La UE contiene el choque con Polonia

Merkel rebaja la tensión con Varsovia a pesar del apoyo de Orbán al desafío del Constitucional polaco

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Foto de familia de la cumbre de la UE,  probablemente la última de la cancillera alemana Angela Merkel

BruselasEn la que muy probablemente sea la última cumbre europea de la canciller alemana Angela Merkel, su posicionamiento ha sido clave para enfriar un choque con Polonia después de la explosiva sentencia del Tribunal Constitucional del país. "Tenemos que encontrar vías y posibilidades de volver a acercarnos, porque una cascada de litigios ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) no es una solución al problema", ha dicho la mandataria germánica en lo que supone su 107º Consejo Europeo. La posición de Merkel viene secundada por la de Francia y también España, que quisieron escenificar la voluntad de diálogo con reuniones bilaterales con el primer ministro del país, Mateusz Morawiecki, antes de sentarse todos alrededor de la mesa de un consejo en el que encontraría interlocutores mucho más hostiles.

Después de una desafiante intervención en el pleno de la Eurocámara de Estrasburgo, el primer ministro polaco también se ha encargado de usar varias veces la palabra diálogo, a reiterar que está dispuesto a "hablar" y a piar desde las cuentas oficiales de la representación del gobierno de la UE todas las fotografías de las diversas reuniones mantenidas con Merkel, Macron y Sánchez. Pero esto no quiere decir que se haya bajado del burro. En línea con el discurso de la Eurocámara, Morawiecki ha repetido que "no actuará bajo chantaje" y que rechaza "el alcance cada vez más grande de las competencias europeas" porque cree que las instituciones "se confieren a sí mismas poderes que los tratados no les otorgan".

Y Morawiecki ha encontrado rápidamente el apoyo del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha mantenido un tono casi chulo: "Polonia es el mejor país de Europa", ha espetado el líder ultraconservador, que considera "ridículo" hablar de sanciones financieras a Polonia, contra quienes cree que hay una "caza de brujas". Orbán ha asumido como buena la sentencia del TC polaco: "La primacía del derecho europeo no está en ningún caso en los tratados. La UE tiene primacía donde tiene competencias, la discusión está en las competencias".

Este es el complejo debate de fondo que radica en el desafío llegado desde Varsovia. ¿Qué se tiene que hacer ante un socio que cuestiona los fundamentos de la UE? ¿Hasta qué extremo se tiene que llegar? Merkel, Francia y España hacen piña tras la Comisión Europea, que, a pesar de numerosos avisos después de la explosiva sentencia polaca, todavía no ha movido ficha. Una inacción que le ha costado una denuncia del Parlamento Europeo. La Eurocámara reclama que se active ya el mecanismo de condicionalidad que permite congelar los fondos europeos ante vulneraciones del estado de derecho y de los principios democráticos. La pinza que hacen Hungría y Polonia desde hace años para evitar represalias más importantes, a pesar de su deriva autoritaria, también ha servido para que todavía no pueda activarse este mecanismo. Varsovia y Budapest recorrieron el instrumento ante el TJUE y consiguieron que el resto de gobiernos se comprometieran a no activarlo hasta que respondiera el TJUE.

Pero no todos están de acuerdo con esta vía blanda. "Hemos de ser duros", decía el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, voz potente del bloque del Benelux, que exige más contundencia aunque no haya respuesta desde el tribunal de Luxemburgo. "Tenemos un rol que jugar, no es solo la Comisión. Tenemos que continuar aplicando el artículo 7, pero mientras tanto se tienen que tomar las medidas necesarias", ha avisado el neerlandés. A su lado estaba su homólogo belga, Alexander de Croo, que ha recalcado que se tiene que ser "claro" con Polonia porque "ha atravesado una línea roja que el funcionamiento europeo no puede aceptar".

En realidad, Bruselas no tiene por qué esperar a la resolución de la sentencia para emprender medidas, pero una de las claves de todo es Merkel, que tiene una fuerte influencia tanto dentro del Consejo Europeo como en la Comisión de Ursula von der Leyen. Que esta sea la última cumbre de la canciller y que un ayer excepcionalmente silencioso presidente francés, Emmanuel Macron, esté en plena precampaña tienen mucho que ver con el tono "sereno" y más a favor del "diálogo" que ayer adoptó la discusión con Polonia, según fuentes comunitarias. La conversación ha sido breve y no ha monopolizado la cumbre, tal como quería evitar Michel y también Sánchez. El sustituto de Merkel, previsiblemente un gobierno socialista apuntalado por unas formaciones mucho más contundentes ante la deriva autoritaria de Polonia, será clave a la hora de determinar el tono que tomará la próxima cumbre si Polonia no ha aflojado y toca pulsar el botón para congelarle los fondos europeos.

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