no habría cesiones territoriales sin contar con Ucrania? Es la pregunta que los medios de comunicación han hecho a gritos esta mañana, desde la acera delante del 10 de Downing Street, mientras Starmer y Zelenski ponían para las cámaras. Pero ambos han hecho como si sintieran llover. Un silencio que proyecta una sombra de inquietud. Y un silencio que han mantenido también cuando, una hora después, Starmer, rompiendo el protocolo habitual, ha despedido a Zelenski acompañándole hasta el coche que le esperaba para abandonar la residencia del primer ministro británico.
Después, Downing Street prácticamente ha repetido en un comunicado las mismas palabras que Starmer dijo el miércoles. Es decir, que existe una posibilidad de "progreso" en la cumbre de Alaska "siempre que Putin adopte medidas para demostrar que se toma en serio la paz", una opción a la que muchos analistas no dan demasiadas esperanzas. Durante el encuentro, y de acuerdo con la interpretación de ambos líderes y la versión oficial ofrecida por la oficina del primer ministro, Starmer y Zelenski coincidieron "en que había habido un fuerte sentimiento de unidad [y] una fuerte determinación de conseguir una paz justa y duradera en Ucrania", a raíz de las conversaciones de este miércoles con Donal.
Los líderes europeos y Zelenski mantuvieron este miércoles una frenética jornada de diplomacia telefónica. Zelenski se reunió en Berlín con el canciller Friedrich Merz y participó en un maratón de encuentros en distintos formatos con los jefes de gobierno de Alemania, Finlandia, Francia, Reino Unido y Polonia, así como con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa. Una hora más tarde se reunió con Donald Trump, su vicepresidente, JD Vance, y Merz. El último encuentro fue con los países que forman la Coalición de Voluntarios, promovida por el primer ministro británico, Keir Starmer, y del que forma parte España.
El primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en el jardín de Downing Street, este jueves, tomando té.Ben Stansall / DPA via Europa Press
La visita de este jueves a Londres es uno más de los movimientos de una orquestada coreografía de contactos previos a la cita que mantendrán este viernes en Anchorage, la capital de Alaska, Putin y Trump.
Tras estas últimas conversaciones, Trump ha amenazado a Putin con "graves consecuencias" si no acepta un alto el fuego durante la cumbre, sobre la que el premier Starmer ha asegurado que existe una "oportunidad viable", una visión que muchos analistas consideran demasiado optimista, entre otras razones porque Putin no ha mostrado en ningún momento signos de un cambio de rumbo en cuanto a su idea de lo que debe ser Ucrania: un satélite del Kremlin. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos también ha manifestado que podría solicitar una segunda reunión con los líderes ucraniano y ruso para negociar las condiciones de la paz.
Por su parte, Starmer, el gran impulsor junto al presidente francés, Emmanuel Macron, de la Coalición de Voluntarios, afirmó el miércoles que el grupo está preparado para implementar sus planes militares para ofrecer seguridad en Ucrania tan pronto como se consiga un acuerdo de paz. E insistió en que se habían hecho "progresos reales" en las garantías para Ucrania. Pero en la práctica todo dependerá de lo que ocurra en Alaska, y en última instancia de la voluntad de Putin.
En este sentido, el Kremlin ha confirmado, también este jueves por la mañana, que el programa de la cumbre ya está cerrado. Trump y el presidente ruso mantendrán una reunión ampliada con las delegaciones y un desayuno de trabajo en el que se abordarán "cuestiones delicadas" gracias a los "esfuerzos sinceros" de Trump para establecer el encuentro, según palabras textuales del presidente Putin, durante una reunión con funcionarios rusos. También está previsto un frente a frente entre ambos líderes, con la sola presencia de los traductores. El encuentro se cerrará con una conferencia de prensa conjunta, en la que ambos presidentes comparecerán juntos. Con el lenguaje habitual, el Kremlin afirmó que el eje central de las conversaciones será la "regulación de la crisis de Ucrania". Después de tres años y medio de guerra, Moscú sigue sin nombrar las cosas por su nombre.
Pero en lo que se puede interpretar como un intento de rebajar expectativas por parte de Moscú, la agencia de noticias rusa TASS ha informado de que en el referido encuentro con funcionarios, Putin ha afirmado que la cumbre servirá para establecer "en qué fase nos encontramos con la actual administración americana". En el mejor de los casos, concluyó, se podrían "crear condiciones a largo plazo para la paz entre nuestros países, en Europa y en el mundo en general". El alto el fuego que tanto desea Kiiv, pero no a cualquier precio, parece todavía muy lejano.
Mientras no llega la paz, o un simulacro de paz, este jueves tanto Moscú como Kiiv han confirmado un nuevo intercambio de prisioneros. Ucrania ha recibido a 84 personas -33 militares y 51 civiles-, según ha anunciado el presidente Zelenski. Entre los liberados se encuentran detenidos por los rusos desde 2014, 2016 y 2017, así como defensores de Mariúpolo, muchos de los cuales necesitan atención médica y rehabilitación. Uno de los prisioneros ha pasado más de 11 años en cautividad. Por su parte, el Ministerio de Defensa de Putin confirmó también la liberación de 84 soldados rusos.
El exjefe del MI6 critica la estrategia de EEUU
El exjefe del servicio secreto de inteligencia exterior británico (MI6), Sir Alex Younger, ha advertido de que las conversaciones previstas en Alaska entre Estados Unidos y Rusia "probablemente serán imprevisibles", y ha expresado serias dudas sobre la estrategia de Washington. En declaraciones hechas este jueves a la BBC, Younger ha afirmado que el encuentro está "totalmente abierto" y que dependerá "del carácter caprichoso, y en algunos casos forzado, de los [dos] actores clave". Según el exjefe del MI6, el enviado de Donald Trump, Steve Witkoff, "no está a la altura de las circunstancias". "Sabe hablar, pero no escucha. No toma notas, no trajo intérprete. El acuerdo "listo para firmar" que presenta, y que supuestamente sólo requiere la ratificación de Rusia, es una fantasía total", aseveró.
Younger considera que el presidente ruso, Vladimir Putin, "no muestra ninguna señal" de estar dispuesto a cambiar de rumbo en su objetivo de "subyugación total" de Ucrania. Por eso avisó de que es difícil ser optimista, pese a "desear desesperadamente una solución diplomática". Insistió en que las negociaciones deberían cumplir dos condiciones: que Ucrania participe directamente y que se intensifique la presión sobre Putin. "Funciona, y debemos mantenerlo", recalcó.
Experto en antiterrorismo, Younger ha señalado que no se puede juzgar a Putin con estándares occidentales: "Está obsesionado con esto [Ucrania] por encima de cualquier otra cosa". En su opinión, "el enfoque de EEUU ha sido demasiado racional y estructuralmente defectuoso". Pese a reconocer que "Trump es lo único que puede resolverlo", ha advertido de que el presidente "sobreestima demasiado" el efecto de un posible reset bilateral con Rusia: "Rusia no confía en Estados Unidos, Putin lleva [Trump] a su terreno y no espera nada real de él".
La clave de la cumbre, considera el exjefe del MI6, no es la disputa territorial, sino la soberanía de Ucrania: "Putin ha decidido que Ucrania no puede existir como estado". También remarcó que se está "subestimando el efecto de la coerción", como las sanciones secundarias y el suministro de armas, que "están funcionando". "Las piezas para encontrar una salida están ahí", ha concluido Younger, "pero la estrategia estadounidense es equivocada, profundamente conflictiva y necesita urgentemente una voz ucraniana".