Bielorrusia reaviva el debate sobre la fortaleza Europa

Charles Michel asegura que apoya a Polonia y Lituania para financiar muros en las fronteras con dinero europeo

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El presidente del Consejo  Europeo, Charles Michel, con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, en Varsovia.

BruselasEn la crisis en las fronteras de Bielorrusia con la Unión Europea hay un discurso que está saliendo reforzado: el de la fortaleza Europa. Hace meses que países como Grecia, Hungría, Austria, Dinamarca o Polonia (entre otros) presionan para conseguir que el presupuesto europeo financie nuevos muros en las fronteras externas de la Unión. Y, mientras hasta ahora se habían topado con la puerta de Bruselas absolutamente cerrada, las técnicas del régimen "gánster" de Lukashenko, sumadas a las de un país como Polonia, que busca desviar la atención de su propio conflicto abierto con la UE, han conseguido que el asunto se ponga sobre la mesa del resto de socios. "En el Consejo Europeo hablaremos de las infraestructuras físicas para proteger la UE y de su financiación", ha dicho desde Varsovia el presidente del Consejo, Charles Michel, que ha escenificado el apoyo y la "solidaridad" de toda la Unión con Polonia.

Apoyando a quien las últimas semanas se había convertido en "la oveja negra" de la Unión Europea, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, Michel ha secundado todo su discurso. Polonia pidió fondos europeos para levantar un muro fortificado en la frontera con Bielorrusia y ahora, contrariamente a lo que dice la Comisión, Michel le da pleno apoyo; incluso ha pedido la opinión de los servicios jurídicos de la institución que preside y ha asegurado que avalarían un gasto como este. "Estamos ante un ataque híbrido y brutal, tenemos que ser decisivos", ha dicho el político belga, que ejerce de árbitro de juego entre los Veintisiete.

No es que hasta ahora Bruselas no haya destinado ni un euro comunitario a las fronteras exteriores de la UE, sino todo lo contrario. La misma Comisión ha reconocido este miércoles que entre 2014 y 2020 se destinaron 1.600 millones de euros del presupuesto comunitario a la gestión fronteriza. De este dinero, 400 millones fueron para servicios tecnológicos, 330 millones para equipamiento de Frontex y el resto para cuestiones diversas relacionadas con la "infraestructura", como por ejemplo los sistemas de protección, control y supervisión, drones o aviones..., ha especificado el portavoz comunitario, Adalbert Jahnz. De hecho, desde la llamada "crisis migratoria" de 2015, se han multiplicado las vallas y alambradas puntiagudas que siguen las fronteras comunitarias. Hay en casi la mitad de países europeos, entre los cuales se encuentran España, Grecia, Hungría, Austria, Eslovenia, Polonia, Letonia, Estonia, Lituania y Bulgaria, hasta superar los 1.000 km.

Pero Bruselas, hasta ahora, ha rechazado levantar vallas y muros con el sello comunitario y prefiere financiar a agencias como Frontex, o tecnología de vigilancia, que considera más efectivo y, sobre todo, políticamente menos polémico y costoso. Pero la presión no para de crecer y ahora llega a petición del mismo Michel, que recoge en realidad una demanda de casi una docena de países que en octubre mandaron una carta a la Comisión en la que solicitaban directamente que paguen las vallas: "Una barrera física sirve a los intereses de toda la UE, no solo a los estados de llegada [...]. Tendría que ser adecuadamente financiada con el presupuesto europeo como una cuestión prioritaria", decía la misiva liderada por Lituania que quería que la UE cubriera el 75% de los 152 millones de euros que está destinando a la construcción de una valla de tres metros de altura durante 500 km en su frontera con Bielorrusia. También Polonia ha puesto en marcha la construcción de su propio muro de 130 km. De aquí que el presidente de Lituania haya piado satisfecho de la rueda de prensa de Michel y Morawiecki.

Más sanciones contra Lukashenko

El discurso de la UE ante este conflicto es casi bélico. Ya lo fue en el último episodio similar, cuando el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, abrió las fronteras a miles de personas refugiadas provenientes de Siria en Grecia y Von der Leyen agradeció al gobierno griego que actuara "de escudo" de Europa. Ahora se habla "de ataque híbrido" y "de instrumentalización" de los migrantes, en un lenguaje con el que países como Polonia, Austria o Hungría se sienten cómodos. De hecho, Morawiecki ha aprovechado la visita de Michel para reivindicar Polonia como un estado que defiende los "valores democráticos" y "respeta la ley" en un momento en el que el país ha desafiado directamente los fundamentos europeos. Cuando le han preguntado sobre los impedimentos que su gobierno está poniendo a los periodistas para acceder a la zona, el primer ministro polaco ha salido por la tangente: ha asegurado que los periodistas se ponen en riesgo, que algunos están "bajo influencia bielorrusa" y que su presencia "intensifica la provocación". Michel no ha dicho nada.

De momento, lo que ha pedido Morawiecki es que se endurezcan las sanciones contra el régimen de Lukashenko, cosa que la UE ya se prepara para hacer en un consejo de ministros de Asuntos exteriores del próximo lunes.

Von der Leyen ha confirmado este miércoles que Bruselas impondrá nuevas sanciones contra Bielorrusia "muy rápido, a principios de la semana que viene". Lo ha dicho después de reunirse con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en la Casa Blanca, y ha asegurado que los EE.UU. también impondrá sanciones "a principios de diciembre". La presidenta de la Comisión Europea ha añadido que ha acordado con Biden "coordinar sus contactos" con los países de origen de los inmigrantes –mayoritariamente curdos procedentes de Siria e Irak– para pedirles que "cuiden de sus ciudadanos, para que no caigan en la trampa del régimen (del presidente bielorruso)". Además, ha asegurado que han acordado "examinar la posibilidad de sancionar a aquellas aerolíneas que facilitan el tráfico de personas hacia Minsk y después hacia la frontera de Bielorrusia con la UE".

Por su parte, el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha afirmado que se ampliará la cooperación con los países de origen y de tránsito para frenar la crisis humanitaria. En un debate en el pleno de la Eurocámara, ha explicado que hasta ahora el servicio europeo de acción exterior ha estado en contacto con 13 países para pedirles cooperación, en particular con las autoridades iraquíes, que tomaron medidas para suspender vuelos directos entre este país y Minsk. Pero, según Borrell, ahora estos contactos "tienen que ser más extensos", puesto que no se trata de uno viaje punto a punto con solo uno o dos actores, sino "toda una red de destinos con países de tránsito, que implica a muchas aerolíneas y a mucha gente".

Morawiecki también ha exigido una cumbre virtual extraordinaria para abordarlo, pero desde el Consejo aseguran que se decidirá la semana que viene. Polonia también se plantea blindar absolutamente la frontera, con las consecuencias económicas y comerciales que esto comportaría.

Todo ello, después de que este martes por la noche la tensión haya vuelto a escalar en la zona, con centenares de personas migrantes intentando llegar a Polonia después de romper las vallas. Polonia ha desplegado hasta 15.000 soldados, ha detenido a decenas de personas y a ha retenido hasta una cincuentena. Y de fondo, de nuevo la influencia de Rusia. La canciller alemana, Angela Merkel, ha llamado al presidente Vladímir Putin para abordar la cuestión y la misma Von der Leyen ha reconocido en una entrevista que Rusia puede influir en Lukashenko para que disminuya el conflicto. De hecho, según la agencia de noticias RÍA, el Kremlin ha enviado este miércoles a dos bombarderos a sobrevolar la frontera bielorrusa con Polonia. También ha advertido de que el hecho de que Varsovia haya cerrado la frontera solo puede complicar la crisis migratoria y convertirla en "una catástrofe humanitaria".

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