La UE da prácticamente por parados los vuelos de migrantes hacia Bielorrusia

Los Veintisiete amplían el mecanismo de sanciones para poder actuar contra aerolíneas y agencias de viajes

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Josep Borrell en Bruselas.

Bruselas"Está casi hecho". Con este optimismo y tranquilidad llegaba este lunes el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, a la reunión con los ministros de Exteriores de la Unión Europea, en la que el pulso con Bielorrusia es el principal tema de la agenda. Borrell se refiere a las rutas aéreas que transportan a personas migrantes desde varios puntos, principalmente Irak y Turquía, a Minsk (Bielorrusia) para que después sean trasladadas hasta las fronteras del país con la Unión Europea. El exministro español ha dado por "controlada" la situación en este flanco, después de días de contactos entre la UE y los países de origen y de tránsito para parar estos vuelos. Justamente para contrarrestar estas actuaciones del régimen de Aleksandr Lukashenko, los veintisiete ministros de Exteriores han acordado ampliar el marco legal de sanciones para poder tomar represalias contra entidades e individuos responsables de estas rutas, como por ejemplo aerolíneas o agencias de viajes.

"Esta decisión refleja la determinación de la Unión Europea de parar la instrumentalización de migrantes con propósitos políticos", ha dicho Borrell. A pesar de que las sanciones están sobre la mesa, esta ampliación del marco sancionador no implica que se hayan aplicado nuevas represalias. La lista de entidades afectadas se tendrá que discutir y hará falta un largo proceso de aprobación dentro del engranaje comunitario porque requiere consenso. Por ejemplo, la UE hace semanas que amenaza con activar la quinta ronda de sanciones contra el régimen de Lukashenko, pero todavía no se ha puesto de acuerdo con la lista de represaliados.

"Todo el mundo está muy centrado en las sanciones, pero tenemos que ir más allá. Tenemos que conseguir que el aeropuerto de Minsk se convierta en una zona de exclusión aérea, tenemos que conseguir que ningún avión que potencialmente lleve a migrantes pueda aterrizar en Minsk o en ningún otro aeropuerto bielorruso", ha dicho con contundencia Gabrielus Landsbergis, el ministro de Exteriores de Lituania, uno de los países que también está viendo llegar a centenares de personas migrantes a sus fronteras.

Desde la semana pasada, Bruselas está trabajando intensamente para parar estos vuelos. El vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinás, ha viajado a Dubai, a Beirut y este lunes está en Bagdad con este objetivo. A finales de la semana pasada, Turquía confirmó que prohibía vender billetes con destino a Minsk y también Irak reafirmaba el mismo compromiso. Bruselas asegura que tiene bajo el radar a hasta una treintena de países, pero estas dos son las principales rutas y por eso Borrell se atreve a afirmar que "está bajo control".

Primer vuelo de repatriación

Una vez se dé por resuelto este capítulo, el jefe de la diplomacia europea ha asegurado que toca centrarse en la ayuda humanitaria, por lo cual ha hablado con el ministro de Exteriores de Bielorrusia. Le quiere exigir que permita entrar en las organizaciones que pueden dar asistencia a las miles de personas que están en las fronteras en una situación precaria. Además, el ministro de Exteriores lituano ha asegurado que una vez cerradas todas las vías de llegada, tocará trasladar a las personas a sus países de origen, por lo cual su gobierno está "dispuesto a colaborar con asistencia técnica o recursos". De hecho, Irak ya ha anunciado el primer vuelo de repatriación para este jueves, tal y como ha confirmado la Comisión Europea, que ha celebrado la anuncio y ha dado la bienvenida también al compromiso de la aerolínea de Siria de no volar a Minsk.

Más allá de la política del régimen de Lukashenko, que está dejando a miles de personas a la intemperie y malviviendo en las fronteras con Europa, Polonia ha blindado la zona y no acepta la presencia de medios ni de la agencia europea Frontex, pero Bruselas, de momento, ignora las denuncias de organizaciones que aseguran que la policía y el ejército polaco está disparando gases lacrimógenos contra las personas refugiadas.

La Unión Europea cierra filas con Polonia y se centra en el pulso que mantiene con Lukashenko, a quien acusan de "gánster" y de llevar a cabo un "ataque híbrido" a través de la instrumentalización de migrantes. Desde octubre de 2020, la UE ha ampliado progresivamente sus medidas restrictivas contra Bielorrusia, como respuesta a la "naturaleza fraudulenta" de las elecciones presidenciales de agosto de 2020 y la represión violenta de la oposición. Hasta ahora, ha sancionado a 166 personas y 15 entidades, una lista que incluye al mismo presidente Aleksandr Lukashenko y a su hijo y asesor de seguridad nacional, Víktor Lukashenko, así como a otras figuras clave del liderazgo político y del gobierno, miembros de alto nivel del sistema judicial y varios actores económicos destacados. Las medidas contra las personas designadas incluyen la prohibición de viajar a la UE y la congelación de activos. Además, en junio se prohibió a cualquier aerolínea bielorrusa sobrevolar el espacio aéreo europeo y se les impusieron sanciones económicas específicas. Ahora, con el nuevo marco sancionador, se busca poder actuar también contra los responsables de la "instrumentalización de migrantes".

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